Tras el cierre y vallado de las fincas que se utilizaban como aparcamientos de manera incontrolada, así como del acceso a pie por la finca de s’Era des Mataret —conocida como el «mirador de Es Vedrà», en la zona de Cala d’Hort, por ser uno de los lugares preferidos por los turistas para contemplar los islotes—, los vecinos afectados por los problemas de años anteriores alertan de que han aparecido varios “agujeros” en la valla por los que la gente se cuela caminando, y también han observado cómo algunos vendedores aprovechan la situación. Aunque ya no pueden acceder en coche por los caminos cerrados y aparcamientos bloqueados con grandes piedras, llegan en motos pequeñas cargadas con neveras de playa con bebidas para vender.
A pesar de todo, los propietarios afectados están notando una afluencia mucho menor que otros años y la carretera mucho menos transitada. También han desaparecido, al menos por el momento, los grandes eventos o fiestas multitudinarias. «Las medidas que se han tomado están funcionado pero estamos todavía en mayo y sabemos que esto puede ser un desastre en los meses centrales de la temporada», alertan.
«Es cierto que han deteriorado en varios puntos la valla de cierre de acceso peatonal para pasar, pero no la han derribado del todo, como ha ocurrido en otras ocasiones. Hay varios agujeros en varios puntos y entra gente pero, comparado con lo que nos hemos encontrado en el pasado, está mejor», valoran los vecinos propietarios de fincas afectadas.

Se han encontrado con gente que llega en moto, colándose por los «agujeros» y vendiendo bebidas. «Les hemos escuchado decir: esta es la valla que tenemos que pasar para llegar», afirman, normalizando así saltarse la barrera a pesar de las prohibiciones.

Los turistas y visitantes han buscado otras zonas para aparcar, como la carretera que va desde donde antes estaban instalados los contenedores hacia Cala Vedella y por la zona del cruce de Cala Llentrisca «pero indudablemente, la cantidad de coches que aparcan es menor comparado con temporadas anteriores». Pero advierten: «todavía no estamos en plena temporada de manera que no sabemos qué pasará».
El aparcamiento de la playa está cerrado (aunque pendiente de reapertura como aparcamiento de pago) y también está cerrado el que estaba ubicado en el comienzo de la bajada hacia la cala, una finca que no abrirá de nuevo a los coches porque la familia propietaria no está interesada. «Estos dos aparcamientos en temporadas anteriores estaban llenos, más todos los coches que estacionaban en la carretera. Ahora, sin todas esas plazas disponibles, la situación es mejor y se nota una gran diferencia», admiten.
Valoran el hecho de que el Ayuntamiento de Sant Josep ha señalizado de manera mucho más clara las barreras de acceso de los caminos vecinales en las dos entradas, la de arriba y abajo, de manera que se advierte de que acudirá la grúa si se bloquea el paso y que, además, por esta zona tienen que pasar servicios de emergencias.
Una medida drástica pero necesaria
La creciente masificación turística en la zona de Es Vedrà, en terrenos privados y protegidos medioambientalmente en Cap Blanc y Es Savinar (Cala d’Hort, Sant Josep), llevó a los propietarios a tomar medidas drásticas el pasado mes de febrero. Cerraron los aparcamientos con grandes rocas y prohibieron el acceso peatonal al mirador principal y a la Torre des Savinar, tal y como avanzó Noudiari.
No se oponen a que la gente pasee y llegue hasta donde se ven mejor las vistas pero sí a al «circo» en el que se había convertido este atractivo turístico: masificado, con fiestas organizadas por djs, barras de venta de bebidas, equipos de sonido de gran potencia, venta de ropa y bisutería y celebración de ceremonias, como bodas, incluso dentro de la Torre des Savinar, un Bien de Interés Cultural (BIC) protegido.

Así, durante años, el lugar ha soportado un aluvión de visitantes, fiestas improvisadas, ventas ilegales, rodajes, basura y excrementos de miles y miles de turistas que no quieren irse de Ibiza sin su vídeo o fotografía con Es Vedrà de fondo. La zona, además, ha sido ampliamente promocionada como atractivo turístico tanto por instituciones públicas y también por influencers, pero todo ello sin contar con servicios básicos, accesos regulados o aparcamientos legalizados.
Los propietarios, que cedían el uso de sus terrenos como aparcamiento para evitar males mayores, llegaron al límite tras denunciar abandono institucional. Varios intentaron legalizar los aparcamientos sin éxito (ahora hay al menos uno en trámite de legalización) y optaron por cerrar totalmente el acceso.
También se cerró con una valla el acceso peatonal a la explanada donde se congregaban multitudes para ver la puesta de sol, convertida en foco de actividades comerciales ilegales.
Vecinos y propietarios plantean alternativas como habilitar un sendero y un mirador turístico regulado más cercano a la playa, donde ya existen servicios.
Tal y como publicaba Diario de Ibiza recientemente, el Consell de Ibiza proyecta informar a favor de la declaración de interés general de la puesta en marcha de un aparcamiento de pago junto a la playa Cala d’Hort, que es uno de los que está cerrado este año.