En mitad de un verano donde escasean las buenas noticias en lo que a medioambiente de Ibiza se refiere (escasez de agua, denuncias por vertidos, basura, yates hundidos tras arder…), llegan imágenes esperanzadoras desde ses Feixes del Prat de ses Monges de Talamanca de Ibiza, donde hay una auténtica explosión de vida.
La imagen que acompaña estas líneas fue tomada el viernes por Marc Marí, uno de los principales defensores de este paraje natural protegido, que contó en esa mañana un total de 35 patos entre los que había en la acequia, en el camino y en los alrededores.
En conversación con Noudiari, Marí matiza que son incluso más ya que ha podido contar entre 40 y 50 patos en sus paseos.

A estas buenas noticias se suman otra, como es el regreso de los martines pescadores que ya son habituales en esta zona (y uno de los ‘modelos’ principales de los fotógrafos de naturaleza que acuden a ses Feixes). «Hemos visto dos y, además, en el observatorio nuevo hemos visto dos patos cuchara», relata Marí.

Buenas noticias para los amantes de la fauna y buenas noticias para Ibiza que ve cómo esta zona se va recuperando como reserva de fauna de la ciudad.
Hay que recordar que esta zona albergaba un sistema de cultivo único en el mundo, herencia de la Ibiza musulmana, y que en la actualidad pueden observarse docenas de aves entre los canales y los característicos portals de feixa: arcos encalados que indicaban la entrada de cada parcela de cultivo.

Tal y como explica Xescu Prats en Ibiza 5 Sentidos: «Ses Feixes llegaron a ocupar una superficie de 600.000 metros cuadrados, repartidos en un total de 164 parcelas agrícolas de dimensiones alargadas, que se cultivaron hasta mediados del siglo XX. Se trataba de la tierra más fértil de la isla, gracias a un sistema de regadío basado en la capilaridad, que se abastecía de las aguas que bajaban por los torrentes hasta la bahía. El agua se acumulaba mediante un conjunto de canales y acequias de un metro de profundidad y hasta tres de ancho. Los canales servían de frontera entre las distintas parcelas y facilitaban la eliminación del excedente de agua, mediante compuertas que la derivaban al mar. La mayor parte de las verduras y hortalizas que se consumían en la capital se producían allí».
