El periodo estival, que tradicionalmente supone el punto álgido de actividad para las autoescuelas de Ibiza, ha vuelto a poner a prueba la capacidad de gestión de estos centros. La combinación de una elevada demanda, un número insuficiente de examinadores y las dificultades para encontrar profesores de formación vial ha generado un escenario en el que los plazos para presentarse a examen se han alargado y la organización interna se ve sometida a una presión constante.
En Ibiza, la temporada alta en las autoescuelas arranca a finales de junio, coincidiendo con las vacaciones escolares, y se extiende hasta septiembre. Durante estos meses, muchos jóvenes intentan obtener el carné de conducir, pero este año la espera media para el examen práctico se sitúa en torno a los dos o tres meses.
Según datos de la Dirección General de Tráfico, Balears dispone actualmente de 16 examinadores, cuando el mínimo recomendado para un funcionamiento óptimo sería de 18. Ocho de estos profesionales dejarán su puesto tras el verano. Aunque el organismo ha asegurado que habrá sustituciones, la incertidumbre sobre los plazos preocupa al sector.

Sergio Cobos, gerente de Autoescuela del Mar, reconoce que esta situación condiciona de forma directa el día a día. “Estamos obligados a reorganizar los calendarios continuamente. No todos los alumnos que están preparados pueden examinarse en la fecha que les correspondería y eso nos obliga a priorizar a quienes llevan más tiempo esperando”, explica.
La falta de examinadores no es el único obstáculo. Cobos subraya que también existe un déficit de profesores en la isla, motivado en gran parte por el precio de la vivienda y el alto coste de vida. “No resulta rentable para muchos profesionales instalarse en Ibiza. Por eso, en Autoescuela del Mar buscamos activamente profesores e incluso ofrecemos una pequeña ayuda al alquiler para facilitar su incorporación”, añade.
Otro aspecto que añade complejidad a la gestión de este verano es la prioridad que se da a ciertos alumnos para evitar que caduque su examen teórico, cuya validez es de dos años. “Tenemos que asegurarnos de que puedan presentarse antes de que expire su certificado. Esto significa que, inevitablemente, otros alumnos tienen que esperar más”, comenta Cobos.
El gerente lamenta que, pese al esfuerzo por mantener la calidad de la formación, no siempre pueden ofrecer el servicio en las condiciones deseadas. “Nuestro objetivo es que los alumnos avancen de forma constante, pero los plazos tan largos para examinarse y las limitaciones de personal no ayudan. Aun así, hacemos todo lo posible para que se sientan preparados y motivados”, asegura.
Con la vista puesta en septiembre, Cobos espera que la reposición de examinadores anunciada se materialice sin retrasos. Mientras tanto, la Autoescuela del Mar, como sucede con otras de la isla, afronta este verano con una estrategia basada en reorganizar recursos, priorizar casos urgentes y mantener el nivel formativo en un contexto en el que la demanda supera con creces la capacidad del sistema.
