¿Quién mató a la podarcis pityusensis? La respuesta fácil es ‘las serpientes’. Ahora, en 2025, nadie duda que no haber actuado a tiempo para afrontar la invasión de ofidios tuvo un coste altísimo. Sin embargo, hace diez o quince años, no todo el mundo lo tenía tan claro.
Esta semana, la bióloga Antònia Maria Cirer publicaba un extensa carta en la que se lamentaba con amargura de todo el tiempo perdido y de las políticas erróneas que se han seguido en este tema desde la conselleria balear de Medio Ambiente, que en un principio quitó hierro a la llegada de las serpientes y que después ignoró todas las advertencias del devastador impacto que estas tendrían sobre nuestras sargantanes.
Quien también lo conoció y sufrió fue Miquel Vericad, quien entre 2015 y 2018 fue conseller de Medio Ambiente en el Consell de Eivissa. Actualmente, Vericad vive en Mallorca, donde trabaja como agente ambiental. Recuerda la oposición interna y externa que se encontró para luchar contra la invasión de serpientes, y la inútil lucha que libró con el Govern balear para que se restringiera la entrada de olivos en Ibiza.
“Las primeras capturas de serpientes ocurren a principios de los 2.000, cuando se produjo una radiación de estos animales alrededor de algunos viveros de la isla. Se sabe claro cuál es el origen y el mecanismo de entrada en la isla. No se toman medidas hasta 2012 porque las serpientes a nivel estatal estaban protegidas”, recuerda Vericad.
Cuando las poblaciones de ofidios de Baleares se quitan de la lista de especies protegidas, el Consell ya tiene vía libre para actuar. Pero aquí empieza el drama: “En 2015 intentamos hacer una campaña de erradicación de serpientes y me encuentro con una enorme oposición interna por parte de algunos técnicos del Consell que se niegan a asumir sus competencias en materia de caza”, explica Vericad.
A su juicio, esta negativa no tenía ninguna lógica: “Tenemos literatura científica que afirma que las serpientes causan daños a la caza. Tenemos las competencias de caza. Pero destacados funcionarios emiten diferentes informes, contrarios a toda lógica legal y normativa, que dicen que no somos competentes, lo que me costó un enorme disgusto”.
“La ley de caza permite el control de especies no cinegéticas que causen daños a las especies cinegéticas. Como las serpientes desde 2012 ya no están protegidas, podemos actuar. La dieta de la serpiente de herradura incluye la perdiz y los gazapos del conejo. Hay literatura científica que nos avala, tenemos la competencia, tenemos los artículos de la ley de caza que nos permiten ejecutar el control sobre las serpientes, pero esos técnicos se negaron en redondo”, relata Vericad.
El choque con los trabajadores de la propia casa llegó a momentos de mucha tensión, como recuerda el exconseller: “Un día estuve a punto de traerles una serpiente y tirársela encima de la mesa. Imagina cómo estaba yo de quemado”.
¿Qué solución encontró el entonces conseller de Medio Ambiente? Él mismo nos lo cuenta y se resume, básicamente, en ir tirando: “Encontré formas de actuar y a mitad de legislatura empecé a ejecutar acciones en mi sentido. Hice como si no hubiera leído jamás ese informe”. Vericad señala también que pese a la oposición de algunos técnicos del Consell, en el departamento Medio Ambiente apoyaban su punto de vista: “Los técnicos de Medio Ambiente del Consell elaboraron la primera trampa de serpientes, la perfeccionaron y las empezamos a repartir a las cooperativas de agricultores. Las primeras trampas las repartimos desde el Consell”.

El amigo mallorquín
No fueron los únicos disgustos que sufrió Vericad durante su tormentosa experiencia en el Consell. Por si fuera poco, tuvo que luchar contra la incomprensión de la conselleria balear de Medio Ambiente. Durante años intentó, sin éxito, que el Govern aprobara una restricción de la entrada de olivos en las Pitiusas. Con la excusa de que la normativa europea impedía poner barreras a los productos comerciales, nadie movió un dedo. Sin embargo, en el año 2023, misteriosamente, esas trabas desaparecieron y, por fin, el Govern impuso las primeras restricciones. Una magnífica noticia que, por desgracia, llegaba un poco tarde.
“Entre 2015 y 2018 solicitamos repetidamente al Govern balear que ejecutase sus competencias en el control de invasoras. Muy tardíamente se inician a través del Cofib (Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears) tareas para capturar serpientes y se caza un número excepcionalmente alto. El problema es que falta una estrategia. Creo que el Govern no tiene claro si está haciendo una política de erradicación o de contención”.

Respecto al retraso en la normativa para controlar la llegada de olivos, Vericad cree que esta miopía tiene una explicación muy clara: “Es el centralismo mallorquín. ¿Cuándo se empiezan a tomar medidas? Pues en el momento en el que las serpientes también aparecen en Mallorca y les entra miedo. Ahi es cuando toman conciencia de que estamos ante un problema serio”.
Pese a lo necesaria de la medida, Vericad cree que la limitación de entrada de olivos tiene pocos efectos prácticos: “Los mecanismos de control son muy laxos. No existe una trazabilidad de los olivos que llegan a los viveros. No se ha podido comprobar el grado de cumplimiento de este decreto”.
El exconseller comparte el análisis pesimista de Antònia Maria Cirer pero, como decía Gramsci, frente al pesimismo de la inteligencia es necesario aportar el optimismo de la voluntad. “Hay mucha gente implicada poniendo medios, poniendo trampas, muchas asociaciones y particulares. Contamos con una ibicenca, Aina Torres, que ahora es directora general de Medio Natural y Gestión Forestal del Govern, y que está muy concienciada con el problema y está poniendo todo lo que está en sus medios para atajar la entrada de serpientes. Ha habido mucha gente que se ha implicado y luchado con esto, pero ha habido otros, menos, que no han ayudado ”, comenta, aunque no puede evitar un poso de amargura: “Ahora todo cuesta más. Cuando se tuvo que haber actuado, no se hizo. En las invasiones biológicas son muy importantes los primeros momentos. Se llegó tarde”.
Siempre vale la pena dar datos ,nombres y apellidos, no vale diluir la responsabilidad en “la administración “.
Los problemas en Ibiza se solucionan trasladándolos a Mallorca. Literalmente, como las basuras.
O a Miquel Vericad el Matacabras.