Joan Riera Villegas, propietario de las Bodegas Can Rich, falleció ayer domingo 23 de noviembre a los 65 años, según consta en la esquela de Pompas Fúnebres Ibiza donde informan de que el funeral tendrá lugar este martes, 25 de noviembre, a las 16.00 horas en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz.
Riera y su esposa Stella González Tuells iniciaron en 1997 el proyecto de la bodega Can Rich en una finca de Buscatell. En 1999, hace 26 años, abrieron la bodega como tal y pronto convirtieron sus vinos blancos en unos de los más apreciados de la isla y fuera de ella.
Un legado vitivinícola que nació contra el escepticismo
Can Rich inició su andadura con 17 hectáreas de viñedo plantadas con variedades como la malvasía y el monastrell, y con un modelo de agricultura ecológica en el que fueron de los pioneros en Ibiza. Hoy, la finca suma 40 hectáreas entre vid y olivo, elabora vinos blancos, rosados, tintos y espumosos y, además, comercializan hierbas ibicencas, café caleta, aceites y sales de la isla. Su delicioso vermú, intenso y muy aromático, es especialmente apreciado por los amantes de esta bebida.

“Cambiar la idea de que en Ibiza no podía hacerse vino de calidad fue difícil”, recordaba Stella González. Sin embargo, los vinos de Can Rich se han consolidado en el mercado local, abasteciendo a gran parte de la restauración ibicenca y exportando un 15–20 % de su producción a Europa y Japón.
Una bodega en plena transformación
La muerte de Joan Riera llega en un momento clave para la bodega, que este año ha emprendido un ambicioso plan de renovación. Can Rich presentó una nueva estrategia de marca, una imagen actualizada y la incorporación de Álvaro Pérez Navazo como nuevo director técnico, profesional con más de 27 años de experiencia en producción, marketing y ventas en el sector vitivinícola.
Bajo su dirección, la bodega ha incorporado un equipo de asesores especialistas en viticultura de precisión y en vinos de terroir. La nueva etapa busca reforzar el potencial de Ibiza como tierra de grandes vinos, adaptarse mejor al cambio climático y consolidar una identidad propia basada en variedades locales.
Una de las señas de identidad del legado de Riera es la colaboración con el Consell d’Eivissa en el proyecto de recuperación de variedades autóctonas, algunas de ellas con origen en la viticultura fenicia introducida hace 2.500 años.
Joan Riera deja tras de sí una bodega completamente consolidada, un proyecto apreciado en la isla y, sobre todo, la demostración de que Ibiza tiene capacidad para producir vinos de calidad.






