El presidente de la Asociación de Comercio Minorista de la Pimeef, Javier Marí Noguera, ha hecho balance de la temporada turística y comercial en Ibiza a consultas de Noudiari, mostrando una cierta “preocupación generalizada” por la evolución de las ventas este verano. A pesar del alto volumen de visitantes, el comercio local experimenta una bajada respecto a años anteriores, especialmente desde el mes de julio.
“Las expectativas eran altas, como cada temporada, pero la realidad es que las ventas se han estancado o incluso han bajado respecto al año pasado”, afirma Marí. Aunque en abril y mayo se vivieron buenos registros que hacían prever un verano positivo, “el mes de julio y, de momento, agosto, no están cumpliendo esas previsiones”.
Uno de los principales problemas, según explica, es la escasa entrada de clientes a los establecimientos. “Se ve mucho tránsito de gente por las calles, pero menos afluencia en el interior de los comercios”, advierte. Entre las posibles causas, apunta a una anticipación de las compras en primavera, al aumento del comercio online y al perfil del turista que está llegando en plena temporada alta.
“Estamos viendo un tipo de turismo mucho más joven, que viene unos pocos días a disfrutar del ocio y no tanto a consumir en el comercio local”, indica. “Este tipo de turista llega con el presupuesto cerrado para su experiencia en la isla y apenas compra lo imprescindible”.
Esta situación no es nueva, según el presidente del pequeño comercio, quien asegura que ya se viene observando en campañas anteriores y que ahora “se está consolidando”. Además, advierte de que incluso sectores que parecían ir viento en popa, como la restauración después de la pandemia [hay que recordar que las cifras del sector en 2021 fueron históricas], también están empezando a notar el bajón. “Me comentan desde ese sector que también están teniendo una temporada por debajo de lo esperado, cuando hasta hace poco era imposible conseguir mesa”.
Cambios de hábitos y escaso presupuesto
A los problemas derivados del modelo turístico se suma la pérdida de poder adquisitivo de los residentes. “El presupuesto familiar se ha visto muy mermado. Los alquileres, el carro de la compra… todo ha subido, y aunque se cobra un poco más, la sensación es que estamos igual o peor”, explica Marí. “Esto afecta directamente al consumo en el comercio local, especialmente en productos no esenciales”.
La Asociación tiene previsto trasladar su análisis a las administraciones una vez concluya la temporada. “Debemos analizar los datos con rigor, hacer un informe completo y ver las causas reales de esta bajada, no solo en nuestro sector sino también en otros”, señala. “No se trata de cambiar políticas sin datos, pero sí de valorar cómo redirigir la situación”.
Desigualdad entre zonas y ausencia de turismo familiar
Aunque la situación es general, Marí admite que hay diferencias. En Sant Antoni o Santa Eulària se han detectado descensos. “También en la ciudad de Ibiza: la Marina se anima los días que llegan cruceros, pero no siempre”, comenta.
En cuanto al tipo de turista, lamenta la pérdida del turismo familiar, más propenso al consumo en el comercio local. “Ese visitante que se quedaba más días, que paseaba, que entraba en las tiendas y en los restaurantes, ha sido sustituido por turistas de fin de semana que lo tienen todo planificado y no dejan apenas gasto complementario”.
“Hoy en día viene un grupo de chicos o chicas tres días con la ruta de Instagram marcada y el presupuesto cerrado”, resume.
Falta de personal y relevo generacional
A la bajada de ventas se suma otra dificultad persistente: la escasez de personal. “Además, nos encontramos con que llega personal que no tiene formación, pero también poca implicación y sin intención de quedarse en el sector. Aprender, ir mejorando y conocer bien el sector no entra en sus planes”.
También ha detectado la falta de relevo generacional en los comercios familiares. “Las nuevas generaciones no ven atractivo este modelo de negocio. No hay continuidad y eso agrava la situación del comercio de calle, que cada vez es más difícil de mantener”.
Exigencias crecientes
Marí subraya que las pequeñas tiendas afrontan unas exigencias cada vez mayores para poder competir. “Las obligaciones son muchas, y a menudo similares a las de grandes cadenas. Es muy difícil llegar a todo: redes sociales, marketing, digitalización… todo requiere tiempo y recursos”, lamenta. “Y encima con poco personal cualificado, la presión es aún mayor”.
Aunque reconoce que algunos comercios siguen adelante “gracias a que hacen cosas, se adaptan y trabajan muchísimo”, insiste en que es necesario apoyo institucional. “Necesitamos políticas diferenciadas que valoren y apoyen al pequeño comercio, que es parte de nuestra identidad y de nuestro tejido social”, reclama.
Un modelo en transformación
Con más de 18 años al frente de la asociación, Marí reconoce que el modelo está cambiando profundamente. “Esto no es nuevo. Lo hemos visto en otros sectores como la banca o la alimentación. Todo se está concentrando en grandes cadenas, y las políticas suelen ir orientadas a ellas”.
“El comercio minorista se está transformando, y si no se le apoya, corre el riesgo de desaparecer”, concluye. “No sé si eso será bueno o malo, pero está claro que mucha gente vive de esto y necesita un cambio de rumbo”, concluye.
Por lo que sea, no se menciona en ningún momento que los precios de los productos y servicios que estos lugares turísticos ofrecen son tan altos que ahuyentan al turista.
Por otro lado, no me sorprende que Ibiza ahora sea destino de fin de semana cuando, desde hace años, las llaves de la isla las tienen los Matutes, que desde Madrid se dedican a exprimir a la isla que les dio nombre, estatus y poder. Molt tenir Eivissa a sa boca però no fer res per a salvar-la.