Fabián Arias Gómez (Mataró, 1962) lleva una vida dedicada al fútbol en Ibiza. Llegó a la isla con seis meses y desde los seis años está vinculado a este deporte. Primero como jugador -era un buen portero- y ahora como entrenador. Sus primeros partidos los disputó en el campo que había entre las calles Aragón y Cataluña, delante del Mercat Nou, «un pedregal», recuerda.
Sus primeros equipos fueron el Talleres Reunidos y el Hogar 2000 en alevines. Después se enroló en las filas del San Rafael en infantiles y posteriormente fichó por el Portmany, donde permaneció en edad cadete y juvenil y donde defendió también la portería del primer equipo del club de Sant Antoni en Tercera División.
Más tarde jugó tres meses en la SD Ibiza, y hasta allí llegó su carrera en el fútbol ‘grande’, puesto que se pasó al fútbol sala para ser el portero del Ibiza Fútbol Sala Ceserco, con Alberto Miguel como entrenador en la primera etapa y Enrique Sáez después, con quien el equipo logró el ascenso a División de Plata. En ese conjunto fue compañero, entre otros, de Austin Walter, Francisco Linero, Pablo Duque o Roque López, quien más tarde fue concejal de deportes del Auntamiento de Ibiza con el PSOE.
A principios de los años 90 empezó su periplo como entrenador en el banquillo del desaparecido Atlético Isleño. Hoy en día sigue con este cometido de formador en las categorías inferiores en la Peña Deportiva, hobby que combina con su ocupación en el mundo de los seguros.
En esta entrevista, evalúa cómo han cambiado las cosas en el fútbol insular en las últimas décadas, habla del papel de los entrenadores de base, de los grandes porteros con los que ha contado la isla y del campus que organiza cada verano desde hace 20 años, el Isla de Ibiza, el más antiguo de todos los que se organizan en las Pitiüses, y en el que empezó de la mano de Manolo Moreno y Sergio Tortosa, a los que tomó el relevo cuando otras ocupaciones les impidieron seguir con el mismo, según explica.
¿Cómo ha evolucionado con el paso de los años el comportamiento de los jugadores y aficionados de las categoría inferiores dentro de los terrenos de juego, algo que palpa cada fin de semana en distintos campos de las Pitiusas?
Siempre habrá follones, pero la realidad es que cada vez hay menos, muchos menos. Y eso es lo importante. Se deben transmitir valores a los jóvenes para que aprendan a comportarse de forma correcta y solidaria dentro de los recintos deportivos, pero también fuera de ellos. De todas formas, cuando hay una tangana en un partido de fútbol, parece que tiene más repercusión que en otros deportes, donde también las hay y de las que no se habla tanto.
Dicen que a veces el comportamiento de los chavales en un terreno de juego es el reflejo del comportamiento de sus padres en la grada. ¿Qué hay de cierto en esto?
Algo hay de ello, cierto. Hay quien va a un terreno de juego y se cree en la potestad de poder gritar a un árbitro, a un rival, a un entrenador… Esta gente se lo tendría que hacer mirar, porque tiene un problema. Si eres el padre o el abuelo de un jugador, tienes que ir a animar, ver, oír y callar. Punto. Si de verdad existe un problema grave con un entrenador o un arbitraje, hay cauces por los que se puede protestar. La gente tendría que ponerse en la piel, por ejemplo, de los árbitros, chavales jóvenes que normalmente dirigen hasta cuatro partidos en una misma jornada porque no hay suficientes colegiados. Es normal que se equivoquen, como hacemos todos en diferentes ámbitos. Este tipo de comportamientos que comentamos denotan cierta frustración, y eso no se debe permitir, sobre todo en las categorías inferiores.
¿Qué siente o hace cuando ve a un padre o a un familiar de un jugador ‘desatado’ e irrespetuoso en un partido de niños?
Si es de mí equipo, lo comunico lo antes posible al coordinador deportivo, para que le den un charla. Es cierto que hay gente que no sabe estar callada, pero hay líneas que no se pueden traspasar.
¿Ha perdido alguna vez los papeles en un campo de fútbol?
Seguramente alguna vez; no digo que no. Pero debe de hacer mucho tiempo, porque no lo recuerdo [risas]. De todas formas, nunca me he peleado ni he insultado a nadie de forma grave. Creo que todos, hasta el más educado del mundo, ha tenido alguna mala experiencia en este sentido. Lo suyo es que todos aprendamos de los errores y que los niños no vean este tipo de comportamientos en los campos, que no los normalicen. Si lo conseguimos, estaremos haciendo las cosas bien.
Usted ha sido portero, ¿por qué han salido tan buenos guardametas en las Pitiusas?
No sé las causas, pero es verdad que ha habido y hay muy buenos porteros en esta tierra. Desde Navarro, que era muy buen amigo mío, pasando por Toni Ortiz, los Vega, Torres, Luis, Arco o ahora Leo Román, del Mallorca, a quien le viene de casta, puesto que su padre, Vicente, era un porterazo. Y en Formentera tenemos los casos de Pepe, un excelente guardameta, o de Jordi Marí. Siempre ha habido un gran nivel en esta demarcación en los diferentes clubes de Ibiza, ocupada tanto por gente local o de fuera. Hemos citado a algunos, pero dejamos a muchos, porque ha habido grandes porteros en la isla.
Dicen que para ser portero hay que estar un poco loco…
Creo que es un mito. Siempre lo he escuchado, pero no lo comparto en absoluto. Es más, pienso que es el jugador más cuerdo que hay sobre el terreno de juego. Es el único que tiene una visión global de lo que ocurre sobre el rectángulo de juego porque lo ve todo de cara y puede corregir errores sobre la marcha. Además, hay que estar muy centrado, porque si fallas, la jugada acaba en gol en contra, con lo que los errores se penalizan mucho más que en ninguna otra posición. Es una gran responsabilidad.
¿Cuáles han sido los equipos de Ibiza que más le han hecho disfrutar en un campo de fútbol, de la categoría que sea?
¿La verdad? Con casi todos. Nunca he sido fanático de un solo club, sino del fútbol. Eso me permite disfrutar de todos los partidos, independientemente del club o de la categoría que sean. De esta manera, si la Peña, el Portmany, el CD o la UD Ibiza juegan bien, lo diré y me alegraré de ello.
¿Cree que el Portmany juvenil que entrenaba Antonio Luis Ramón finales de los 90, y que se quedó a un paso del ascenso a División de Honor, ha sido el equipo de categorías inferiores que mejor ha jugado en las Pitiusas?
Posiblemente, sí. Jugó un fútbol muy bueno, técnica y tácticamente. No obstante, ha habido otros que también lo han hecho muy-muy bien, como el CF Rapid que competía contra ese Portmany juvenil que dices y otros grupos de este mismo club que vinieron después. El San Rafael tuvo también un cadete que era una maravilla, y la Penya Blanc i Blava dio de sí grandes promociones de futbolistas también. Esto va por barrios. Por desgracia, destacar en Ibiza no te asegura nada, sobre todo cuando sales a jugar fuera. Principalmente, porque según con qué rivales te enfrentes puedes perder sin que necesariamente sean mejores, simplemente porque han tenido una liga más dura y han adquirido una capacidad competitiva mucho mayor.

¿Puede ser la cantera del Portmany la mejor de la isla?
Históricamente es una de las mejores, pero no estoy seguro de que sea la mejor de la isla. Hay muchos clubes que trabajan muy bien en las categorías inferiores. Indudablemente, el Portmany lo hace muy bien desde siempre, pero no es el único. Hoy en día hay muchos clubes que realizan una labor de formación muy acertada que tiene muy buenos resultados.
¿Qué papel juega el formador para que salgan buenos futbolistas?
Tiene una parte importante, pero la calidad innata de los futbolistas es clave en este sentido.
Usted que está ahora en la Peña Deportiva, ¿no es un palo muy grande el descenso a Tercera del primer equipo?
No es lo mismo jugar en Tercera que en Segunda RFEF. No sé exactamente qué ha pasado, pero Santa Eulària merece un equipo en una categoría superior. Espero que se confeccione una buena plantilla de cara a la temporada que viene y se vuelva a subir.
¿Ve a la UD Ibiza en Segunda División la temporada que viene?
No voy a verlo todo lo que quisiera, porque hay que dedicar tiempo a la familia aparte del fútbol también. He ido a ver un par de partidos esta temporada y creo que tiene muy buen equipo y juega muy bien, pero en esta categoría, el más tonto hace relojes. Estaría encantado de que subiera a Segunda División A, porque sería bueno para el deporte ibicenco. Igual que me encantaría que ascendiera el primer equipo de balonmano del HC Eivissa o el CB Sant Antoni de baloncesto. Cuanto más deporte de calidad haya en la isla, mejor para todos.
¿Cómo van los preparativos del Campus Illa d’Eivissa que organiza usted, el más antiguo de todos los que se celebran en Ibiza?
Este próximo mes de junio se celebra la vigésima edición. Solemos tener entre 50 y 70 chavales de edades comprendidas entre los 8 y los 15 años y contamos con monitores titulados, que es importante para nosotros. No somos una guardería, y la verdad es que los jugadores que vienen aprenden cosas que a veces con el día a día en sus clubes y por falta de tiempo no se trabajan tanto. Al menos esa es nuestra idea. Intentamos trabajar los conceptos técnicos y tácticos del fútbol y haciendo más hincapié en los buenos hábitos. Lo mejor, es que de un año para otro hay muchos jugadores que repiten, que vienen de diferentes clubes y que cuando acaba el campus, se han hecho amigos.
¿Todavía quedan plazas para el campus de este año?
Sí, todavía quedan algunas para cubrir el cupo máximo que queremos.
¿Qué hay que hacer para apuntarse?
Cerraremos las inscripciones a finales de este mes y quien quiera apuntarse todavía puede hacerlo a través de la cuenta de Instagram del Campus, https://www.instagram.com/campusilladeivissa/