El día 1 de noviembre esta marcado en rojo porque es cuando todo debería cambiar en el transporte público de Ibiza. Ese día es el que está marcado como el del inicio de la nueva contrata del servicio público de autobuses, que ha costado casi tres legislaturas enteras licitar. Tras décadas de incuria y un servicio pésimo, con la nueva contrata debería haber más líneas, más frecuencias, puntualidad, más autobuses y, además, estos no deberían ser contaminantes. En resumen, un servicio digno. No obstante, el director insular de Transportes del Consell de Ibiza, Roberto Algaba, ya advierte de que un cambio de esta envergadura no será de un día para otro, sino que necesitará su tiempo.
“El día 1 lo importante es que estén los vehículos y los conductores”, dice Algaba, y los autobuses que circulen el día 1 tampoco serán los definitivos, ya que Alsa tiene un plazo de nueve meses para renovar la flota y descarbonizarla.
Parece que el director general de Transportes se conforme con poco, pero asegura que no es así. Por un lado, los conductores cambian de empresa -pasan de Sagalés a Alsa- y hay que subrogarlos. Por otro, está la complicación logística de trasladar toda la nueva flota hasta la isla de Ibiza: “Por eso hay un periodo de nueve meses, desde el 1 de noviembre, donde la restricción de vehículos que marca el pliego es un poco más laxa”.
Cuando se culmine toda la conversión de la flota de autobuses, en este plazo máximo de nueve meses, todos los vehículos del lote 1 -líneas que cubren Vila y el área metropolitana- serán eléctricos, y la flota de vehículos del lote 2 -resto de la isla- estará compuesta por 25 autobuses eléctricos, 3 híbridos y 33 de propulsión diésel-eléctrico. No obstante, el 1 de noviembre todos los buses que estén operativos deberán tener la etiqueta Euro 6 de emisiones, es decir, que emitan un máximo de 0,160 gr/km de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno.
Nuevos servicios y puntualidad
La nueva concesión contempla la creación de líneas nuevas, el refuerzo de las existentes y prolongar la ‘temporada turística’ del transporte público, que comporta una ampliación de las líneas en funcionamiento y mayores frecuencias de paso. La adecuación de las paradas de autobús va a través de otra contrata -pertenecen al departamento de Carreteras- y lo que seguirá sin funcionar serán los tótems que deberían marcar el tiempo de espera hasta la llegada del nuevo bus. No obstante, el director insular de Transportes señala que habrá una alternativa: “Alsa ha licitado una aplicación para que desde el teléfono móvil puedas saber por geolocalización dónde está tu autobús”.
Algaba asegura además que, a partir del 1 de noviembre, el Consell tendrá la posibilidad de presionar a la concesaria para que cumpla sus compromisos y, si no lo hace, multarla: “El nuevo contrato nos permite tener acceso al GPS de todos los autobuses y comprobar si circulan con puntualidad. Además, ahora ya no es un contrato prorrogado, ahora podemos sancionar a la empresa si no cumple”.