El análisis de la muestra tomada por Salvem sa Badia el pasado 29 de abril en Caló des Moro, tras el episodio de contaminación que se produjo en la orilla de esta playa por un vertido de aguas fecales, determina que el agua no era apta para el baño. Los resultados revelan que el agua de mar presentaba una concentración de 738 unidades formadoras de colonias (u.f.c.) de enterococos intestinales en 100 mililitros, lo que supone cuatro veces el máximo permitido por la legislación española (185 u.f.c. en 100 ml), para que las aguas costeras sean consideradas aptas para el baño.
Los análisis encargados por Salvem sa Badia se realizaron sobre una muestra tomada más dos horas después de la riada de heces, que tuvo lugar sobre las 15 horas y que, tal y como demuestra un vídeo remitido por un vecino, acabó cayendo al mar y provocando la marcha de varios turistas que tomaban el sol en la zona. Cuando Salvem sa Badia cogió la muestra, la red de pluviales ya no arrastraba el vertido, pero seguía habiendo charcos de heces en las rocas junto al mar, así como toallitas y compresas, cuya concentración, según admitió el propio Ayuntamiento de Sant Antoni, fue la causa del atasco que provocó el episodio de contaminación, que además generó una intensa pestilencia en los alrededores.
Salvem sa Badia recibió los resultados de la analítica ayer por la tarde, unas horas después de que el Ayuntamiento de Sant Antoni emitiera una nota de prensa informando que los análisis encargados por ellos determinaban que no existía contaminación en la orilla de Caló des Moro. «El consistorio, sin embargo, emitió una breve explicación, sin hacer público dicho documento, por lo que se desconoce la fecha y la hora en que fue tomada la muestra y presentada en el laboratorio, así como los resultados específicos arrojados por la prueba», señalan desde la agrupación.
Es importante señalar que los niveles máximos de concentración de bacterias de origen fecal que puede tener el agua de baño están regulados por el “Real Decreto 1341/2007 de 11 de octubre sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño”, que en su día impulsó el Ministerio de la Presidencia. Esta norma jurídica no sólo determina dichos niveles, sino que, en su página 13, en el Anexo II, establece que “cuando las aguas de baño están expuestas a contaminación de corta duración”, como sería el caso, tienen que adoptarse “medidas adecuadas de gestión, incluidas la vigilancia, sistemas de alerta rápida y controles, para evitar la exposición de los bañistas mediante una advertencia o, cuando sea necesario, una prohibición de baño”.
El protocolo, en consecuencia, imponía la necesidad de alertar a los bañistas de lo sucedido para evitar que su salud pudiera resultar perjudicada, apuntas desde la organización. Sin embargo, según pudo comprobar in situ una persona de Salvem sa Badia, «nadie avisó a los socorristas del episodio de contaminación, que supieron de lo ocurrido por nuestra asociación, dos horas después del suceso. Éstos, a su vez, se marcharon al terminar su horario laboral, sin informar a los bañistas que seguían en la orilla de Caló des Moro». Con independencia de cuál hubiese sido el resultado de las analíticas, «por pura prevención sanitaria», desde el punto de vista de Salvem sa Badia se tendría que haber evitado el baño en la playa, al menos durante unas horas.
Los análisis efectuados por Salvem sa Badia, en todo caso, desmienten a la concejala de Medio Ambiente y Playas de Sant Antoni, que declaró que el vertido sólo había caído a las rocas y no había llegado al mar, y que manifestó «que ‘ni nos planteamos cerrar la playa’, a pesar del «riesgo sanitario» que un episodio de estas características «supone para los bañistas». La concejala también acusó a Salvem sa Badia de generar “alarmismo” y “difundir mensajes negativos que no nos hacen ningún bien”.
«Muy al contrario, la pretensión de Salvem sa Badia es garantizar el baño seguro, velar por la salud de turistas y residentes, y trabajar con entidades e instituciones para lograr una mejor conservación de las playas y los ecosistemas marinos, que constituyen no sólo uno de los valores naturales más importantes que tenemos en nuestro entorno, sino también turísticos y, en consecuencia, económicos. Por esta razón, consideramos que el consistorio debe revisar sus protocolos y actuar de manera diligente y equilibrada cuando se produzcan nuevos episodios de contaminación en el futuro».
«Cabe recordar también que esta problemática no es exclusiva del Ayuntamiento de Sant Antoni, ya que la obsolescencia de la red sanitaria en la bahía de Portmany afecta muy especialmente a la zona de Cala de Bou, que pertenece al Ayuntamiento de Sant Josep, donde se producen constantes casos de vertidos», concluye Salvem Sa Badia en un comunicado.