Mira que lo tenía fácil. Feijóo podría haber dicho que si incluso un reloj averiado da la hora correcta dos veces al día, Pedro Sánchez a veces, muy de tanto en tanto, también acierta, aunque sea sin querer. En vez de eso, para una vez que España se sitúa en el bando correcto de la historia, para una vez que el gobierno de la nación toma partido por la dignidad y por los derechos humanos, el líder del PP ha preferido disculpar a los genocidas, encoger los hombros ante el asesinato de decenas de miles de inocentes, y atacar a quienes han expresado de manera legítima su indignación ante unos crímenes que nos apelan como seres humanos.
En Gaza no solo está en juego el futuro del pueblo palestino, en Gaza está en juego el futuro de la Humanidad entera. No es ninguna exageración. Si el exterminio entero de un pueblo no tiene consecuencias, si una masacre televisada en directo queda impune, entonces en el futuro ya no habrá ninguna barrera para la barbarie y nadie podrá estar seguro en sus casas. Si esto se tolera, ¿qué será lo siguiente?
En este contexto donde es tan sencillo tomar partido, donde no es una cuestión de derechas o de izquierdas, sino simplemente de derechos humanos, incomprensiblemente el PP ha elegido abrasarse junto con quienes bombardean escuelas y hospitales. Con el único argumentario de “lo que diga Pedro Sánchez, pues lo contrario”, los líderes populares están haciendo unas declaraciones que, estoy seguro, dentro de unos años desearán no haber hecho jamás. Es un nivel de infamia que les perseguirá durante toda la vida. No lo entiendo. Además, y ya por puro cálculo electoral, es un disparo en el pie en toda regla, ¿quién querría votar a gente así? Por tanto, intuyo que todavía tendremos Pedro Sánchez para unos cuantos años más, no por aciertos propios -que cada vez son más escasos- sino por los clamorosos errores ajenos.