“Menjarem garroves”. ¿Quién no ha escuchado alguna vez esta expresión como sinónimo de volver a la pobreza de la Ibiza pre-turística? La algarroba, durante décadas relegada a un papel secundario como alimento para el ganado o recurso de épocas de escasez, ha cargado con el estigma de ser un cultivo de segunda. Frente al olivo, la viña o los cítricos, tenía mala prensa. Pero ese relato ha cambiado por completo. En plena crisis climática, con sequías cada vez más prolongadas, el garrover se ha revelado como un árbol estratégico para el futuro agrícola y ambiental de la isla.
Toni Tur: “Hay que animarse a recuperar el paisaje, incluso con el riesgo de equivocarnos”
El presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Toni Tur, ha explicado hoy, en el día de inicio de la campaña de recogida de algarroba, que el algarrobo “es muy resistente a la sequía y al calor, algo crucial en Ibiza con el cambio climático y la falta de agua”. Pese a que el precio de la algarroba ha caído estrepitosamente en los últimos años tras el boom que vivió hace tres, su valor ambiental es incuestionable: “Aguanta muy bien la sequía y aporta beneficios muy importantes al paisaje y al territorio de Ibiza: mantiene la humedad de la tierra, da sombra, evita la desertificación y embellece el paisaje”.
Con esa premisa, la Cooperativa de Sant Antoni ha puesto en marcha una campaña simbólica: regalará un algarrobo a cada socio productor que lleve su cosecha. “Queremos ayudar a potenciar este cultivo estratégico no solo pagando un precio justo —aunque este año no tengamos beneficio— sino incentivando la plantación. Incluso aunque sea en una jardinera, hay que plantar garrovers”, subraya Tur.
Este año han llegado 400 arbolitos o plantones, que se repartirán entre los 200 o 300 socios que produzcan algarrobas. Además, el Consell d’Eivissa ofrece ayudas de 20 euros por árbol —con un mínimo de 15 plantaciones— aunque la cooperativa reclama “más dinero por árbol y que no haya mínimos”.

La campaña de recogida comienza pues este 1 de septiembre y se alargará hasta diciembre, con el grueso de la actividad en octubre. El año pasado se recogieron 870 toneladas, una cifra que se considera estable, aunque en temporadas de precios altos se alcanzaron hasta 1.400 toneladas: “Casi nos salían por la puerta las garroves”, recuerda Tur mientras atiende a los medios de comunicación en la planta de almacenaje de la cooperativa donde vemos también sacos y sacos de bulbos de calçots que también se plantan ahora. Este 2025 se espera una producción más baja, con frutos más pequeños debido a la falta de lluvias. «Los algarrobos son resistentes pero sufren con la falta de agua también», indica Tur.
En cuanto a los precios, el presidente anuncia que se mantendrán igual que el año pasado, en torno a los 40-42 céntimos el kilo. “No se pueden bajar más para no desincentivar a los productores. Calculamos que el beneficio de la cooperativa será cero, pero preferimos mantener precios”, afirma. En Valencia se paga a 35 y en Mallorca a entre 40 y 45 céntimos/kilo.

La algarroba ibicenca tiene múltiples usos: el garrofí (la semilla) se emplea como espesante en la industria alimentaria, y la harina se aprovecha en panadería y repostería. “Es el chocolate del Mediterráneo”, apunta Tur, recordando que incluso algunos chefs locales lo utilizan en sus creaciones y que Frutos Secos Ibiza lo incorpora a sus chocolates ecológicos. También tiene aplicaciones cosméticas y sigue siendo un complemento nutritivo para el ganado.
“Recogiendo la algarroba mantienes el árbol, la feixa, el paisaje. Eso es bueno para el sector agrícola, para los residentes y para los turistas. Estamos en una situación muy grave de sequía y no podemos caer en el desánimo: hay que implicar a productores, sectores privados y organismos públicos”, concluye Tur.
Joan Marí: “El algarrobo es el principal cultivo de la isla y una herencia para las próximas generaciones”
El director insular de Medio Rural y Marino, Joan Marí Guasch, valora la iniciativa de la cooperativa de Sant Antoni: “Agradecemos que regalen árboles, porque, aunque digan que es algo simbólico, puede ser mucho más importante. El algarrobo es emblemático de Eivissa y, frente al almendro que lo está pasando muy mal, es el frutal que mejor aguanta la sequía”.
Marí recuerda que se trata del cultivo más importante de la isla: “En los años de precios altos se han llegado a producir tres millones de kilos de algarroba, no hay nada que se le acerque, ni la sandía ni la patata”. Y destaca su longevidad: “En casa tenemos garrovers catalogados de 300 años que siguen dando fruta. Basta imaginar los frutos que han dado a lo largo de tantos años, alimentando a personas y animales. Muchas veces se planta un árbol que no da fruto enseguida, pero es una buena herencia para las siguientes generaciones”.

El Consell d’Eivissa respalda este cultivo con subvenciones de 20 euros por árbol, con más de 6.000 ya financiados en los últimos años. “Cada año nos piden más y el árbol que más se siembra hoy por hoy es el algarrobo. Recojo la petición de aumentar la ayuda por árbol y darla también a plantaciones más pequeñas”, avanza el director insular, que prevé la próxima convocatoria de ayudas en junio de 2026.
Otra de sus ventajas, señala, es que “la plaga de tórtolas torcaces no afecta a este fruto, a diferencia de lo que ocurre con las uvas o los higos”. Además, la algarroba se puede recoger durante varios meses, lo que supone otro incentivo frente a cultivos de campaña corta.
“El algarrobo se adapta muy bien a las circunstancias actuales. Con dos o tres riegos anuales en la fase de siembra es suficiente, luego van solos. Es un cultivo de futuro que ayuda a sostener el paisaje de Ibiza en un momento crítico de sequía”, resume Marí.

Si ni ses tórtoles no mengen garroves, per algo serà.