A Manuel, sevillano de 38 años, 20 de ellos haciendo la temporada en Ibiza, se le ha agotado la paciencia. Trabaja de socorrista en la piscina de un hotel, un empleo que combina con otros relacionados con el sector turístico, para levantar un sueldo decente. Lo que le pedían por un alquiler hace cinco años dejaba por los suelos las ganancias, de modo que se decidió y compró una furgoneta que camperizó para poder vivir en ella. Se gastó 8.000 euros y va pernoctando en ella aquí y allá, normalmente cerca del trabajo, si puede, en la ciudad de Ibiza. Asegura que no despliega nada en el exterior. Es solo su lugar de descanso. «Ahora me siento un delincuente», afirma mientras muestra la pegatina que le han puesto por abandono de vehículo. «¿Cómo que «abandono» si vivo en esta furgoneta todos los días y la moví ayer? Van a por nosotros», dice mientras se desahoga con todo tipo de improperios de la tensión que está pasando estos días.
«Ibiza vive del recuerdo de los hippys que vinieron en sus furgonetas, ahí empezó todo, pero ahora echa a los trabajadores que vivimos en furgonetas y caravanas. No tiene sentido», reflexiona. Este trabajador no comprende por qué no puede pasar unos meses en Ibiza en su furgoneta camperizada —homologada, asegurada y con todo en regla—, como hace cada temporada. “Vengo a ganarme la vida, no a regalarle mi sueldo a los mismos de siempre”, dice, indignado. “La isla la hemos levantado nosotros, los trabajadores, pero ahora solo quieren ricos. Nos acosan, nos criminalizan, nos echan. Yo no voy a pagar 1.500 euros por una habitación”, dice este trabajador.
Manuel, que está en la isla desde mayo y se irá a mediados de octubre, insiste en que mueve su furgoneta cada tres o cuatro días. “Es mentira que lleve ahí 15 días parado como dicen, me están acosando. Quieren echarnos y punto”, denuncia. Y reclama que, en lugar de destinar las energías en perseguirles, las autoridades deberían trabajar para crear zonas habilitadas con los servicios mínimos para que las trabajadoras y trabajadores tengan un lugar donde estar. «¿Cómo piensan que se va a sostener el turismo de Ibiza sin sus trabajadores?», añade.
Su petición no suena a nueva. Ya en febrero de 2018, la plataforma La voz de los que nadie quiere escuchar —junto con No Més Precarietat Eivissa— reclamó al Ayuntamiento de Ibiza y al Consell la habilitación urgente de un “camping público” donde trabajadores pudieran pernoctar legalmente con tiendas o caravanas. En una carta dirigida a Rafael Ruiz, entonces alcalde de Ibiza, advertían que muchos trabajadores se veían obligados a acampar sin permiso “asumiendo un alto riesgo tanto para ellos como para el entorno y el medio ambiente”.

Siete años después, las cosas «están muchísimo peor», lamenta Manuel. La petición sigue vigente y el problema, lejos de resolverse, ha llegado a unos niveles dramáticos, con desalojos de los poblados donde los trabajadores viven en precario: primero fue el de Can Rova, después Can Raspalls, a continuación Es Gorg y pronto llegará el de Can Rova 2.
Las asociaciones de autocaravanistas, como la PACA (Plataforma de Autocaravanas Autónoma), han denunciado también esta situación, insistiendo que en las personas tienen derecho a pernoctar en sus autocaravanas siempre con unos límites como zonas protegidas o rústicas.
“Yo pago mi circulación, mi seguro, mi ITV, mi camperización. No estoy en un bosque sino en un aparcamiento. No tengo por qué irme a un camping. No soy un esclavo de esta sociedad. No tienen derecho a echarme”, subraya.
El sentimiento de «criminalización» se repite entre quienes, como Manuel, forman parte o han formado parte de esa fuerza laboral que sostiene el turismo y la construcción, entre otros sectores de Ibiza. “¿Yo no tengo derecho a aparcar junto a mi trabajo? ¿Qué pasa si duermo dentro del coche? Es que no solo es que no haga mal a nadie, es que estoy en mi derecho a hacerlo», remarca. «Están yendo a por quienes sostienen la economía de Ibiza con acoso policial e injusticias», concluye.
Tanto Jesús Gallardo, presidente de la PACA, como Manuel, directamente afectado, insisten en que en España no es ilegal vivir en un vehículo siempre que esté correctamente estacionado y cumpla con las normativas de tráfico. «Lo que sí es ilegal es intentar imponer normas que vulneran derechos básicos o aplicar restricciones que no tienen base legal», dice Manuel. «Criminalizan a personas que simplemente eligen una forma de vida alternativa y completamente legítima y eso es ilegal», subraya.
Además, este trabajador remarca que «un territorio como Ibiza tiene la obligación de habilitar zonas de pernocta como las que hay en las carreteras de toda España, que son espacios adecuados para la pernocta de vehículos vivienda. Estos espacios deben contar con sombra y acceso a agua potable.Tienen que dar respuesta, porque es su obligación, con soluciones dignas y no persecuciones o sanciones injustas«, añade.
¿Qué dice la ley?
El pasado 1 de junio entró en vigor la Ley de Control de Afluencia de Vehículos de Ibiza, que, entre otras cosas, obliga a las caravanas y autocaravanas a tener autorización para entrar en Ibiza, pagando cuota si son de no residentes y no pagan el impuesto de circulación en Ibiza y con una reserva previa de camping (si entran del 1 de junio al 30 de septiembre).
Las sanciones para las caravanas, autocaravanas y demás vehículos-vivienda que estacionen o pernocten en suelo rústico, podrán ser de 10.000 a 30.000 euros (la prohibición en este caso es durante todo el año).
Esta prohibición, según el conseller de Territorio, Mariano Juan, busca frenar la saturación de vehículos, pero también «evitar que los poblados proliferen en el suelo rústico» y que se generen «núcleos de población» de caravanas como ocurre en zonas de costa como Platges de Comte.
Por otra parte, el Consistorio de Ibiza ha instalado gálibos para impedir la entrada de caravanas y autocaravanas en aparcamientos públicos mientras que la Policía Local multa a estos vehículos por estacionamiento prolongado o acampada ilegal. El Ayuntamiento de Ibiza modificó su ordenanza para prohibir el estacionamiento de furgonetas camper o caravanas de más de 5,2 m de largo o 2,10 m de alto, salvo en zonas autorizadas. Además, no se puede estacionar en un mismo lugar más de 72 horas.
Cuando dejéis de venir, algunos establecimientos tendrán que bajar la persianas, otros dar alojamiento a sus empleados en lugar de a turistas.
La palabra es DECRECER.
Si tienes que irte a un camping, porque allí es donde tienes todos los servicios e instalaciones para dejar tus residuos etc. Si no te va bien ya lo sabes, trabajo hay en toda la costa mediterránea. Y es lo de siempre…es mano de obra poco cualificada para establecimientos, etc. Sois trabajadores para grandes cadenas hoteleras, no para los ciudadanos ibicencos, por tanto, a nosotros no nos aporta nada su presencia. Si no tenéis recursos para estar aquí, por qué seguir aquí sufriendo? no lo puedo entender. Y vuestra dignidad?
Y siguiendo con el comentario anterior, SOBRA GENTE, SOBRAN ESTABLECIMIENTOS, SOBRAN COCHES, SOBRA DE TODO EN ESTA ISLA. DECRECIMIENTO YA.
«Y reclama que, en lugar de destinar las energías en perseguirles, las autoridades deberían trabajar para crear zonas habilitadas con los servicios mínimos para que las trabajadoras y trabajadores tengan un lugar donde estar. «¿Cómo piensan que se va a sostener el turismo de Ibiza sin sus trabajadores?»
De la misma manera que no quieres pagar 1500 por una habitación, tampoco ibas a pagar los 700 euros al mes que te cobrarían en las zonas habilitadas.
Molts eivissencs ténen el el seu record es peluts que vingueren i què, en alguna ocasió apedregaren. De «hippies en furgonetas» no n’havia sentit a parlar as meus güelus.