Este jueves se ha celebrado la cuarta jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Palma por el incendio mortal ocurrido el 3 de agosto de 2023 en Ses Païsses, Sant Antoni, en el que falleció Francisco López Mena, de 78 años. La acusada de presunto asesinato es I.C.N, una mujer que tenía una supuesta relación sentimental con el hijo del fallecido (un hombre con problemas mentales graves) y que actuó como ‘cuidadora’ del anciano y su mujer unas semanas antes de los hechos, un período en el que al parecer se instaló en la casa y «tomó el poder», según el relato de las hijas del fallecido.
En la jornada de hoy han declarado los primeros policías locales y guardias civiles que acudieron al lugar de los hechos, pero el testimonio más impactante ha sido el de María José López, una de las hijas del hombre fallecido. Ante el jurado, la mujer ha reconstruido los meses previos al incendio que costó la vida a su padre, un hombre enfermo y dependiente, y que dejó también gravemente afectada a su madre, rescatada por un vecino entre el humo y las llamas. Su testimonio corrobora los hechos descritos por la otra hija de la pareja.
«Se había hecho la dueña de la casa»
María José describió cómo la presencia de la acusada, que había iniciado poco antes una presunta relación con su hermano pequeño, alteró completamente la dinámica familiar: «Era como si, de repente, hubiera tomado el control de todo», relató. «Mi hermano confiaba ciegamente en ella. Mi padre, enfermo y muy débil, me pedía ayuda para que la sacásemos de la casa. Pero no sabíamos cómo deshacernos de ella».
Con voz entrecortada y débil recordó la primera vez que su marido vio a la acusada: «Mi marido me dijo: ‘¿A quién habéis metido en casa? Esa mujer le dice a tu hermano, a tu madre y a tu padre lo que tienen que hacer’».
El día del intento de suicidio: «El piso estaba lleno de sangre»
Uno de los momentos más estremecedores de su declaración llegó al relatar el intento de suicidio de su hermano pequeño, que describía a la acusada como «su novia», semanas antes del incendio. El hombre se cortó los brazos con un cuchillo. «Cuando subí al piso de mi hermano estaba todo lleno de sangre. Las paredes, las sábanas, los sofás… Había un cuchillo cubierto de sangre. Era terrorífico», afirmó. La mujer dio a entender que la acusada fue también el detonante de este intento de quitarse la vida de su hermano.
Su padre, según explicó, la había llamado, en pánico: «Ven corriendo. Esta tía me está pidiendo las cuentas, dice que se hará cargo de todo. Sácame a este bicho de casa».
María José describió a la acusada como «fría, impasible, sentada en el sofá» tras el intento de suicidio de su hermano mientras la familia se desmoronaba: «Mi madre gritaba. Yo no entendía nada. Si a ti te dicen que te vayas de una casa, te vas… pero ella no».
Finalmente consiguió que la acusada saliera del domicilio, llevándola en su propio coche “para evitar un conflicto mayor”. Pero, según relató, solo unos días después recibió una llamada amenazante: «Me dijo: ‘No sabéis con quién estáis jugando. Quiero 500 euros o os vais a enterar’».
Reconoció que no denunció esa amenaza ni otras situaciones alarmantes. «Debería haberlo hecho», dijo, muy afectada, «pero cuando no eres de maldad no piensas que te pueda pasar algo así», añadió.
«Me siento como una niña pequeña, indefensa»
También recordó cómo la acusada acudía al hospital donde estaba ingresado su hermano, tras su intento de suicidio, presentándose como su novia: «Mi hermano estaba muy mal. Y ella no lo soltaba».
Al finalizar su declaración, la hija del fallecido expresó un sentimiento profundo de vulnerabilidad: «Desde entonces me siento como una niña pequeña. Asustada. Cuando me enteré de lo que había pasado en la casa supe que era provocado. Llamé a mi marido; tenía miedo por mis hijos y por mi hermana. Sabía que quien nos había hecho eso nos odiaba muchísimo».
Una familia quebrada
María José insistió en que antes de la llegada de la acusada a la vida de su hermano no había habido intentos de suicidio previos ni conflictos familiares serios. «Jamás», afirmó. «Había tenido brotes, alucinaciones… pero nunca algo así. Esa casa era un lugar con tres personas enfermas, y por eso pedimos ayuda externa. No podíamos más. Alguna vez vino una ambulancia por los brotes de mi hermano o por reacciones a la quimio de mi padre (el hombre sufría cáncer)», relató pero insistió en que no había conflictos antes de la llegada de I.C.N.
La sesión cerró con la declaración del hijo de la acusada, llamado por su defensa.






