Como en una historia de Hollywood en el que una extraña llega a un núcleo familiar, seduce al eslabón más débil y usa sus ardides para quedarse con todo. Como un telefilme de sobremesa que hemos visto mil veces, pero que para Antonia López Yeste se convirtió en algo demasiado trágico y demasiado real. Así es la historia que hemos escuchado en la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Palma contra la mujer I.C.N., acusada del asesinato el 3 de agosto de 2023 de Francisco López Mena, un vecino de Ses Païsses que murió asfixiado después de que alguien prendiera fuego a su casa.
Esta mañana han declarado la cuidadora de Francisco López y de su mujer cuando sucedieron los hechos, el vecino que llamó a las emergencias, la psiquiatra que había tratado a la acusada y el jefe de personal de emergencias que estaba de servicio esa noche, pero la declaración más importante ha sido la de la hija de la víctima, Antonia López.
Antonia cree ciegamente en la culpabilidad de I.C.N.,y ha sido ha llamada a declarar por la fiscalía. Antonia ha explicado su verdad, una historia de miedo que empezó en junio de 2023, un mes y medio antes del crimen, cuando su padre, Francisco López, ingresó en Can Misses para tratarse un cáncer. La esposa de Francisco, que padecía alzheimer, se quedó sola en casa y la familia necesitaba de una cuidadora. Aquí es cuando entra en escena la acusada: “I.C.N. Se ofreció, dijo que conocía a mis padres del Club de Mayores. Me dijo que había sido voluntaria de Cruz Roja y que ayudaba a personas mayores. No me quiso cobrar nada”, ha relatado la hija de la víctima.
Estrategia y magufadas
Cuando sucedió esto, Antonia desconocía que su hermano Fran había iniciado una relación con I.C.N. Fran es un hombre que había sufrido problemas mentales y que se medicaba contra la depresión. Según el relato de la testigo, I.C.N. no se conformó con hacer unas horas para cuidar a los ancianos sino que, con la excusa de que convivía con el hijo del matrimonio, se instaló en casa. Aquí, Antonia empezó a desconfiar. Pero luego todo fue a peor.
“Ella le decía a mi hermano que no se tomara la medicación contra la depresión, que las pastillas son un invento para controlar a la sociedad”. Según asegura Antonia, Fran le obedeció, y eso tuvo unas consecuencias nefastas: sufrió una recaída y se intentó suicidar.
Con el hijo ingresado en Can Misses, y la pareja de ancianos también en una posición muy delicada -uno en tratamiento contra el cáncer y la mujer con alzheimer- según Antonia, la acusada tuvo el terreno libre y empezó a jugar sus cartas, como una villana de manual en un thriller psicológico: “Se presentó en el hospital como la responsable de la familia. Le pedía dinero a papá. Decía que a partir de ahora, ella se encargaba de la casa. Entonces me dije que esa mujer era peligrosa”.
En su declaración, Antonia ha explicado el momento en el que ella decidió que había que apartar definitivamente a I.C.N. de sus vidas. Fue al escuchar una frase magufa que, por desgracia, comparte mucha gente en Ibiza: “Nos dijo que había que dejar de darle la quimioterapia a papá porque los tratamientos eran un negocio del Estado”. En este momento fue cuando le cerraron las puertas de casa y decidieron contratar a otra cuidadora. ¿Fue por un deseo de venganza que luego esta mujer decidió quemar la casa de los ancianos? Eso quien lo debe decidir es el jurado.
Finalizado el relato, propio de una novela de Patricia Highsmith, se ha vivido el momento más sobrecogedor de la mañana, cuando la hija del fallecido ha tenido que rememorar la noche de los hechos, que esa noche no estuviera localizable -había puesto el ‘modo avión’ en el teléfono-, recordar el último momento en que vio a su padre con vida y la impresión que le provocó ver la casa destrozada: “Parecía que habían tirado una bomba”. Aquí la mujer se ha derrumbado, rota de dolor, y no ha podido continuar. La escena ha sido desoladora.
Otros testigos
Los testigos del vecino de la casa de enfrente que dio la voz de alarma y el de la cuidadora que vivía en el piso superior de la casa, han servido para realizar una descripción muy viva de cómo fue el incendio y de los fracasados intentos para rescatar a la víctima. No obstante, ninguno de los dos vio a alguien entrar o salir de la casa esa noche. Nadie vio al presunto autor del incendio. Nadie vio a I.C.N. en la escena del crimen.
Más importante ha sido el testimonio de la psiquiatra de Can Misses que atendió a Fran López tras su intento de suicidio y que relató que ya había tratado a I.C.N. en el año 2011. “La pareja de I.C.N. falleció en un incendio y el doctor siempre sospechó que ella había estado detrás de ese siniestro”, ha comentado la mujer, aunque ha reconocido que se trataba solo de “una conjetura”. La doctora ha declarado también que la acusada sufre un trastorno esquizo-afectivo, aunque esto no tiene por qué comportar un comportamiento violento.
Mañana miércoles continuarán las declaraciones.






