Més per Mallorca, Més per Menorca y Ara Eivissa impulsan una proposición de ley que será presentada en el Parlament de les Illes Balears para reclamar la gestión autonómica de los aeropuertos de Baleares. Con el argumento de frenar la masificación turística, los ecosoberanistas plantean una legítima cuestión sobre la soberanía territorial y la sostenibilidad del modelo económico. No obstante, cuando analizamos esta iniciativa a la luz de otras posturas del mismo bloque político, surgen evidentes contradicciones e incoherencias que debemos denunciar.
Més per Mallorca ha manifestado su rechazo rotundo a que los residuos de Ibiza sean incinerados en la planta de Son Reus, en Mallorca. Esta negativa responde a razones ambientales y económicas, pero obvia la pertenencia común a un mismo archipiélago y a una misma comunidad autónoma.
¿Cómo se puede reclamar una gestión balear unificada de infraestructuras estratégicas como los aeropuertos —que, por definición, afectan al conjunto de las islas— y, al mismo tiempo, rechazar colaborar en la gestión insular de residuos? ¿Dónde queda la solidaridad interinsular cuando se apela al interés común solo cuando conviene?
Ara Eivissa, al alinearse con Més per Mallorca, valida un modelo político que no ha mostrado ninguna disposición en la gestión integral de los residuos en el ámbito autonómico; y se desentiende del problema medioambiental que supone en cierre del vertedero de Ca na Putxa.
Mientras se pide controlar los aeropuertos en nombre de una supuesta «despresurización turística» —con un sesgo claramente mallorquinocéntrico—, se bloquea cualquier intento de que Ibiza comparta, siquiera parcialmente, la infraestructura de gestión de residuos de la isla mayor.
Lo que está en juego no es solo una cuestión de competencias ni de soberanía, sino de coherencia. Un verdadero proyecto ecosoberanista no puede construirse desde la insolidaridad. Si Ibiza es parte de Baleares para unas cosas, debe serlo también para otras, especialmente en aquellas que requieren coordinación y sacrificios compartidos. De lo contrario, la petición de Més per Mallorca y Més per Menorca no es más que otro ejercicio de oportunismo político, que disfraza con argumentos verdes una visión insularista y desigual del archipiélago.
Mallorca no puede ser la madre nodriza sólo cuando se trata de infraestructuras rentables y de salir ganando en el reparto de recursos. Y Ara Eivissa no puede presentarse como alternativa ecosocial si no exige a sus socios mallorquines y menorquines el mismo nivel de compromiso que predican.
Joan Miquel Perpinyà