Este verano será muy caluroso en Baleares, con una anomalía de entre medio y un grado por encima de lo habitual, y seco, después de la segunda primavera más cálida desde 1961, con una temperatura media de 16,1 °C, en la que ha llovido un 30 % más de lo normal.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) espera que las temperaturas continúen siendo elevadas, como está sucediendo ya a principios de junio, y que se alcancen las máximas del año en torno a mediados de julio, en la temporada conocida como canícula, según ha explicado este miércoles en rueda de prensa la delegada territorial del organismo en Baleares, María José Guerrero.
Para que un verano sea considerado muy cálido hay que superar varias jornadas los 36 °C, ha explicado, y la Aemet cree que esto ocurrirá, sin ir más lejos el próximo fin de semana, cuando prevé máximas de hasta 38 °C durante el sábado, tras lo que se espera que bajen algo las temperaturas.
A partir del fin de la canícula, cuando los días comiencen a acortar y la insolación y la entrada de aire caliente sean menores, los termómetros podrán empezar a descender, mientras que desde la segunda quincena de agosto, con un Mediterráneo ya muy cálido, podrán darse tormentas acompañadas de rachas de viento por la mezcla de corrientes de diferentes temperaturas.
En todo caso, se prevé un verano seco, por debajo de los 89 litros por metro cuadrado de media habituales en el archipiélago entre julio y septiembre.
La isla en la que más lloverá es Mallorca, con un pronóstico de 92 l/m² y un oasis de algo más de lluvias en el centro de la Serra de Tramuntana.
Que los meses de julio a septiembre sean muy cálidos y secos es «una tónica general de los veranos en la ribera mediterránea y concretamente en Baleares», ha subrayado Guerrero, que ha recordado que lo normal en los últimos años es alcanzar hasta tres olas de calor por temporada estival.
El verano comenzará el sábado 21 de junio a las 4:42 hora peninsular y se prolongará hasta el 22 de septiembre a las 20:19, por lo que durará 93 días, 15 horas y 37 minutos.
Marzo lluvioso, abril seco
La primavera ha sido lluviosa en Baleares, al contrario que el año pasado, gracias a un marzo «extremadamente húmedo» y a un mayo también lluvioso.
De media han caído 140 l/m², un 30 % por encima de los valores normales, que han sido más altos en todas las islas: 46 % en Menorca, 28 % en Mallorca, 22 % en Formentera y 19 % en Ibiza.
Fallando al refrán, el mes más lluvioso de la primavera y de lo que va de año no fue abril -«bastante seco»-, sino marzo, con 78 l/m² de media en las islas, un 129 % por encima de lo habitual.
Pese a lo que es habitual, no se registró ningún día con nieve durante la primavera en Mallorca.
Más noches tropicales en primavera
Las temperaturas también han estado por encima de lo normal entre marzo y mayo, con una media de 16,1 °C, una anomalía positiva de un grado, lo que la convierte en la segunda más calurosa desde 1961, empatada con la de aquel año y la de 2001, y la más cálida en 47 años en Palma.
El mes más caluroso fue abril, con +1,2 °C, seguido de marzo y mayo, con anomalías de +0,8 °C, mientras que la primera decena de junio está siendo muy cálida, 2,4 °C más de lo que suele ser habitual.
Ha hecho más calor de lo normal en todas las islas (+1,1 °C en Ibiza, +1,0 °C en Mallorca y Menorca, y +0,8 °C en Formentera) y se han registrado máximas superiores a los 30 °C, alcanzando 34,2 °C en Sant Antoni de Portmany el pasado 30 de mayo y 33,9 °C en Binissalem el 1 de junio. Formentera es la única isla que no ha superado aún los 30 °C.
Además, ha aumentado el número de noches tropicales, las que sobrepasan los 20 °C. En Palma lo normal son 12 en todo junio y ya llevamos 7 solo en los diez primeros días.
Un 2025 muy cálido y normal en cuanto a lluvias
En general, este año está siendo muy cálido, 1,3 °C de media por encima de lo habitual a estas alturas.
«Estamos observando una clara tendencia al ascenso en los últimos años», ha afirmado Guerrero.
Las lluvias, con 220 l/m² de media en el archipiélago, siguen la tónica habitual, con una anomalía de tan solo el -3 %.
«Lo que está claro es que el invierno es cada vez más corto y el verano cada vez más largo», ha sostenido Guerrero, que no observa una disminución «tan significativa» en la duración de la primavera y el otoño porque el terreno que pierden por el verano se lo ganan al invierno.
EFE