El cierre al paso de personas y vehículos del ‘Mirador de Es Vedrà’ —situado en la zona conocida como s’Era des Mataret, Cala d’Hort (Sant Josep, Ibiza), aunque popularmente conocido como “Mirador de Es Vedrà”— ha permitido mejorar la protección del entorno natural tras años de saturación turística. Así lo explica Dean Gallagher, conocido en la isla por su labor como “cazaserpientes” de especies invasoras, y que durante los últimos seis meses ha participado en los trabajos de limpieza y restauración de la finca privada donde se ubicaba el mirador.
Gallagher reconoce que la situación “había quedado fuera de control” y su cierre era necesario. En este tiempo, él y otros voluntarios han retirado aproximadamente una tonelada de basura, han sofocado pequeños incendios y han tenido que recuperar docenas de lagartijas muertas atrapadas en botellas y latas, una imagen que considera “especialmente trágica”, dado que la sargantana eivissenca se encuentra al borde de la desaparición por culpa de las serpientes invasoras.
Sobredosis, jeringuillas y pañales: el reverso oscuro del turismo descontrolado
Entre los incidentes más graves, Gallagher relata haber encontrado a una persona con sobredosis de drogas a plena tarde, rodeada de cristales rotos, una jeringuilla e incluso pañales usados. “¿Qué demonios está pasando?”, lamenta.
A pesar de las medidas de cierre y vigilancia, la finca sigue sufriendo intrusiones. Vándalos han roto la valla y han accedido ignorando las señales de propiedad privada. En uno de esos accesos ilegales, Gallagher presenció a un creador de contenido para TikTok molestando un nido de halcones peregrinos, provocando estrés en las aves y forzando su abandono temporal de la zona. “Eso puede significar que no se reproduzcan este año, o incluso que abandonen la isla”, alerta.
Una decisión impopular pero necesaria
La propiedad —privada desde siempre— decidió cercar parte del terreno para permitir una limpieza en profundidad, limitar el acceso irresponsable y proteger tanto la fauna como a los residentes de la zona. La medida generó polémica, pero Gallagher insiste en que “el mirador no está cerrado a Es Vedrà, solo el punto concreto que estaba siendo destruido”. Recuerda que existen alternativas legales y seguras para disfrutar de las vistas, como el aparcamiento cercano, las rutas costeras o la torre des Savinar.
El Ayuntamiento de Sant Josep y el departamento de Medio Ambiente han instalado nuevas rutas señalizadas, postes y cuerdas para encauzar el tránsito hacia Sa Pedrera (conocida como Atlantis) y otros puntos de interés. Además, el Govern, a través del COFIB, impulsa nuevas iniciativas de conservación. «Pero no es suficiente», alerta Gallagher.
Llamada a la responsabilidad ciudadana y a los visitantes
Aunque mejora, la situación sigue siendo frágil. Gallagher pide a la comunidad local que ayude a difundir las normas básicas de protección: respetar las rutas señalizadas, no invadir propiedades privadas y, especialmente, no fomentar contenidos en redes sociales que inciten al acceso ilegal, como vídeos que animan a entrar en la torre de Es Savinar, de 1756, o a saltar vallas.
«Si necesitamos los ingresos de turistas, tengamos claro que no van a querer visitar un vertedero»
“Si en otros países nos comportáramos así en sus reservas naturales, ¿qué pasaría? Por alguna razón, como es Ibiza, algunos piensan que pueden violar la isla e irse… pero no es así”, sentencia.
“Es importante recalcar que nosotros respetamos el turismo y necesitamos los ingresos de los turistas, eso está claro. Pero hay que proteger a Ibiza”, reflexiona Gallagher que compara a los turistas con aula en una escuela primaria. “Imaginemos un aula con 30 niños pequeños que no tienen profesor. ¿Qué pasaría? Que sería un caos total. El rol del profesor, aparte de enseñar la gramática, matemáticas y lengua, es aplicar disciplina, enseñarles el camino correcto y siempre respetando su libertad de expresión”, recalca. «Pues muchos turistas son como niños pequeños: se portan igual que una clase de 30 alumnos sin profesor», añade.
«Claro que Ibiza es disfrutar y es libertad. Yo mismo vine hace muchos años porque me gustaba tener la libertad de ser la persona que quería ser pero, en este punto de mi vida, veo algo mucho más importante: cuidar el lugar donde estamos viviendo, los recursos del medio ambiente. Porque digo una cosa, si necesitamos los ingresos de turistas, no van a querer visitar un vertedero».





