Sequía persistente, plaga de torcaces, dificultades para que una explotación dé beneficios o, al menos, no sea un pozo de pérdidas… Son muchas las dificultades que atraviesa el campo de Ibiza. Un gesto simbólico de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni: repartir pequeños árboles de algarrobo para plantar en sus fincas a los productores que les lleven garroves, busca, entre otras cosas, dar un poco de optimismo a un sector que resiste con dificultades.
El presidente de la cooperativa, Toni Tur, lo resume así: “La situación es complicada, pero hay muy malas noticias por todas partes y es importante mantener el optimismo. Aunque sea complicado, tenemos que hacer cosas, no nos podemos quedar parados, aunque sean acciones pequeñas y entre todos”.
Tur subraya la importancia de no perder la perspectiva histórica y el valor del paisaje agrícola de la isla: “El paisaje que ha tenido Ibiza, el que se ha vendido como imagen internacional, es el fruto de los abuelos, de los payeses de antaño. Tenemos una deuda con ellos y con las generaciones futuras: debemos dejar la isla un poco mejor de lo que la encontramos”.
A pesar de la sequía y de las dificultades para mantener los cultivos, el mensaje del presidente de la cooperativa es claro: la acción, aunque incierta, es fundamental. “De momento no está siendo así [en referencia a dejar mejor la isla que nuestros ancestros] pero eso no quiere decir que caigamos en la desesperación, sino que debemos sembrar, aunque no sepamos si recogeremos algo. Lo importante es sembrar”, concluye.
El reparto de arbolitos de algarrobo y la campaña de recogida no solo buscan asegurar la producción de este cultivo emblemático de Ibiza, resistente a la sequía, sino también fomentar la resiliencia del sector agrícola y proteger el paisaje de las feixes y de la isla en general. En un momento en que los cultivos tradicionales sufren y la sequía prolongada amenaza el campo, la iniciativa simboliza la necesidad de cuidar la tierra, mantener viva la memoria agrícola y preparar el futuro.

