En un emotivo pero contundente discurso de aceptación de la Medalla d’Or de la Ciutat d’Eivissa, el compositor y profesor universitario Miguel Ángel Roig-Francolí no dejó pasar la oportunidad de alzar la voz en defensa de su tierra natal y lanzar una profunda crítica al rumbo que ha tomado la isla en las últimas décadas. “¿Qué le hemos hecho a esta isla?”, se preguntó, afectado por lo que considera una “trágica involución” promovida y permitida por los propios ibicencos y controlada por “los intereses del gran capital”.
Enmarcado en la festividad de Santa María de las Nieves y en un acto institucional en el Claustro del Ayuntamiento en Dalt Vila, el discurso de Roig-Francolí, que abandonó Ibiza en 1971 para formarse musicalmente en Madrid y más tarde en Estados Unidos, evocó sus recuerdos más felices sin obviar los temas que le preocupan. Y es que, aunque ha desarrollado una reconocida carrera internacional, aseguró que nunca ha perdido sus raíces ni el vínculo emocional con la isla a la que regresa cada año varias veces y de la que se informa puntualmente todos los días, muy pendiente de todo lo que sucede en ella. Por ello denunció con claridad y sin tapujos lo que él considera la deriva de Ibiza hacia un modelo de turismo “de fiesta constante, excesos y abusos”, alertando de problemas como la masificación, la contaminación de las playas, la escasez de agua, la proliferación de mafias y narcotráfico, la destrucción del entorno natural, la invasión de serpientes que ha diezmado a las emblemáticas sargantanas, el colapso del tráfico o la creciente dificultad para acceder a una vivienda digna.
«¿Qué le hemos hecho a esta isla? ¿Qué han hecho, o qué no han hecho durante décadas, las instituciones que podrían haber orientado y regulado el modelo turístico, económico y territorial de Ibiza? ¿A qué playas podemos ir ahora los ibicencos sin la molestia de la masificación, sin el agresivo bombardeo sonoro de los beach clubs, sin la presencia de materias fecales ni el agua verde a causa de las microalgas? ¿Cómo hemos permitido que el turismo que domine la isla sea el de ocio nocturno, fiesta constante, excesos y abusos? ¿Cómo hemos consentido que se haya convertido en un nido de drogas y narcotraficantes, junto con las mafias y criminales que acompañan esas plagas? ¿Cómo hemos tolerado que sea prácticamente imposible encontrar vivienda asequible y que haya autocaravanas y asentamientos de chabolas por todas partes?», cuestionó en una batería de preguntas lanzadas a la sociedad ibicenca, a sus representantes políticos presentes en el acto y también al Govern, representado por el conseller Antoni Costa.

“No podemos continuar igual, y si lo hacemos estamos hablando de una actitud autodestructiva y suicida”, sentenció. Comparó la situación de Ibiza con la de Estados Unidos, país donde reside y cuya deriva política calificó de “autodestructiva”, en alusión directa a un “delincuente condenado” que —dijo— “está destruyendo el gobierno, la economía y el tejido social del país”, afirmó en relación a Donald Trump.
El compositor denunció también la imagen internacional de Ibiza como “una isla sin ley, sinónimo de Sodoma y Gomorra”, que le obliga a explicar constantemente que la isla es mucho más que una “party island”.
“No es una evolución, sino una involución”, insistió. “¿A qué playas podemos ir los ibicencos sin ser víctimas de la masificación, el ruido o incluso la presencia de aguas fecales?”, preguntó de forma retórica, interpelando directamente a las instituciones “que durante décadas no han sabido encaminar ni regular el modelo económico y territorial”.
Roig-Francolí justificó la dureza de su discurso en un acto de celebración argumentando que este tipo de reconocimientos —ya había recibido anteriormente la Medalla de Oro del Consell de Ibiza y el Premi Ramon Llull— le otorgan una voz que debe emplear en favor de su tierra. “Creo que no puedo usar mi voz de mejor manera que animando al pueblo ibicenco y a sus representantes a actuar con contundencia contra la explotación desmesurada e insostenible de la isla”, dijo sin obviar todos los buenos recuerdos y vivencias que todavía hoy atesora de la Ibiza más tranquila y sosegada.
El compositor anunció además que ha acordado donar todos los archivos de su carrera al Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera, como legado a la ciudad donde nació, al tiempo que concluyó con un mensaje de esperanza: “Visca Eivissa, y entre todos, salvemos lo que aún podemos salvar de nuestra isla”.
Discurso original completo en este enlace.
El evento se estrenó con una fantástica interpretación del último movimiento de la Sonata para violoncelo y piano de Roig-Francolí a cargo de Monica Mari (violonchelo) y María José Perete.
Alto, claro y directo. Estaban todos allí delante y nadie se ruborizó. Acabados los festejos, volvamos a lo nuestro. Promocionar, procionar y promocionar la Isla. Hasta reventar, reventar y reventar.
Lamentablemente esto no tiene solución. Ya estamos acostumbrados a tener que explicar que Ibiza no es sólo fiesta y sobre todo que quienes no nos conocen no nos traten a los ibicencos despectivamente por la fama que otros nos traen.