Desde el pasado 15 de septiembre y hasta el 15 de octubre, el Govern balear ha levantado la prohibición de la entrada en las islas de Ibiza y de Formentera de olivos, algarrobos y encinas con un perímetro basal del tronco de más de 40 centímetros. Recordemos que la entrada de estos árboles está restringida ya que son una de las principales vías de entrada de serpientes en las islas, ya que estos reptiles anidan y ponen los huevos entre las raíces de estos árboles.
Los dos únicos periodos en los que está permitida la entrada de estos árboles -que se regulan en el decreto ley 1/2023 del Govern-, son en este periodo de 15 de septiembre y 15 de octubre y entre el 1 de abril y el 15 de junio. Para los árboles de menos de 40 centímetros de perímetro basal, no existen restricciones.
Pese a algunas críticas que exigen que la prohibición total y absoluta de la entrada de estos árboles, para el biólogo y miembro de la organización ecologista GEN, Joan Carles Palerm, la medida es razonable: “Lo importante es que no puedan entrar en el periodo de otoño e invierno. Ahora mismo, con el calor, es muy difícil que ninguna serpiente esté escondida en un tronco. Para mí, estas fechas de entrada de olivos me parecen adecuadas”.
Sin embargo, las críticas de Palerm van dirigidas hacia las labores de control que se deben efectuar en el puerto durante el resto del año: “El problema es que no está muy claro quién se encarga de controlarlo. El Govern dice que es tarea de la Guardia Civil, mientras que el Seprona asegura que de esto se encargan los agentes de Medio Ambiente. Nadie se pone de acuerdo y nadie lo controla”.
“Tampoco se ha habilitado ningún espacio en el puerto para que un árbol sospechoso pueda estarse en cuarentena. Hay que dejar los árboles en un espacio para que salgan las serpientes. ¿Quién se encarga de esto? ¿Quién hace la vigilancia? ¿Dónde? Porque nosotros no hemos visto a nadie que lo haga”, comenta un preocupado Palerm, quien confiesa que tiene pocas esperanzas respecto a que estas medidas puedan revertir la situación crítica que vive la sargantana pitiusa: “Por lo menos, nos sirve para evitar que haya nuevos focos, pero el follón que ya tenemos con las serpientes es muy difícil de controlar”, admite Palerm, cuya única esperanza es que “al menos, no entren más en Formentera, donde la población de serpientes todavía está muy controlada y reducida a la zona de la Mola”.
Sin espacio para cuarentenas
Desde la conselleria de Medi Ambient del Govern, por su parte, se asegura que las medidas de control e inspección en los puertos corresponden a “la Guardia Civil, encargada del control de fronteras, y a la Autoridad Portuaria de Balears, como entidad encargada de la gestión del dominio público portuario”.
Señala la conselleria que en el caso de detectar la entrada de árboles ornamentales fuera de los periodos hábiles y sin la autorización excepcional, los ejemplares no pueden salir del recinto portuario, y que se debe avisar al 112 o a los Agentes de Medio Ambiente para levantar un acta e inmovilizar la carga. Por su parte, la conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural es quien debe requerir al importador que, en un plazo no superior a los 48 horas, comunique si prefiere que la partida sea reexpedida al puerto de origen o destruida.
No obstante, Medio Ambiente reconoce que no existe ningún espacio en el puerto para mantener a los árboles sospechosos durante 48 horas, ni tampoco para establecer una cuarentena: “Autoridad Portuaria nos comunicó que no era posible asignar un espacio en los puertos para el depósito de árboles ornamentales”, aunque “en el caso que sea necesario, en función de la operativa portuaria, planificarán este espacio”.
Medio Ambiente desconoce si se ha tenido que destruir o poner en cuarentena algún árbol -cosa complicada ya que no hay ningún espacio donde ubicarlos- y que están a la espera de recopilar los datos oficiales para presentarlos a la prensa.