Son los elementos perfectos para el desastre. Una playa que atrae a muchos turistas y locales -en su mayoría, con un perfil familiar-, junto a una calle con una gran densidad de circulación que une el pueblo de Sant Antoni con la zona turística de Cala de Bou. A esto hay que añadir la inexistencia de mecanismos limitadores de velocidad y el hecho de que las aceras son extremadamente estrechas, con lo que los coches pasan a poca distancia de los peatones y que, en caso de alguna incidencia, estos se encuentran atrapados, sin posibilidad de escape.
La zona de la playa de es Pouet, en la frontera entre los municipios de Sant Antoni y Sant Josep, se ha convertido en un punto negro de las carreteras de la isla. En este punto, esta temporada turística, se han producido dos atropellos que han dejado dejado, de momento, dos fallecidos y dos heridos. El último incidente se ha producido este domingo, con la muerte de una turista irlandesa, pero el pasado 18 de mayo un turista alicantino también fue arrollado mortalmente en la misma zona, a escasos 100 metros de donde ha muerto la turista irlandesa. En ambos casos, además, los hechos se han producido de la misma manera: un vehículo se ha salido de la calzada y se ha llevado por delante a los peatones.
Los comerciantes de la zona, que conocen de primera mano la peligrosidad de este punto, reclaman a los ayuntamientos que tomen medidas. “Los coches pasan volando por aquí”, comenta Jose, encargado del chiringuito de playa Es Pouetó, un establecimiento icónico de esta playa: “Y por aquí pasa también mucha gente. Esto hay que arreglarlo de alguna manera”. Propone mecanismos que faciliten que los conductores bajen la velocidad: “Una señal luminosa del límite de 30 kilómetros hora, o badenes. El radar no sé si sería una solución, porque los turistas no pagan la multa, pero algo se tiene que hacer aquí”.

«Te sientes insegura»
“Deberían poner más controles en esta zona, porque es un peligro la gente que bebe”, explica Itziar, la encargada de un negocio de rent a car. Su compañera de trabajo, Natalia, recuerda que este es un punto muy delicado porque la playa de es Pouet es muy popular: “Es una zona muy transitada, van muchos niños y familias, pero el paso no es seguro”, y explica que “las aceras son muy estrechas, y además el paso de cebra que han puesto aquí no lo respeta nadie”.
“Los coches van muy deprisa y, además, es una curva y se te echan encima”, señala Nuria, una trabajadora de una tienda de souvenirs cercana. Nida, una cajera de un supermercado, admite que cuando llega a trabajar, a primera hora de la mañana, pasa miedo: “Pasan los coches de gente que viene de fiesta y van demasiado rápido. Además, con estas aceras tan estrechas, te sientes insegura”. Comenta que alguna noche, esperando el autobús para regresar a casa, ha temido por su integridad física: “He tenido que apartarme por los coches que venían a toda velocidad”. Reclama también, como lo hacen todas las personas consultadas, que se tomen medidas para evitar nuevas muertes. “No sé cuál exactamente, porque ese no es nuestro trabajo, eso es cosa del Ayuntamiento, pero algo hay que hacer”, resume Jose, el encargado de Es Pouetó.