Excursiones de pago, donativos en ‘dinero b’, seguidores, ‘likes’… El cierre al público del llamado Mirador de Es Vedrà (s’Era des Mataret) en Sant Josep no solo representa una decisión inédita y una noticia que ha causado impacto en todo el mundo, sino también el final de una etapa: la del negocio ilegal y descontrolado que floreció en torno a una de las vistas más icónicas de Ibiza.
Buena parte de la masificación que sufría la zona no venía de los excursionistas que subían con su botella de agua y su bocadillo, sino de un modelo de negocio lucrativo que explotaba la marca Ibiza hasta el extremo, incluso a costa del entorno. Excursiones ilegales, actividades promocionadas sin permisos, bodas y picnics pagados con donativos, vídeos virales para captar seguidores y ‘me gusta’… El resultado: basura, ruidos, tráfico, y un grave deterioro medioambiental en una zona protegida.
Muchas webs que incluían “Es Vedrà” en su nombre y/o ofertaban experiencias han desaparecido ante las prohibiciones. Algunas lo han hecho de manera inmediata al conocer la nueva situación del lugar y otras han tenido que ser advertidas por parte de la propiedad.

Sin embargo, algunos creadores de contenido imposibles de localizar y páginas en redes sociales siguen promocionando la excursión, ignorando la clausura, publicada incluso en Google Maps.
En uno de los casos más alarmantes, se colgó un vídeo animando a traspasar la valla perimetral que colocó la propiedad recientemente (bajo estas líneas), un vídeo que fue retirado tras la presión vecinal sobre los creadores. En él, el ‘guía’ se colaba directamente por un agujero en la valla diciendo que: así ya sabes que estás en el lugar correcto.
Esa valla ha sido vandalizada en varios puntos por donde se cuela la gente y las motos, pero, por el momento y a la espera de lo que ocurra en plena temporada alta, la afluencia se ha reducido drásticamente.
Influencers e impacto digital
La explotación del entorno no viene solo de empresas o actividades presenciales. Existe una parte incontrolable del fenómeno: los influencers y creadores de contenido que, en busca de likes y seguidores, convierten espacios sensibles en «must see» virales. Con cada publicación desde el mirador, pero también desde otros parajes como Sa Figuera Borda o desde el Ullal de na Coloms (mal llamada “Cueva de la luz”), se activa el efecto llamada: miles de personas acuden en masa a replicar la imagen.
Estos contenidos no solo viralizan la ubicación, sino que monetizan Ibiza sin retribuir ni respetar el entorno. La isla se convierte así en un decorado de consumo exprés para estancias cada vez más cortas (la media está ya en solo tres o cuatro días para verlo todo), que abarrotan los mismos lugares una y otra vez.
Donativos y negocio turístico encubierto
A esto se suma el creciente fenómeno de las “actividades por donativo”. Caminatas y excursiones organizadas que se publicitan en redes, muchas veces en inglés y dirigidas a turistas extranjeros, a cambio de pagos en metálico no declarados. No son iniciativas esporádicas, sino negocios sistemáticos y sin ningún tipo de regulación.

Uno de los focos de estas actividades por donativos son los rituales pseudorreligiosos y ofrendas descontroladas en lugares como el santuario de Es Culleram que degradan su valor arqueológico. En algunos casos, incluso se ha forzado la reja de entrada y encendido fuego en su interior.

Tal como señala una vecina indignada: “No entiendo cómo permiten esto las autoridades, porque aunque quizás no sean actividades muy destructivas (o sí), hacen una tergiversación total de la historia y del patrimonio”.
¿Qué páginas actúan responsablemente?
Algunas plataformas siguen promocionando el acceso como si no hubiese restricciones, a pesar de haber sido advertidas, como es el caso de Planeta Ibiza. Por el contrario, otras como Visita Ibiza ofrecen información actualizada, responsable y precisa sobre el cierre:
“El mirador de Es Vedrà y la Torre des Savinar están actualmente cerrados al público, tanto para vehículos como para peatones. Esta medida fue tomada por los propietarios de los terrenos, debido a la masificación turística, actividades no autorizadas y el deterioro ambiental.”
Recuerda también que están prohibidas actividades como bodas, conciertos, rodajes, ventas ambulantes o picnics y dan alternativas para conocer el paraje desde otros puntos que no causan daño como las vistas desde Cala d’Hort, las excursiones en barco u otros caminos cercanos a Cala Tarida, por ejemplo, desde donde se puede ver desde puntos elevados sin causar tanto impacto.
Turismo responsable: una llamada urgente
El cierre del mirador es un recordatorio contundente de que no todo puede ser contenido, negocio o viralidad. Cada vez más voces, incluso institucionales, reclaman que Ibiza necesita, más que nunca, un turismo responsable. Lugares como Es Vedrà, Sa Pedrera o Es Culleram no pueden soportar la presión de miles de visitantes diarios sin consecuencias. Un movimiento que encuetra sus réplicas en Mallorca y Menorca y también en Canarias.

