El pasado lunes Ibiza fue testigo de un nuevo paradigma en las actuaciones en directo con el estreno mundial de Holosphere 2.0, el revolucionario espectáculo de Eric Prydz en [UNVRS]. Concebido para la pista de baile e impulsado por el club más avanzado tecnológicamente del mundo, Holosphere 2.0 es una imponente demostración de vanguardia donde confluyen tecnología, innovación y creatividad humana.
Una nueva dimensión
Diseñado desde cero para el nuevo epicentro de la noche ibicenca, Holosphere 2.0 no es simplemente un show: es una visión materializada. Con más de ocho metros de altura y un peso de ocho toneladas, la Sphere es el resultado de años de diseño obsesivo y perfeccionamiento técnico. Una proeza de ingeniería que fusiona una actuación en directo y reactiva con una estructura casi imposible.
En el centro de todo: Eric Prydz, envuelto en tres capas transparentes de pantallas LED personalizadas, actuando dentro de la primera esfera holográfica para conciertos del mundo. Holosphere 2.0 no se parece a nada visto antes en la cultura club. Es un espectáculo de escala arena concebido para sumergirse en una atmósfera rave intensa, oscura y envolvente. No sigue un relato predefinido: está vivo, es impredecible y se transforma en tiempo real con la selección musical del artista.
“Llevábamos seis años esperando este momento”, afirma Eric Prydz. “No fue una elección, sino una necesidad. La tecnología debía alcanzar nuestra visión. Cada componente de Holosphere 2.0 ha sido diseñado a medida y es completamente original. Esto es lo que siempre soñamos.”
Construida para el futuro
Cada pieza de la Sphere fue fabricada específicamente para este proyecto. No hubo soluciones estándar. Diseñada con precisión milimétrica, la estructura logra un delicado equilibrio entre resistencia estructural avanzada y una transparencia casi total. Una hazaña posible gracias a la sala principal de [UNVRS], cuya infraestructura de escala arena la convierte en uno de los pocos recintos del mundo capaces de acoger semejante espectáculo.
Un equipo de élite, formado por animadores y artistas digitales —entre ellos GMUNK—, dio vida a la Sphere combinando CGI de estética cinematográfica con efectos prácticos capturados en un estudio de Los Ángeles. Esferas de cristal, bolas de plasma y vidrio en combustión fueron filmados en 360 grados, mapeados con láser y transformados en entornos holográficos envolventes. Cada loop está esculpido como una pieza digital autónoma.
El resultado es un salto generacional en términos de contenido visual y fidelidad escénica. Resolución, densidad de píxeles, profundidad de color y diseño técnico han evolucionado de forma radical desde el debut del Holosphere original en 2019. No se trata de una secuela, sino de una reinvención total de un concepto ya icónico.
Acompañaron a Prydz en esta noche inaugural tres talentos emergentes —Rivo, J Ribbon y Bender— que aportaron su energía singular a un evento destinado a marcar un antes y un después.