Casi cada día desayunamos con una noticia sobre el cierre de tal o cual playa por vertidos de aguas fecales, lo que viene a ser la mierda de toda la vida, pero dicho en fino, con lo cual arrugamos un poco menos la nariz mientras apuramos nuestro café.
Hay tal multitud de gente encima de este maltratadísimo pedazo de tierra en medio del mar, que la mierda desborda por doquier. Son incontables los vertidos de aguas fecales en diversos puntos de nuestra costa. Las infraestructuras no soportan tantos excrementos, tantos vómitos de turistas borrachos, no pueden asumir las grasas y otros desechos de la creciente cantidad de hoteles y restaurantes. Las tuberías colapsan, las depuradoras no dan abasto. A este desastre se añade la contaminación con la mierda “de luxe” procedente de yates y otras embarcaciones comandadas por piratas que ordenan sin sonrojo la apertura de sus sentinas en un mar que como todo lo demás en esta isla también nos han hurtado y prostituido.
Ibiza ha colapsado. Lo sé yo, lo sabe usted, lo sabe el técnico de cualquier administración local o balear, lo sabe el político de turno y sus cargos de confianza.
Maria Torres
Capítulo aparte merecen las toneladas de basura que genera la sobrepoblación de esta isla, a cuya gestión se destina un pastizal que sale exclusivamente de los esquilmados bolsillos de los enraizados residentes.
Ibiza ha colapsado. Lo sé yo, lo sabe usted, lo sabe el técnico de cualquier administración local o balear, lo sabe el político de turno y sus cargos de confianza. El drama es que a muchos les da igual (“total, estoy de paso”, “total, yo me forro igual”) y que durante décadas nuestros prebostes solo han propuesto solucionarlo construyendo más depuradoras, más desaladoras, ampliar contratas de limpieza ya millonarias, a la vez que se siguen construyendo urbanizaciones y mastodónticas mansiones en cualquier lugar; proliferan hoteles “eco-cool” como champiñones (pero cuyos residentes “caguen i pixen con tothom”), aumentando aún más la presión humana sobre esta islita, que lleva años dando señales de agotamiento.
Digámoslo alto, claro y sin miedo: sobra gente. Sobran turistas, sobran bares y restaurantes, sobran discotecas (con o sin hotel adjunto), sobran villas vacacionales, sobran excesos en la construcción, sobran barcos de alquiler, sobran empresas explotadoras de nuestra isla y también temporeros.
Conceder más licencias de construcción o de aperturas de negocios —especialmente de según qué actividades— es poner más madera al incendio que ya nos está quemando. Simplemente aplicando la normativa ya existente y con voluntad de control, restricción y contundencia frente al infractor, se podrían cerrar varios negocietes de la isla a los que reiteradamente se les hace la vista gorda. Complementar la mera aplicación de la normativa de la que ya disponemos con una actividad legisladora ambiciosa que pusiera fin a las viviendas vacacionales y limitara la construcción, amén de no autorizar aperturas de determinados negocios, ayudaría a rebajar el nivel de detritus y se podrían destinar las partidas que hoy van a depuradoras y demás maquillajes a otras necesidades públicas. Con coraje político y menos amiguismos y corruptelas, es posible. Lamentablemente, de momento, Ibiza se hunde en la mierda.
Por Maria Torres.
Por fin alguien que empieza a llamar las cosas por su nombre. Falta poner nombre y apellidos a los dirigentes políticos que son los cómplices de esta situación, alcaldes y presidente del consell
estàu segur que sa temporada turística és pot ampliar amb és temps?? sa natura, sa gent, tot i tothom necessita descans…. acabarà sa temporada en setembre, màxim octubre? esper que sí
Gracias por opinar y que pensemos sobre el tema.