Esta mañana en la Audiencia Provincial de Palma ha empezado el juicio por la muerte de Francisco López Mena, la noche del 3 de agosto de 2023. En el banquillo se sienta I.C.N., una mujer de 62 años de edad que desde hace dos años está en prisión provisional acusada de un presunto delito de asesinato. La mujer se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable, mientras que la defensa ha reclamado su absolución.
Los hechos sucedieron la madrugada del 3 de agosto de 2023, cuando se provocó un fuego en el interior del domicilio de Francisco López, un hombre de 77 años de edad y que tenía la movilidad reducida. El fuego se inició en el salón de la casa y provocó la muerte por asfixia del hombre, quien también sufrió quemaduras de segundo grado en el 80% de su cuerpo. Los vecinos pudieron rescatar a tiempo a su mujer, que dormía en una habitación contigua, y aquejada de alzheimer.
I.C.N. fue detenida ocho días más tarde de los hechos y se la juzga por, presuntamente, haber provocado el incendio con el objetivo premeditado de matar al anciano.
En esta primera sesión, que se celebra con un jurado popular, las acusaciones y la defensa han presentado los argumentos que desarrollarán durante el juicio. En su intervención, la fiscal ha sido muy clara y didáctica, y también extremadamente honesta: “No es un caso fácil. No hay testigos directos. No hay huellas. No hay adn. No hay pruebas directas pero sí multitud de indicios”.
Las cámaras y el silencio de la acusada
¿Cuáles serían estos indicios? Uno de ellos serían las imágenes captadas por las cámaras de seguridad. Una de estas cámaras capturó la imagen clara, pese a su gesto de taparse la cara, de I.C.N. saliendo de su casa a las 1.04 horas de la madrugada. Posteriormente, habría hasta 54 cámaras con imágenes que permitirían reconstruir su camino hasta el domicilio de la víctima, en ses Païsses, a donde llegó media hora más tarde.
Posteriormente, según el relato de la fiscal, I.C.N. accedió al domicilio de Francisco porque disponía de las llaves, ya que hasta tres semanas antes de los hechos estuvo trabajando como cuidadora y, además, mantenía una relación con un hijo de la víctima. Una vez en el interior, “primero prendió fuego al sofá del salón y luego bajó al garaje, donde prendió fuego a unos cojines junto al motor del coche del garaje”. Este segundo fuego no prosperó, pero sí el del sofá, que fue el que provocó la muerte del anciano.
Las cámaras revelan también que la acusada regresó a su domicilio a las 2.31 horas de la madrugada. En todas sus declaraciones, I.C.N. no ha ofrecido ninguna versión de dónde se encontraba entre la 1 y las 2.30 de la madrugada. No obstante, según ha explicado la fiscal, en una primera manifestación espontánea, un agente de la Guardia Civil relató que la acusada “reconoció que caminó hasta la casa de Francisco, pero no supo explicar por qué lo hizo”. “Durante estos dos años en prisión provisional, la acusada no ha sabido decir qué hizo esa noche, no tiene coartada”, ha resumido la fiscal.
En su exposición de motivos, la fiscal ha recordado que según el análisis del psicólogo forense, la acusada tiene un “trastorno esquizo-afectivo” que la convierte en una “persona sin empatía”, pero que “sabía perfectamente lo que se hacía”.
“Ninguna prueba, nada firme”
La defensa, por su lado, ha basado su argumentación en la falta de pruebas concluyentes y ha invocado la presunción de inocencia: “Hay opiniones, sospechas, dudas… pero nada firme. No hay pruebas científicas. No se puede condenar a nadie de por vida solo con conjeturas y opiniones”.
El abogado ha arrojado dudas sobre la investigación realizada por la Guardia Civil, y ha asegurado que adolecía de un problema de ‘sesgo-confirmación’, es decir, que basaron sus pruebas para confirmar una opinión previa: “La investigación se ha hecho mal”, ha concluido.
Sobre las imágenes de las 54 cámaras de seguridad que, supuestamente, permiten reconstruir el camino de la acusada hasta el lugar de los hechos, ha argumentado que en ellas “no se distingue su rostro”, y sobre la negativa de I.C.N. a explicar dónde se encontraba la noche de autos, ha recordado que “la acusada no tiene por qué demostrar su inocencia, es la acusación quien debe demostrar su culpabilidad”. También ha señalado su extrañeza de que se acuse a su defendida cuando “no hay ni una huella suya” en la casa de la víctima.
Tras esta primera exposición de argumentos, se ha levantado la sesión. El juicio proseguirá durante las dos próximos semanas con la presentación de las pruebas y los testimonios de ambas partes.





