El Área de Salud de Ibiza y Formentera anunció esta semana una reducción del 31 % del total de pacientes en lista de espera para consultas externas en diciembre, pasando de 15.178 personas en 2024 a 10.340 en 2025. Según los datos oficiales, la mejora es especialmente notable en el tramo de más de 60 días de espera, donde la caída llega al 46 %. También la demora media habría descendido un 45 %, situándose en 92 días frente a los 168 del año anterior.
Sin embargo, la difusión de estas cifras ha provocado una avalancha de comentarios y mensajes que han llegado a Noudiari de pacientes que relatan esperas críticas. Entre todos esos testimonios, uno destaca por la gravedad del desenlace.
Hablamos con Amanda, una mujer de 71 años que fue diagnosticada de cáncer de colon metastásico dos años después de solicitar su primera cita con Digestivo, pese a que su médico de cabecera pidió la visita con carácter preferente desde el inicio.
“Tenía todos los síntomas de cáncer de colon y pedí ayuda en mayo de 2023”
El calvario de Amanda comienza en mayo de 2023. Acude a su médica de cabecera con síntomas compatibles con un cáncer de colon. Le solicitan una prueba de sangre oculta en heces. La primera muestra arroja un resultado con poca presencia de sangre, insuficiente para confirmar o descartar patología. Su doctora, preocupada, solicita una cita preferente con Digestivo.
Pero Amanda no recibe ninguna llamada.
Meses después, en octubre de 2023, vuelve a Atención Primaria y explica que todavía no ha sido atendida. Su médica reitera la solicitud de cita preferente. En recepción descubren que la petición inicial de mayo “fue degradada en Can Misses de preferente a normal”, sin revisión clínica y sin que Amanda fuese informada.
Un año completo sin ser vista por un especialista
La paciente, que continúa trabajando a su edad para mejorar sus condiciones de jubilación, sigue su vida sin noticias del hospital. En noviembre de 2024, un año y medio después de la primera petición, vuelve a su médica de cabecera, que solicita repetir la prueba de heces. Esta vez el resultado llega “disparado”.
Se pide una nueva cita preferente con Digestivo.
A los pocos días, Amanda recibe una llamada del Área de Salud comunicándole que será derivada a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario debido a que lleva más de un año en lista de espera. Le indican que el centro privado se pondrá en contacto con ella.
Pero pasan quince días y no ocurre nada.
“Me dijeron que quizá me habían gastado una broma”
Preocupada, Amanda llama directamente a la Policlínica. Allí le informan de que no consta ningún derivado de Digestivo, y que si hubiera una derivación real podrían atenderla esa misma semana.
Cuando Amanda vuelve a llamar al número del Área de Salud, el trabajador que le atiende le asegura que “desde allí no la ha llamado nadie” y llega a sugerir que “quizá alguien le gastó una broma”.
“Yo no me podía creer lo que estaba escuchando”, relata, muy disgustada con la respuesta de esta persona en un momento crítico para ella.
Finalmente, la clínica confirma por correo que el Área de Salud había respondido diciendo que no habían podido contactar con la paciente, algo que Amanda desmiente.
El caso se desbloquea gracias a Atención al Paciente
Tras varias gestiones fallidas, Amanda contacta con el servicio de Atención al Paciente y habla con una trabajadora que revisa su historial y confirma que el hospital la había llamado por error cuando estaba derivando a pacientes de abril, no de mayo. Es decir, la llamada existió, pero se trató de un procedimiento equivocado.
Tras esa intervención, Digestivo la cita en dos días. La colonoscopia se realiza la semana siguiente. El resultado es devastador: Amanda tiene un cáncer de colon avanzado.
Del primer síntoma a la operación: casi dos años
Desde la primera consulta en mayo de 2023 hasta la operación en febrero de 2025 pasan un año y nueve meses. 21 meses en total. ¿Qué habría pasado si la hubiesen atendido en 2023? ¿Ese tumor habría avanzado como lo hizo? Probablemente no y ese pensamiento mortifica a Amanda.
El tumor, ya metastásico, requiere seguimiento continuo, pruebas cada dos meses y revisiones en Oncología, un servicio que actualmente cuenta con “dos oncólogos y medio”, según afirma la paciente, sobre una plantilla asignada de 7 profesionales que no se cubre.
Amanda arrastra, además, importantes consecuencias físicas, psicológicas y económicas. Porque, como hemos comentado, seguía trabajando para completar su pensión pero el cáncer la ha dejado machacada y no ha podido continuar: “Esta espera me ha arruinado la vida”, explica.
Amanda asegura que ha presentado reclamaciones en Atención al paciente a lo largo de su proceso.
Profesionales valorados, pero un sistema colapsado
En su relato, Amanda distingue claramente entre los equipos clínicos que la atendieron —“maravillosos”— y los problemas estructurales del circuito asistencial: devoluciones de citas preferentes como normales, falta de comunicación entre servicios, errores en derivaciones y una Oncología desbordada.
Su testimonio coincide con el de muchos otros pacientes que, tras la publicación de los datos oficiales de reducción de listas de espera, han expresado que su experiencia real no se corresponde con la imagen de mejora generalizada.
La contradicción: datos a la baja frente a casos extremos
Los datos ofrecidos por el Área de Salud muestran un descenso importante en el volumen global de pacientes en espera y en la demora media. El hospital atribuye esta mejora a la recuperación de plantillas en servicios previamente deficitarios, como Digestivo, Maxilofacial, Dermatología, Medicina Interna o Reumatología, algunos de los cuales registran descensos cercanos al 90 %.
Pero testimonios como el de Amanda ponen el foco en otro tipo de problema: no solo el volumen de la lista, sino los fallos del circuito, la gestión de prioridades, la comunicación interna y el tratamiento de los casos preferentes o urgentes.
Noudiari ha solicitado a ASEF los datos de reclamaciones de ciudadanos y ciudadanas de Ibiza y Formentera interpuestas en 2025 y 2024 en la Oficina de Atención al Paciente pero estos datos no están explotados, es decir, que no han sido procesados, organizados y convertidos en estadísticas utilizables.






