No se puede decir que no estuviéramos advertidos o que no hubiera sido imaginable. El Plan de prevención de Riesgos de inundación que redactaron el año 2001 las conselleries de Interior y de Medio Ambiente del Govern balear, se acompañaba un detalladísimo mapa de las redes de drenaje y de las zonas inundables de todo Baleares, incluidas Ibiza y Formentera, por supuesto. Un mapa en el que se cartografía las áreas que serían anegadas en caso de una lluvia atípicamente intensa.
En el caso de la isla de Ibiza, el estudio señala que el reducido tamaño de las cuencas fluviales limita los posibles daños, y que los únicos espacios de potencial peligro son dos torrentes que desembocan en dos llanuras: el torrente de sa Llavanera en Vila, y el de Buscastell en el pla de Sant Antoni.
Si observamos el mapa de las zonas inundables de la ciudad de Ibiza y su entorno, que fue donde se centraron las precipitaciones del pasado martes, comprobaremos que la zona afectada por la crecida del agua coincide en gran medida con lo que se marca en el mapa: se inunda todo el barrio de es Pratet y las calles que se sitúan al norte de Bartomeu de Rosselló, que es la vía que marca la frontera de la zona de riesgo. Permanece dentro de la zona inundable toda la avenida de Santa Eulària. El mapa también marca como inundable la avenida Ignasi Wallis, que es el límite que marcó la crecida del agua.
El mapa de zona de riesgos de inundación también acierta si nos trasladamos al otro lado del puerto, ya que marca como inundable todo el barrio de Eivissa Nova, incluidas las avenidas Vuit d’Agost y Juan Carlos I, la entrada norte de la ciudad, que va en paralelo al torrente de sa Llavanera, la playa de Talamanca, es Prat de ses Monges y la zona urbanizada sur del núcleo Jesús. Podemos decir que el estudio de la conselleria de Medio Ambiente lo clavó al 100%.

Llanuras de inundación
Según el informe del Govern, la zona afectada se encuentra en una llanura de inundación, es decir, “en un tramo inferior de ríos o de torrentes, ya cerca de su desembocadura, cuando estos dejan de ser erosivos de manera que, con caudales normales, son estables en el sentido vertical, es decir, el balance entre la erosión y la sedimentación es nulo”.
Una inundación en una llanura de este tipo se produce cuando la cantidad de agua supera la capacidad de desguace del cauce, lo que provoca un desbordamiento masivo por toda la llanura que, si está cerca de la desembocadura, se puede ver empeorado por el hecho de que “el nivel del mar suba unos centímetros o decímetros si se produce una situación de bajas presiones”.
En la isla de Ibiza, las llanuras de inundación más importantes son las que se sitúan en Vila y en Sant Antoni. En menor medida, sucede lo mismo en cala Llonga.
El mapa del Govern que delimita las zonas inundables es de 2001 y podemos comprobar como todavía no se marcan como construidas parcelas situadas en Eivissa Nova. Ahora, ya está todo construido.
Otras zonas que se marcan como inundables son el pla de Corona y el pla de Sant Mateu, al ser áreas endorreicas, es decir, “un territorio que no tiene punto de desguace a causa de que las condiciones topográficas cierran el paso del flujo superficial. En el caso de precipitación importante, las aguas se acumulan en la zona de más baja profundidad”.