Miguel Sevilla Pérez (Valencia, 1960) cumplió ayer jueves 65 años y vivió también su último día de servicio como Jefe de Bomberos de Ibiza. Le entrevistamos en el Parque Insular de Bomberos y, cuando Sevilla llega, sus compañeros le saludan cálidamente, le abrazan, le chocan la mano. «¡¡Miguel!!», «¡¡Sevi!!», le dicen con cariño y camaradería. Miguel Sevilla ha sido jefe del cuerpo de bomberos de Ibiza durante 31 años y ha dejado una huella innegable. Ahora, mientras pasea por última vez por la que ha sido su casa durante cuatro décadas, Sevilla recuerda sus experiencias con orgullo pero también con un poso de melancolía.
-¿Cómo se siente ante su último día de trabajo?
-Hoy es mi último día y lo será hasta las doce de la noche. Ya me he ido haciendo la idea, poco a poco. Supongo que mañana será el gran cambio, que será como un flash. Ayer me regalaron el carnet de jubilado para el autobús, el de color rojo.
-¿Recuerda cómo fue el primer día aquí en Ibiza?
-Sí. Ese primer día, el 1 de agosto de 1984 entramos otro compañero y yo, que en paz descanse, que era Bruno Muñoz. Me acuerdo que estaba de guardia de cabo Vicente Guasch y de bomberos Juan Riera y Juan Juan Guasch, los tres.
-¿Cuántos bomberos eran en esa época y cuántos son ahora?
-Entonces seríamos unos quince. Ahora teóricamente somos sesenta y cinco, lo que pasa es que hay vacantes por una cosa u otra: atribución de funciones, vacantes que no se han cubierto, comisiones de servicio… Al final nos faltarían unos once, de sesenta y cinco que somos la plantilla, ahora hay cubiertos cincuenta y cuatro.
De los 65 en plantilla, hay cubiertas 54 plazas. Deberíamos ser el doble
-Hace poco se juntaron varias emergencias simultáneas y desde el cuerpo de bomberos se comentó de que en estos momentos es cuando te das cuenta de que la plantilla está un poco ahogada. ¿Cuál sería la plantilla deseable?
-Si tienes una primera salida y surge una segunda salida, hay que poder tenerlas cubiertas. Por ejemplo, de guardia el mínimo son siete efectivos. Si sacas en un servicio seis personas o cinco, puede suceder que haya otro servicio y no haya tenido tiempo de regresar el primero, debes tener otro. En ocasiones, cuando hay una borrasca y hay muchos servicios de retirada de árboles, tienes muchas intervenciones, hay que priorizar. Pero siempre debes tener cubiertas dos salidas. Si tengo un incendio urbano necesito ocho efectivos. Lo ideal sería tener otro equipo. Por tanto, serían 16 por turno. Si hay cinco turnos, serían 80. Ahora, con las vacaciones, libranzas y tal, empiezas a sumar, y lo ideal serían unos 100 y algo. Eso es el doble de lo que tenemos ahora.
-¿Cómo usted llegó a Ibiza?
-Yo soy de Valencia y estaba estudiando. Un verano estuve trabajando en el aeropuerto y me hicieron fijo discontinuo. Después del servicio militar volví aquí. Mi padre era bombero, se jubiló como cabo de bomberos y mi hermano también es bombero en Valencia ciudad. Me viene de familia. Yo tenía el carnet de primera, reunía los requisitos y siempre he sentido la vocación. Vine y el 1 de agosto de 1984 hice mi primera guardia.

-¿Ha cambiado mucho el material desde entonces?
-Ha cambiado todo. Antes los vehículos eran un camión normal que te lo transformaban, le ponían una cuba y ya está. No tenían en cuenta el reparto de cargas, la estabilidad, ni nada. Hoy en día los fabricantes de vehículos ya tienen su serie F, que son los vehículos específicos de bomberos, con sus elementos mecánicos preparados para ello. Las bombas también han cambiado, hay bombas combinadas, de alta y baja presión, antes solo eran bombas de baja presión. El material era mucho más pesado. La boquilla, lo que hay en la boca de la manguera, antes tenías que hacer una fuerza brutal para abrirla. No había reguladores de caudal, ahora puedes saber la cantidad de agua que estás tirando.
Los trajes de antes no transpiraban y te cocías dentro. Sufrías el ‘calambre del bombero’
-Y el traje habrá cambiado también.
-Sí, los EPIS. Para cada tipo de intervención necesitas un equipo distinto, no puedes ir a un accidente de tráfico o a un forestal con el mismo traje. Los EPIS ahora son más ligeros, con mayor protección. He llegado a tener trajes que no transpiraban y era como si te pusieras en una bolsa, te cocías dentro, te deshidratabas vivo. Tenías el calambre del bombero porque perdías muchos minerales y si tú no transpiras lo aceleras más. Ahora en los vehículos se llevan bebidas isotónicas, electrolitos, tenemos trajes que transpiran, ha evolucionado.
-¿La forma de apagar un fuego también ha cambiado?
-Ha habido estudios de lo que es la geometría dentro de un incendio pero lo del triángulo del fuego, eso no ha cambio. El triángulo, los tres lados del fuego son el calor, el combustible y el oxígeno. El fuego es una reacción química. Para apagarlo tienes que sofocarlo, que sería eliminar el oxígeno; enfriarlo, que sería bajar la temperatura; y retirar el combustible, porque no hay nada que arder… Y luego no son lo mismo los fuegos en exterior que en el interior, porque dentro de un piso los productos y subproductos de la combustión no se van a la atmósfera, se quedan dentro de un recinto confinado, se genera monóxido de carbono, muy tóxico, muy inflamable. Ahora en las casas hay mucho plástico y cuando reaccionan con el calor empiezan a emitir vapores y todo eso es altamente inflamable.
-Ahora que me habla del fuego, usted que es un especialista en la materia, acláreme una pregunta que me he hecho toda la vida. ¿Por qué cuando se te está quemando una sartén en la cocina dicen que no hay que tirarle agua?
-Eso se llama el boil over doméstico. Cuando una sartén está en fase llama, el aceite está entre los 300 y 450 grados. Si le tiras agua, como pesa más que el aceite, pasa a la parte de abajo. Al estar tan caliente, cuando entra el agua quintuplicamos su temperatura y se vaporiza. Automáticamente, el agua pasa a fase vapor y se expande, y es lo que hace que salga disparado. Y si alcanza la campana, la grasa, la madera… ya estaría, se quema toda la cocina, y seguro que también te quemas tú. Es esos casos, lo mejor es taparlo con una toalla, la mojas y la escurres. Tapas la llama, le quitas el oxígeno y se acabó, sofocas el problema.

-Entre 2009 y 2011 hubo tres incendios forestales muy virulentos en Ibiza, los de Morna, Cala Xarraca y Benirràs. Desde entonces no se ha repetido ningún incendio parecido. ¿A qué se debe? ¿Se han hecho las cosas bien?
-Se ha trabajado mucho la prevención. Tenemos el Plan Especial de Protección Civil de Emergencias por Incendios Forestales (Infobal). Hay mucha normativa, las campañas de no hacer fuego en época de riesgo, hay mucha más información. Están los vigilantes, las cámaras, se hacen vuelos para ver la temperatura de las zonas, en época de invierno se hacen limpiezas de bosques, se hacen fajas de separación… Se ha trabajado mucho. También se han ampliado los medios materiales y tenemos establecido el despacho automático.
-¿El despacho automático qué es?
-Significa que no hay que esperar a confirmaciones. Si hay un aviso, si hay humo, el helicóptero seguro que sale. No hay que esperar a ver el incendio.
-De todas las experiencias que ha vivido, ¿cuál ha sido la peor o la más complicada?
-Bueno, las complicadas han sido cuando ha habido fallecimientos, o accidentes donde habían niños, cuando has tenido que sacar cadáveres. Esto te afecta.
-Empezó como jefe de servicio en 1994. De todos estos años al frente, ¿le queda alguna espina clavada?
-Empecé como jefe de servicio y al poco tiempo hubo el gran incendio de Fornàs, el 2 de junio del 94. Empecé con ese incendio y me despido con la Dana. Un comienzo y un final muy agitados. Y este cargo, esta responsabilidad, es algo muy exigente y que reclama muchísima dedicación. Te afecta mucho a nivel familiar. Echo la vista atrás y me apena ver que me he perdido cosas de mi vida familiar. Un jefe de bomberos no debería estar tanto tiempo en el cargo. Creo que nadie debería estar más de 10 años.
Hasta ahora no se había valorado el riesgo de las zonas inundables, pero casos como la Dana volverán a ocurrir
-¿Qué le ha parecido la gestión de la Dana?
-En estas últimas emergencias creo que hay que hacer un reconocimiento a todos los que han participado. Tanto desde la parte política, los técnicos, todo el mundo, los voluntarios… Me ha impresionado mucho porque he estado en primera línea, estuve de jefe de operaciones, he estado en las reuniones de Cecopi y la verdad es que ha habido un comportamiento impresionante. Es de agradecer la colaboración de todos. Y mencionar que esto lo ha gestionado muy bien el director general de Emergencias, Pablo Gárriz. Ha sido un buen fichaje para Ibiza y para Baleares. Se ha coordinado todo muy bien.
-¿Qué lecciones extrae de estas últimas inundaciones?
-Se ha puesto de manifiesto que hasta ahora no se había valorado el riesgo de las zonas inundables. Se ha construido donde no se debe. Creo que ha habido ahora un punto de inflexión entre el antes y el después con lo de las danas. Habrá que actuar porque esto volverá a ocurrir. Todo esto que se ha inundado ahora, en los años 90 ya se inundaba, pero es que se ha construido más todavía. O se han dejado obras sin acabar, como la carretera del aeropuerto. Cuando te viene toda el agua del Puig Gros, más todo lo que pasa al lado del hipódromo en dirección al mar, eso se queda ahí. Parece que van a ponerse las pilas para solucionar este tema. Pero es que hay construcciones en Platja d’en Bossa o en Jesús que tienen sus propias bombas porque alcanzan el nivel freático. Hay un problema importante.





