El parque de la Paz de Vila ha acogido la concentración del 25-N, Día para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. Doscientas personas han acudido a la convocatoria de las diversas asociaciones feministas agrupadas en la Comissió Eivissa 8 M. Bajo el lema ‘Resilient i combativa és la ràbia feminista’, la periodista Maite Alvite ha leído un manifiesto que ha empezado recordando el nombre de algunas de las mujeres asesinadas este año por el terrorismo machista.
“Cuando me lo propusieron no me pude negar, por supuesto”, confesaba Alvite minutos antes de subir al escenario. Para Alba Massanet, miembro de la Comissió 8M, la concentración de hoy es necesaria para recordar y señalizar el machismo invisible que atraviesa una sociedad que, en un gran mayoría, todavía ha recibido una educación aptriarcal.
“Cuando una mujer va al médico, por ejemplo, y relata sus síntomas, no recibe el mismo crédito que cuando va un hombre. Incluso la ciencia ha estudiado menos el cuerpo de la mujer que el del hombre. Hay toda una serie de machismos soterrados que, como la parte invisible de un iceberg, nos afectan”, explca Massanet.

También asisten a la concentración Nibia Aldama y Carmen Núñez, impulsoras de la asociación Nibia Eivissa y cuyo objetivo es ayudar a las mujeres que sufren violencia de género a dar el primer paso adelante y denunciar su situación. Algo que ellas conocen de primera mano.
“Yo he sido víctima de la violencia de género y he visto todas las carencias que hay. Faltan psicólogos, falta apoyo a las mujeres que quieran dar ese paso, ayudas a los hijos, que han crecido en un entorno en el que la violencia está normalizada”, explica Aldama.
“Las mujeres deben saber que vivir bajo el maltrato no es vivir. Hay que apoyarlas porque se necesita mucha valentía para dar ese paso”, insiste Carmen Núñez. Ambas mujeres recuerdan también que la situación de las compañeras que intentan zafarse de su situación de maltrato se complica especialmente en Ibiza, a causa de la dificultad que tienen para encontrar una vivienda digna.

La lectura del manifiesto empieza con un montaje sonoro de informativos de radio y televisión en los que se relata el insufrible goteo de feminicidios: “Consternación en Astorga ante los dramáticos hechos…”, “Condena y repulsa…”, etc… En paralelo, una instalación, realizada con recortes de cartulinas e instalada en el parque de la Paz, recuerda los nombres de todas las mujeres asesinadas este año que aparecen en el registro de feminicidio.net: 83 mujeres y tres niños.
Alvite lee el manifiesto, en el que se repite la palabra “rabia” ante los enésimos crímenes machistas: “Pasa un día y pasa otro, y convive entre nosotras la violencia física, la violencia estética, la violencia vicaria, la violencia sexual, la violencia laboral, la violencia institucional, la violencia judicial, la violencia habitacional, la violencia económica, la violencia digital, la violencia obstétrica, y el asesinato”.
Un manifiesto que finaliza con las siguientes reivindicaciones: más formación en los servicios que atienden a mujeres y a sus hijos; la implementación real de un sistema que eduque transversalmente en la igualdad; garantizar una educación sexual integral y que no moralice ni infantilice; el reconocimiento de las enfermedad profesionales de las trabajadoras del hogar; el fin del desmantelamiento de los servicios públicos como la sanidad y la educación; el aumento de recursos a las políticas públicas que luchan contra la violencia institucional; el fin de los genocidios, en Palestina y en cualquier lugar del mundo; y el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas en zonas de guerra.





