El Baluard de Santa Llúcia fue ayer el escenario de una noche vibrante y llena de talento en el festival Eivissa Jazz 2025. Carlos Sarduy, acompañado por su banda The Groove Messengers, y los argentinos Escalandrum, ofrecieron al público una mezcla impecable de ritmos y emociones.
La actuación de Sarduy, músico habanero afincado en Formentera, combinó con maestría funk, afrobeat, timba, latin jazz y rumba. Desde el primer tema, con el artista alternando trompeta y voz, el público respondió entregado. El grupo, con Abel Marcel al piano, Jay Kalo en la batería, Aarón Puente al bajo y Alexei León al saxo, brilló por su cohesión y energía.
La velada se enriqueció con la participación de invitados especiales. Vicent Tur, al trombón, aportó fuerza y frescura, mientras que la presencia de Marinah Abad (exvocalista de Ojos de Brujo) emocionó con su interpretación del clásico Tal vez, inmortalizado por Omara Portuondo. La conexión entre Marinah y Sarduy, que acompañó con el fliscorno, tocó el corazón de muchos asistentes.
El espectáculo alcanzó su punto álgido con una descarga final de rumba, que hizo que los más animados se levantaran a bailar. Entre los momentos más destacados estuvo una versión instrumental de Bésame mucho, llena de sensibilidad. Para cerrar, Noslen Ortega tomó la percusión, sumando su talento al ritmo contagioso del concierto.
🎷 Tango y pasión porteña
A continuación, Escalandrum tomó el escenario con su mezcla de precisión técnica y sentimiento, liderada por Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del célebre Astor Piazzolla. La banda ofreció un repertorio que combinó temas propios con obras emblemáticas del renovador del tango, transitando por milongas, piezas cinematográficas y jazz temperado.
El público vibró con Adiós Nonino y se entregó por completo en el cierre con Libertango, interpretada bajo la luna llena y las murallas de Dalt Vila. Fue un broche de oro para un festival que ha logrado conjugar el talento emergente —como la Jove Big Band Sedajazz— con grandes referentes internacionales.