Hem de fer illes, por Miguel Carranza Guasch

Definitivamente lo que viene es peor de lo que esperamos, de eso, creo que a estas alturas no hay nadie al que le quepa la menor duda.

Sin embargo, es un momento en el que debemos ir juntas, sin mirar quién se salva de la escabechina económica, será igual de implacable con todas, quizá la hermana Menorca vea menos perjudicada su estabilidad, pues siempre han sabido cuidar y conservarse mejor de cara a las constantes invasiones provocadas por ese modelo económico asentado en el turismo que tanto daño hace, y nos ha hecho.

No recuerdo el año en el que no se consideraba un récord de visitas con respecto al año anterior, así como tampoco recuerdo el año en que los yates de las grandes fortunas hondeaban sobre nuestro tesoro natural, la posidonia; tampoco recuerdo el año en que la escasez de un bien tan preciado como el agua no fuera un problema, así como los emisarios plagando de mierda nuestros mares a pocos metros de donde antiguamente se bañaban nuestras abuelas.

Unos emisarios sobrecargados, debido a una insuficiencia de planeación y a una escasa mentalidad ecológica, donde lo que importaba era la “pasta” y nada más, la carta blanca a grandes hoteleros, todo a costa de la población de nuestras islas, por eso hoy más que nunca debemos ir juntas.

Hoy, me viene a la mente el siempre tan anhelado REIB (Régimen Especial de Illes Balears), que desde finales de los 90’s se dejó un documento hecho a medias tintas, por eso de no darle más preocupaciones a un gobierno central que siempre se ha beneficiado de nuestra Comunidad Autónoma y siempre ha pecado de dejarla en el olvido.

La insularidad no es una banalidad cualquiera, es una característica geográfica que, si bien nos hace únicas, también nos hace vulnerables, pero debemos poder sacar rédito de nuestras debilidades.

La insularidad no es una banalidad cualquiera, es una característica geográfica que, si bien nos hace únicas, también nos hace vulnerables, pero debemos poder sacar rédito de nuestras debilidades.

Es de suma importancia, continuar la búsqueda incesante del REIB digno, un REIB digno para todas, porque somos cuatro, no una, y no nos debemos vender al gobierno central por ser este de nuestra afiliación partidista, como ya pasó hace casi veinte años, y como volvió a pasar en 2019 con el REIB que llevó la presidenta Francina ante Pedro Sánchez que, ni corto ni perezoso firmó y se aprobó mediante Real Decreto Ley.

Un REIB que, a la vista de cualquier entendedor y defensor de nuestras Illes, puede asegurar que se queda en un simple señuelo de ilusión para una sociedad mayormente desinformada.

Un REIB que no nos deje a verlas venir en situaciones como las que se aproximan, un REIB que nos defienda y que incentive el desarrollo de nuestras islas, no sólo un desarrollo económico, pues pecaríamos por segunda vez (por no decir quincuagésima) de ingenuos, sino que incentive sistemas productivos alternativos, y que incentive la cultura en nuestras islas siempre rezagadas en los índices de educación y a la cabeza del abandono escolar.

En 2019 ya fuimos la segunda Comunidad Autónoma con más visitas turísticas de España según el Instituto Nacional de Estadística, y esto es de alarmarse porque, más allá de crecernos con los récords de visitas, deterioramos los bienes y servicios que están preparados para una población muchísimo menor, concretamente la población número doce en cantidad, frente al número dos en visitas, creo que sólo con esos datos se dice todo.

Nos deben un REIB digno, un REIB de todas, un REIB que procure una independencia energética, que sea ecológicamente amigable, pensado en la suficiencia de transporte, para poder ser todas más fuertes, más unidas, un REIB que se traduzca en beneficios para todos los residentes, que se traduzca en mejoras sociales y trabajos dignamente remunerados para poder vivir dignamente en una de las Comunidades Autónomas con los precios de la vivienda más elevados. HEM DE FER ILLES.

Por Miguel Carranza Guasch, politólogo y doctorando en Historia