¿Se puede realizar un intervención artística fotográfica de denuncia social con solo un fondo negro y otro blanco y los objetos personales que lleves en el bolsillo? Como se decía hace unos años, sí se puede, y la prueba se puede visitar en el bar-botiga Can Jordi, donde hasta el 1 de diciembre se exhibe la muestra ‘Ens fan fora’, presentada como “una instalación artística sobre el derecho a la vivienda y la crisis habitacional”.
La iniciativa surgió a raíz de las Jornades Desobedients que organizó el colectivo Mal del Cap el pasado mes de abril. Dentro de estas jornadas, en las que participaron los sindicatos de inquilinas de Barcelona y de Ibiza y Formentera, se programó una actividad con Juan Luis Rod, un fotógrafo de primerísimo nivel especializado en plasmar problemáticas sociales.
“La idea era salir con nuestras cámaras e ir hasta un campamento de infraviviendas a hacer fotos. El problema es que cayó un diluvio y nos tuvimos que ir a un estudio. Allí tuvimos que improvisar algo”, explica Montse Mascuñán, una fotógrafa aficionada que participó en esta iniciativa: “Rod puso un fondo blanco y otro negro y empezamos una lluvia de ideas. El resultado es lo que se puede ver”.
Y el resultado es una docena de fotografías alegóricas en la que muy pocos elementos -manos, objetos personales como llaves o un monedero, un ladrillo con billetes- acompañados de frases extraídas de reportajes publicados en la prensa, se convierten en metáforas sobre la crisis de la vivienda en Ibiza, en la que los inquilinos son expulsados de sus hogares a causa de un imparable proceso de especulación inmobiliaria.

En el caso de Mascuñán, en su fotografía se puede ver una mano con un pequeño monedero -el suyo- acompañada de esta frase de un inquilino afectado de un alquiler fraudulento: “Si le pedías algo tan básico como un armario o que te arreglara algo que se había roto, te decía que te fueras a otro lado que tenía gente esperado para entrar en la vivienda”. Otras frases que encontramos son: “El meu fill, nascut i criat aquí, va haver de marxar-se en 2023 perquè no podia donar-li una bona qualitat de vida als seus fills” o “Si els qui venim a Eivissa a treballar no podem pagar un habitatge, els rics hauran de servir-se ells”.
La particularidad es que estas fotos están impresas sobre unas toallas como las que uno se llevaría a la playa. Por tanto, la toalla de playa, uno de los símbolos del turismo, se convierte también en el soporte sobre el cual denunciar una de las consecuencias de la turistificación de la sociedad, como es el aumento del precio de la vivienda. El hecho de que las piezas no estén colgadas en una pared, sino que sean objetos como toallas, también facilita que esta exhibición tenga vida propia, como explica Inma Saranova, una de las impulsoras de esta iniciativa.
“La idea es que cuando termine esta exposición, quien quiera que nos pida una de estas toallas y la cuelgue en su balcón, la ponga en un tendedero o que se la lleve a la playa. Nosotros se la prestaremos durante un tiempo”. De esta manera, se facilita la difusión de estos mensajes, como ya se hizo durante la presentación de Ens Fan Fora, cuando se extendieron estas toallas en la playa de ses Figueretes: “Lo importante de esta muestra es dar voz al sindicato de inquilinas. Ninguna toalla está firmada, ya que está pensada como una creación colectiva”.

Saranova considera que es importante buscar medios para alzar la voz contra este problema que corroe la sociedad pitiusa: “La falta de vivienda hace que vivas con una eterna sensación de temporalidad. Es imposible imaginar un lugar como tu casa”, y expone su caso personal: “He comprado una casa no para quedarme, sino para poder decidir cuándo me quiero ir”.
Si alguien está interesado en colaborar, pedir una toalla y convertirse también en altavoz de quienes han sido despojados de sus hogares en pos de la avaricia y la especulación, puede acercarse a Can Jordi y escoger su favorita. La inauguración se celebró ayer jueves 22 de octubre y permancerá en Can Jordi hasta el 1 de diciembre.