Un conductor técnico de ambulancias de Ibiza asegura que lleva más de seis años cobrando su sueldo sin desempeñar ninguna labor por “falta de reubicación” tras un accidente laboral, una situación que atribuye a la mala gestión de la empresa pública GSAIB (Gestión Sanitaria y Asistencial de las Illes Balears), dependiente del IBSalut.
El trabajador sufrió en 2015 una grave rotura de rótula en tres puntos mientras prestaba servicio. La baja, de larga duración por diferentes complicaciones, se alargó durante 17 meses y 25 días.

Cuando se produjo el accidente la empresa concesionaria era SSG, pero poco después, en 2016, recayó en Grupo Tenorio que absorbió a los trabajadores que, como él, eran fijos. Tras recibir un alta con restricciones (que le impedía volver a su puesto de conductor o cargar peso) afirma que recibió presuntamente unas indicaciones vejatorias por parte de una responsable: afirmó que “le iba a poner el cuadrante y el lugar que a ella le diera la gana”. Estuvo unos días en una oficina que cerró porque carecía de los permisos municipales.
El nuevo capítulo llega cuando GSAIB comienza a gestionar el servicio en 2018. El trabajador recibe una llamada de una responsable para un nuevo reconocimiento médico interno que lo declaró “no apto” para su puesto habitual de conductor de ambulancias, pero sí apto para labores de oficina con restricciones físicas. Pero no hubo reubicación alguna.
“Desde 2019 hasta hoy, nadie de la empresa me ha vuelto a llamar para asignarme un puesto. He estado cobrando religiosamente, pero sin hacer nada, porque no me han dado ubicación”, afirma. Explica que a principios de este mes de agosto recibió la primera llamada en seis años para realizar un nuevo reconocimiento, en el que se le declaró de nuevo apto con restricciones: “no puedo flexionar la rodilla, no puedo estar de pie mucho rato, no puedo cargar más de cinco kilos de peso”, relata. Obviamente no puede volver a un puesto de conductor de ambulancias. “Me dijeron que empezaba este lunes 11 de agosto, pero mi abogado me recomendó que pidiera por escrito el puesto, horario y funciones para que mi especialista valore si es compatible con mis lesiones. No me he incorporado”, matiza.
El trabajador asegura que ha vivido esta situación con angustia y sentimiento de culpabilidad: “Me he sentido como un delincuente, como si estuviera estafando, pero los que incumplen son ellos. Yo he pedido un mutuo acuerdo para irme y que mi plaza la ocupe otra persona, pero no me dan respuesta”, relata y remarca que ha tenido que recurrir a apoyo psicológico.
A esto se suma que tiene pensado denunciar por injurias y calumnias a un enlace sindical que presuntamente mostró una imagen suya ayudando durante la DANA de Valencia. “En la foto parece que estoy de cuclillas pero no es cierto, tengo detrás un taburete, estoy agachado y apoyado y me tuvieron que ayudar para enderezarme. Mostró esa foto como prueba de que tengo movilidad y eso es mentira. Que lo haya hecho, además, un enlace sindical que se supone que está ahí para ayudar al trabajador es todavía más triste”, añade.
Este trabajador también apunta a que la responsable del servicio ha grabado presuntamente conversaciones telefónicas sin advertir primero que lo estaba haciendo, es decir, «sin el consentimiento del interlocutor», denuncian.
Un patrón de denuncias
Este nuevo testimonio se suma a las denuncias ya publicadas por este medio sobre el clima laboral en GSAIB Ibiza. Cuatro trabajadores acusaron a una responsable del servicio de “trato vejatorio, represalias sistemáticas y vulneración de derechos fundamentales”, con testimonios que incluyen presunto acoso a mujeres embarazadas, homofobia, xenofobia, filtración de datos médicos y presión psicológica tras bajas laborales.
Las denuncias, que están en manos de la Inspección de Trabajo, señalan que las represalias suelen ir contra quienes no se pliegan a las exigencias o reclaman sus derechos. El delegado sindical de UGT, Vicente Nadal, afirmó entonces que “la empresa lo sabe, la gerencia lo sabe, pero no actúan” y describió el ambiente laboral como “irrespirable”.
Alucinante todo. También podría devolver el dinero que no le pertoca.