Los pilotos reivindican su derecho a competir

@V. R. / Un centenar de pilotos han reivindicado con sus motos en sa Joveria su derecho a poder entrenar y competir en Ibiza, como hacen el resto de deportistas de la isla. Ellos, en cambio, no disponen de unas instalaciones homologadas y desde noviembre no pueden rodar tampoco en el circuito provisional en el que lo hacían habitualmente. La reclamación no es nueva. En 2007, hace más de veinte años, empezaron estas protestas con una recogida de firmas y distintas movilizaciones. Hoy el problema persiste. Los deportistas lo achacan a falta de voluntad política. Las instituciones prometen soluciones, pero nunca llegan.

La isla cuenta con una gran tradición en el deporte del motocross y desde la década de los 70 han salido campeones de España con sello insular. Hoy en día sigue habiendo pilotos ibicencos que consiguen y luchan por nuevos títulos de carácter estatal y balear. No obstante, su futuro es cada vez más negro. Compiten en inferioridad de condiciones con el resto de rivales, ya que ellos no pueden entrenar en casi ningún sitio.

Los pilotos se muestran muy críticos con la situación que les ha tocado vivir, mientras que desde la delegación son más prudentes y comedidos y aseguran que desde el Consell Insular se trabaja con la idea de que el circuito que les han prometido sea una realidad. De todas formas, no será a corto plazo y mientras tanto piden unas instalaciones provisionales donde puedan ejercitarse y competir.

El delegado insular de la Federación Balear, Pepe Cardona, ha señalado que espera que les tengan en cuenta. «Confiamos en el Consell y en que el circuito salga adelante, pero necesitamos algo provisional porque no tenemos la posibilidad de desarrollar el deporte que practicamos. Estoy contento con la respuesta que han tenido los pilotos y con la gente que se ha manifestado reclamando una solución. Mientras no haya una solución, seguiremos reclamándola de forma pacífica y mediante concentraciones de este tipo», ha manifestado.

Por su parte, Dani Curreu, como portavoz de los pilotos, ha indicado que «es lamentable que se tenga que llegar a estos extremos y que en la época en la que estamos no contemos con unas instalaciones, solo que sean provisionales. Llevamos más de tres legislaturas persiguiendo un circuito y aunque se ha intentado dar pasos en una misma dirección, jamás se ha llevado adelante un proyecto en firme. De momento, nos han quitado lo poco que teníamos. Es falta de voluntad política. el día que haya una desgracia es cuando se pondrá orden. Como no hay un lugar adecuado para la práctica de este deporte, los pilotos entrenan por caminos y diferentes zonas y eso genera un descontrol absoluto», ha aseverado.

Por otro lado, uno de los pilotos que ha organizado la concentración de este sábado, Mat Rodríguez, se ha expresado en términos similares y se ha mostrado contento con la asistencia registrada, «aunque ha faltado gente que no ha podido venir por diferentes circunstancias y otras, que espero que se dé por aludida, que no ha querido venir. No voy a dar nombres. La solución que nos han presentado de forma provisional es la de rodar al menos un día en el hipódromo. Veremos si esta posibilidad sale o no adelante. En Santa Eulària, de momento, es el único sitio en el que se nos ha ofrecido un terreno para entrenar una vez cada tres semanas. En otros sitios, no nos hemos visto la misma voluntad de colaborar con los pilotos. Por qué el Consell no hace lo mismo, por qué no tiene la misma predisposición», se ha preguntado.

La paciencia de los pilotos está llegando a su límite, tal y como han explicado algunos de ellos, y no descartan llevar a cabo nuevas protestas con más visibilidad. Una de las opciones es ir con las motos ante la sede del Consell Insular, «para hacer ruido con las motos y que nos escuchen de una vez», han comentado. El futuro de este deporte está bajo una seria amenaza en la isla. Si el proyecto de un circuito permanente no sale adelante en breve, la progresión de los pilotos seguirá en declive. No obstante, nadie de los hoy concentrados espera una solución definitiva antes de dos años, aunque en vista de los precedentes los ánimos están muy caldeados y pocos confían en las promesas que les llegan desde las instituciones.