Espacio Micus celebra el centenario del nacimiento del pintor Eduard Micus con una exposición especial que se inaugura el 12 de julio, entre las 19:00 y las 22:00 h, en la sede de la galería en Jesús. La muestra, comisariada por su hija y actual directora del espacio, ofrece una retrospectiva del artista alemán, acompañada por una selección de obras realizadas por miembros de su familia que hoy también ejercen disciplinas creativas como la pintura, la música, la joyería o la cerámica.
Eduard Micus nació en 1925 en Höxter (Weser), Alemania, en pleno periodo de entreguerras. Su vocación artística se despertó en la infancia, durante una larga convalecencia por un accidente. Entre 1948 y 1952 estudió en la Academia de Stuttgart bajo la tutela del pintor y pedagogo Willi Baumeister, a quien consideraba fundamental en su formación. Fue tras dejar la Academia cuando empezó a consolidar su estilo, especialmente con sus primeros cuadros estructurados por una línea divisoria, elemento clave en su lenguaje visual.
Una década más tarde, en 1962, surgirían los primeros “Coudrages”, lienzos cosidos cuya técnica bautizó su esposa Ingrid al combinar las palabras francesas “coudre” (coser) y “collage”. Esta fórmula única reflejaba tanto la dimensión formal como la poética del trabajo de Micus.
En 1972, tras haber visitado la isla años antes por invitación de Erwin Bechtold, Micus decidió instalarse definitivamente en Ibiza, donde encontró un espacio de libertad creativa y comunión con el entorno. En sus propias palabras: “Amo la vieja Ibiza… Construyeron como vivían y sentían: los sentidos produjeron la forma y a la inversa. Era una unidad”.
Micus integró esa filosofía en su vida y obra, participando activamente en la escena cultural local con exposiciones en espacios como el MACE, la galería de Carl Van de Voort o la Sala Sa Nostra, y colaboraciones como la publicación conjunta con el poeta Julio Herranz.
Desde 1989, fundó su propio espacio expositivo en Jesús, el actual Espacio Micus, que desde el año 2000 también acoge a creadores locales e internacionales. A través de esta galería y del legado que continúa su familia, su influencia sigue viva en la isla.
Renunció a las dinámicas del arte institucional y urbano para entregarse a una vida más íntima y consciente en Ibiza. Como escribió:“¿A qué he renunciado? He renunciado a lo que conozco, a la virulencia, a la creencia de que si tienes algo eres alguien… para encontrar mi lugar en el mundo”.
En este 2025, cien años después de su nacimiento, Eduard Micus sigue siendo una referencia de sensibilidad artística, compromiso vital y conexión con la isla de Ibiza, que fue su refugio y fuente de inspiración durante más de tres décadas.
Por Nuria del Río Pinto