Empatar con el segundo clasificado, el Europa, en casa, 1 a 1, no es para nada un mal resultado, sobre todo viendo de dónde viene el equipo. Lo que le pasa a la UD Ibiza es que cada partido que no gana, cada punto que se escapa, le aleja de sus objetivos. Y la presión aumenta.
Queda mucha Liga, y la reacción es posible. La mano del nuevo entrenador se percibe en ciertas cosas y en momentos del juego, pero al conjunto ibicenco le falta una victoria que revitalice los ánimos. Empezó perdiendo ante el Europa, equipo revelación, al encajar un gol en las postrimerías de un primer tiempo en el que tuvo la oportunidad de adelantarse. Pero falla cuando tiene que definir, y eso le sigue penalizando.
Con el marcador en contra, la UD Ibiza no tuvo más remedio que ir sin tapujos a por el gol, y ahí es donde se le vio más suelta. No descuidó la retaguardia y estuvo percutiendo una y otra vez hasta que llegó el gol, un tanto de Bebé en el minuto 72 que evitó una derrota que hubiera ensombrecido un poco más el gris panorama en el que está sumido el bloque, atenazado por la presión y por lo que se suponía de él.
Se esperaba que estuviera arriba y se mantuviera ahí desde el principio al fin, pero aún debe coger la medida al campeonato y ver que, a pesar de todo, queda tiempo para remontar. Necesita, eso sí, algo de calma, la serenidad que da una victoria, que lo cambia todo.
Tendrá que esperar a la siguiente oportunidad, que llegará el domingo que viene, y de nuevo e casa, con el Algeciras como visitante y los tres puntos en el punto de mira.





