El barrio de Cas Mut, en la ciudad de Ibiza, vuelve a ser motivo de queja entre los vecinos y conductores que transitan a diario por la concurrida vía que da acceso no solo al vecindario, sino también al cementerio nuevo y al centro penitenciario.
Apenas cinco meses después de que se asfaltara la carretera, los residentes denuncian que la obra se realizó “a medias”, dejando sin cubrir hasta la valla lateral, lo que ha provocado acumulación de piedras, hierbas y falta de espacio para caminar con seguridad.


“El asfaltado no llegó hasta la valla, y ahora todo está lleno de piedras y maleza. No se puede caminar por el arcén y, con las lluvias, el terreno se ha roto”, explica una vecina afectada. Las imágenes sobre estas líneas muestran los socavones y el asfalto «comido».
Las fuertes precipitaciones registradas en las últimas semanas, primero con la borrasca ex-Gabrielle el 30 de septiembre y después con la DANA Alice el 11 de octubre, agravaron el problema. Según los vecinos, la vía, el carrer de Cas Mut, “se partió literalmente” y ahora presenta grandes grietas, varias partes donde el asfalto se ha desmoronado literalmente y varios socavones que dificultan el paso tanto de vehículos como de peatones.
“Los conductores tenemos miedo de meter la rueda y caer. Y los peatones van esquivando agujeros para no tropezar. Ya ha habido algún susto”, lamentan los vecinos, que reconocen que parte ha sido culpa de las lluvias pero insisten en que, de entrada, no se hizo bien el nuevo asfaltado.
Los residentes aseguran haber comunicado la situación al Consistorio. Mientras esperan una respuesta, el deterioro es cada vez mayor. “Qué pena de dinero público… Si el asfaltado se hubiera hecho bien, hasta la valla, no estaríamos así. Además, se ganaría espacio para circular con más seguridad”, añaden.


Sobre estas líneas, vemos, a la izquierda, cómo está la zona ahora, llena de piedras y con un agujero entre el asfalto y el ‘arcén’ y, a la derecha, cómo estaba antes del nuevo asfaltado.

A las quejas por el mal estado del firme se suma otra demanda: la falta de farolas. Los vecinos aseguran llevar más de un año reclamando iluminación en la zona para mejorar la seguridad vial y peatonal, especialmente durante la noche.






