Aparecieron por primera vez hace unos años pero su proliferación más reciente ha abierto el debate. En algunas playas de Formentera es cada vez más habitual ver grandes estructuras de sombra, que consisten en lonas azules elásticas y extensas, sostenidas por varillas y fijadas al suelo con unas bolsas que se llenan de arena. Al desplegarse sobre cuatro puntos de apoyo, estas lonas pueden ocupar unos 12 metros cuadrados o más de playa. El problema llega cuando comienzan a proliferar y se juntan varias en la misma zona.
Hoy nos encontramos con esta escena en Es Arenals de Formentera: con bañistas literalmente rodeados de estos montajes que se comen muchos metros más de playa de los que necesitan para hacer sombra.

Mientras algunos las ven como una solución práctica contra el sol abrasador del Mediterráneo, otros las critican por bloquear vistas, reducir el espacio público y generar un impacto visual que choca con la esencia natural de la isla. ¿Es hora de regular su uso?
Desde el Consell de Formentera indican a Noudiari que son como sombrillas y que, en principio, no estaría prohibida su colocación.
“Seguro que no hay regulación, pero como esto se haga más popular, tendrá que haberla o irán a la playa 30 personas en toda la isla porque no cabrán más”, explica Lorena Lozán, una bañista que esta mañana estaba en Es Arenals. “Crean barreras que interrumpen la continuidad del horizonte. Llevo años viniendo a estas playas y ahora parece un campamento. Una familia ocupa el espacio de diez personas solo para su sombra, y el resto nos quedamos sin vistas al mar y arrinconados», lamenta. «Si se instala una de estas en una pequeña cala de la zona de Migjorn y se quedan con toda la playa directamente, ¿lo permitiríamos?», se pregunta Lozán.

Los defensores de estas sombrillas argumentan que son cómodas y necesarias con temperaturas que superan los 35 grados en verano. «En Formentera no hay muchos árboles ni sombras naturales, y las sombrillas tradicionales no bastan para grupos», explica Esther Marcos, una turista habitual de Madrid. “Esto es más cómodo”, defiende.
Este tipo de ‘sombrillas-toldo’ se venden al menos en una popular cadena de deportes y también se pueden conseguir online.
Salvando las distancias, su proliferación recuerda a las quejas recogidas en Noudiari.es por ocupación de playas de Ibiza con hamacas y sombrillas que villas privadas colocan en las calas para reservar espacio para sus clientes. En Formentera se han dado casos similares pero de tripulaciones y clientes de yates que ‘reservan’ trozos de playa desde la mañana, acudan o no.
En Málaga, donde era muy habitual esta práctica de ‘reservas’, varios municipios prohíben ya las carpas grandes o toldos cerrados en primera línea para preservar el acceso libre al mar, con multas que oscilan entre 751 y 1.500 euros por infracción grave.
En Valencia, se prohíben sombrillas oxidadas o deterioradas para evitar contaminación; en Nerja o Benidorm, reservar espacio con objetos desatendidos cuesta hasta 750 euros; y en playas como las de Algarrobo, no se permiten más de dos sombrillas por grupo.