La cita con Manolo Morillas Adán, que el próximo 23 de julio cumplirá 76 años, es en un aparcamiento de titularidad privada de Santa Eulària —ubicado en un descampado de S’Argamassa—, donde vive desde hace un año y medio en una autocaravana, junto a su perrita Manchitas, de 11 años.
El acceso al aparcamiento es a través de una valla corredera con una cadena. Está abierta lo justo para pasar una persona y no se puede deslizar más. Una vez en el terreno, Manolo nos invita a entrar en la autocaravana porque fuera es un infierno: más de 35 grados bajo un sol que desolla la piel. Dentro se está mejor y acciona el ventilador de techo, que nos permite conversar con algo menos de agobio. Una pequeña cocina y un colchón, muchas garrafas de agua, papeles y sus camisas colgadas son el telón de fondo. La perrita nos acerca una pelota de tenis muy machacada con el hocico. Hace un calor espantoso pero ella tiene ganas de jugar. “Siempre tiene ganas de correr”, dice Manolo. Le tiramos la pelotita lo más lejos que podemos y algo en la sonrisa de su dueño desvela que ese animalito es de lo poco que le da alegrías en los últimos tiempos
Su historia ya es conocida: ha trabajado 48 años en la hostelería en Ibiza y le ha quedado una pensión de 1.000 euros con la que apenas puede sobrevivir en la isla del lujo. Se tiene que ir del terreno donde está su autocaravana averiada y, aunque parecía que había una esperanza para su futuro, las cosas se han complicado mucho más estos días.

Y es que Manolo ha aparecido a la cita cojeando y con una venda de compresión en la rodilla izquierda. El viernes pasado, 27 de junio, acabó en urgencias por una lesión al intentar saltar la valla que rodea el aparcamiento donde tiene su autocaravana averiada. La propiedad del terreno, vinculada a un grupo hotelero con un establecimiento cercano, había cerrado por completo la puerta corredera de entrada al aparcamiento, sellada incluso con una cadena. “Me encerraron dentro, no podía salir de ninguna manera, ni ir a por agua ni comida», explica. Intentó escalar la valla como pudo y, mientras lo hacía, escuchó un ‘crack’: se lesionó la rodilla.
Ha pasado una semana desde aquello y la lesión no mejora. Es más, la noche antes de la entrevista apenas ha dormido del dolor. “Ayer llamé a una ambulancia, pero me dijeron que no había disponibilidad. Que me las apañara como pudiera”, relata mientras muestra el parte de Urgencias del día 27 de junio.
Así que la misma mañana de la entrevista, a Manolo no le queda otra que ir andando a urgencias. Más de cuatro kilómetros de ida y otros cuatro de vuelta hasta el centro de salud de Santa Eulària, en plena ola de calor que, más que ola, es un tsunami sin fin. A paso lento, unos cincuenta minutos de ida. Otros cincuenta minutos de vuelta. No tiene dinero para gastar en taxis. Ni para reparar su caravana, ni para alquilar una habitación.
«Esto es un delito de detención ilegal»
Jesús Gallardo, presidente de la Plataforma de Autocaravanas Autónoma que está siguiendo muy de cerca el caso de Ibiza, al conocer el encierro de Manolo el mismo día de los hechos llamó inmediatamente al hotel y les amenazó con una denuncia si no abrían la puerta de manera inmediata: “Encerrar a una persona en un terreno, sin orden judicial, es un presunto delito de detención ilegal”, explica a Noudiari. Y más cuando se trata de un ciudadano vulnerable, de 76 años y con una perrita a su cargo y que no ha cometido más ‘delito’ que el no poder salir de allí. Tras mediar con la gerencia del hotel vinculado a la propiedad, consiguió que entreabrieran la valla dejando un hueco suficiente para que una persona pueda entrar y salir mientras se resuelve su situación. Pero la cadena sigue ahí, y hay que agacharse para pasar.

Mientras hablamos con Manolo es imposible no darse cuenta de algo terrible: ¿qué futuro tienen en esta isla las personas mayores y trabajadoras del sector de la hostelería que han tenido sueldos modestos y se quedan con pensiones tan bajas? ¿Qué futuro, en verdad, tiene cualquier trabajador o trabajadora de la isla que vive de alquiler?

Manolo nos explica cuál era ese futuro que se labró, pero que se le ha torcido: “Yo encontré una solución en 2014, cuando me jubilé y vi que no podía pagar un alquiler: pedir un crédito para comprar y vivir en esta autocaravana… pero mira lo que me ha pasado. Ya la tenía pagada y ahora me encuentro con que me echan de todas partes. Yo estaba en el aparcamiento junto a la residencia Can Blai, no molestaba a nadie, recogía mi basura y la de toda la gente que aparcaba allí pero pusieron una barrera (gálibo) y tuve que salir de allí”, recuerda.
La caravana se averió y no puede arrancarla. Para más desgracia, acabó siendo víctima de una estafa: pagó a un supuesto mecánico que le prometió reparar la avería, le sacó casi mil euros y desapareció.

Desde entonces, su caravana está varada, sin poder moverse. Y ahora, con la Ley de Control de Circulación de Vehículos del Consell y las ordenanzas municipales que prohíben estacionar estos vehículos en aparcamientos, le van a echar del sitio donde ha vivido hasta ahora y sin saber dónde podrá estar. “El de la grúa a la que llamé me dijo que no puede dejar la autocaravana en otro lugar que no sea un taller. Pero yo dónde voy a ir con la perra… Lo que sé es que quieren construir algo aquí, en este terreno, y que comenzarán obras en octubre. Supongo que acabarán sacando el vehículo con una grúa, que es lo que quiero yo ahora: salir de aquí… pero tengo que arreglarla para poder irme a la península. No veo otra salida”, remarca.
“Solo quiero sacar la caravana e irme”
Manolo solo pide una cosa: poder sacar la caravana de allí. El Ayuntamiento de Santa Eulària le ha ofrecido ayuda para la reparación a posteriori, pero él no se fía. Necesita algo más que una promesa: que el Ayuntamiento se implique de verdad, le busque un taller de confianza y le adelante el coste, porque no puede permitirse pagarlo por adelantado. “Primero necesito salir de aquí y llevar la autocaravana a un taller con la ayuda del Ayuntamiento”, resume. “Si no, no tengo cómo hacerlo”.
Dice que si pudiera, se iría de Ibiza. Le ofrecieron desde el Consistorio un billete para irse y 1.500 euros para cubrir tres meses de alquiler a unos 450 euros mensuales en su Valencia natal, pero una sobrina que vive allí no encuentra nada por ese precio para su tío. “No puedo irme a un albergue y es complicado encontrar para compartir piso a mi edad y con una perrita. No quiero separarme de Manchitas. Una conocida me dice que se queda con ella pero llevo con ella desde que era un cachorro”, dice apenado.
Mientras tanto, sigue viviendo entre amenazas de multa, desahucio del terreno y soledad. La isla ha sido su hogar durante casi cinco décadas, el lugar donde ha aportado y trabajado pero se ha vuelto un lugar hostil. “¿Qué va a ser de mí?”, se pregunta.
puede irse a Valencia y aparcar allí su caravana en un descampado… que no se puede allí tampoco?. vaya!!!
Amb 1000€mensuals, a molts llocs de la península hi podria anar a viure de lloguer molt més que dignament i li sobrarien sous a final de mes. Aquest senyor ja no té l’excusa de la feina, viu així per vici.
lo vuestro siempre es decir iros a la península cuando la mayoría de peninsulares levantaron lo que es a día de hoy la isla de Ibiza que si no son por ellos muchos auun estarían comiendo algarrobas
Tal cual
Las algarrobas se las comían los soldados «muertos de hambre» que venían de fuera.
no se si conoces lo de la triada mediterránea:: pas, aceite y vino. además de la pesca y el ganado.
Quizás esta persona es una de las pocas que han tenido «mala suerte» y por eso está en estas condiciones…por la toma de malas decisiones. Si tiene familia en Valencia…pues eso…ya es raro que aún permanezca aquí en estas condiciones. Mira que es fácil, barco y que deje la caravana en el chatarrero.
con 1000€ al mes??? dónde que me voy yo también
me parece fatal lo que está pasando con este hombre,por culpa de esa clase política tanto de un lado como del otro son unos sinvergüenzas y cuando haya elecciones tendrán que dar muchas explicaciones,mientras Ibiza se hunde poco a poco,aquí nos vamos todos al carajo primero los más vulnerables y el resto después,a todo cerdo les llega su San Martín
Buenos días mi nombre es Olga vivo en Palma de Mallorca .Cuándo llegué a la isla por primera ves,mi primer trabajo fue en hotel de camarera. Petra, así se llamaba la dueña me ayudo mucho!!! Me hizo la documentación quedé trabajando en los pisos. Ya jubilada , necesito un piso para alquiler! donde con lo que ganó puedo pagar ! ahí viene el inconveniente no se consigue piso !!l Los alquileres estan por las nubes… siento total buneralidad día a día que puedo hacer ?Que me aconseja las personas que viven en este hermoso lugar !! SOS gracias.
El terreno tiene propiedad, no? No tengo más preguntas para el diario de Patricia.
Si se alquila el Villar del Arzobispo a 50km de Valencia seguro q encuentra. Pero en Valencia por 400€ no puede pretender cuando un piso barato vale más de 200.000€ y el propietario tiene que rentabilizarlo
yo le diría a este señor que vuelva a Valencia y que busque vivienda en algún pueblecico cerca un abrazo y ánimo que defienda su pensión