Endesa, a través de su filial e-distribución, ha iniciado este año la instalación de nuevos dispositivos electrónicos en la red de baja tensión de Ibiza con el objetivo de adaptarla a las necesidades de una red 100% electrificada. En total, se colocarán 89 sensores y sistemas de supervisión (conocidos como LVS, por sus siglas en inglés), con una inversión superior a los 69.000 euros.
Estos equipos permiten recoger datos clave como tensión, intensidad y temperatura de la red eléctrica. Su finalidad es mejorar la gestión de la distribución, facilitar la integración de generación distribuida (como la solar) y optimizar la recarga de vehículos eléctricos, en un contexto de crecimiento de la electrificación.

Además de la monitorización, los sensores ofrecen funcionalidades como la detección de fallos, el análisis de desequilibrios en los transformadores, la identificación de posibles fraudes eléctricos o la evaluación de la capacidad de la red para incorporar nuevos suministros. Esta información también puede ser utilizada para reducir los tiempos de reparación cuando se produce una avería.
Los datos recogidos se integran en el sistema de control de la compañía, lo que permite automatizar ciertas maniobras gracias al uso de algoritmos y herramientas de inteligencia artificial. Esto, según la empresa, contribuye a mejorar la respuesta ante incidencias y a optimizar el trabajo de los técnicos sobre el terreno.
Esta actuación se enmarca dentro de un proceso más amplio de digitalización de las infraestructuras eléctricas, «que busca hacer frente al aumento de la demanda energética y a los retos derivados del cambio de modelo energético hacia fuentes más sostenibles», describe la compañía.
La instalación de los nuevos dispositivos se está llevando a cabo en paralelo a las labores habituales de mantenimiento y renovación de la red, necesarias para asegurar la calidad del suministro en una isla como Ibiza, con alta demanda estacional y un creciente interés por la movilidad eléctrica y las energías renovables.