Gerente de Pompas Fúnebres Ibiza desde hace 26 años, Ana Marí es la tercera generación de una saga familiar dedicada a un negocio tan necesario como peculiar. En esta entrevista repasa la evolución del sector funerario en la isla, el reto emocional del oficio, la falta de personal que también les afecta, el relevo generacional y sus nuevas instalaciones en Es Gorg.
Todo comenzó con su abuelo, Vicente Marí, mucho antes de que existiese algo llamado Pompas Fúnebres como tal y cuando la gestión de los fallecidos era algo bastante rudimentario. Su tío, Juan Marí, fue el que siguió con el negocio, y, a continuación, fue su padre, José Luis Marí, 17 años menor que su hermano, el que acabó cogiendo las riendas.
Ana Marí comenzó en 1999. «Antes trabajaba en otras empresas de la familia pero, yo, desde niña, siempre había dicho que iba a trabajar aquí. Y así ha sido”, revela. “Es una cuestión del legado familiar: para mí era fundamental que algo que lleva tanto tiempo dentro de nuestro entorno tuviese continuación familiar”. Actualmente su hermano también está implicado en Pompas Fúnebres «por el gran volumen de trabajo que hay».
-¿A qué se debe este incremento de trabajo que han experimentado en Pompas Fúnebres?
-La población va aumentando y, lógicamente, el número de servicios también. Pero otro de los motivos por el que tenemos tanto trabajo es que hay mucha burocracia: documentación, gestiones telemáticas… También porque intentas dar el mejor servicio y poder englobar dentro de la misma empresa todo el proceso: desde el momento en que fallece una persona, a tramitar certificados de defunción, informar sobre gestiones, hacer seguimiento de la familia en todo el proceso… Tampoco hay que olvidar que es un servicio abierto las 24 horas los 365 días al año. Para gestionar algo así tienes que tener una buena estructura. Y también estamos en Formentera, de manera que hay personal en Ibiza y en Formentera.
-Es una de las empresas familiares de más larga tradición en Ibiza. ¿Cómo era el servicio en la etapa de su abuelo?
-La verdad es que es una historia graciosa: un matrimonio de ibicencos tenían una carpintería-funeraria. Antiguamente, los cementerios tenían un coche de caballos, municipal. De manera que, cuando había un difunto, el propio carpintero hacía un ataúd con cinco tablones y él mismo mandaba a las personas contratadas, que una era mi abuelo, a recoger al difunto con ese carro. Entonces había menos población y menos decesos, nada que ver con lo actual.
-¿Cuáles son las cifras actuales de defunciones?
-La media está entre 900 a 1.000 difuntos al año, aunque hay variaciones. En aquellos años no sé cuántos abría pero eran muchos menos servicios. Por entonces se velaba al muerto en la propia vivienda y tampoco se arreglaba al difunto… no había ni burocracia ni había nada de nada.
-¿Cómo siguió aquella historia de la funeraria-carpintería?
-Del matrimonio que lo llevaba, falleció él. La viuda no tenía hijos y no quiso continuar. Por ello ofreció a los dos trabajadores, que uno era mi abuelo, quedarse con las actividades. El otro trabajador se quedó con la parte de la carpintería y mi abuelo se quedó con la parte de la gestión funeraria. Así fue como empezó. Antiguamente no había protocolos, normativas, ni tiempos razonables… Todo eso ha ido evolucionando. Piensa que en España no hubo los primeros velatorios-tanatorios, hasta 1982 porque la gente seguía muy acostumbrada a velar en las viviendas. El dato curioso es que el de Ibiza fue el tercero o cuarto de España en abrir. Ahí fueron valientes. Mi experiencia me ha demostrado que Ibiza y la población ibicenca tiene una mentalidad moderna en muchos sentidos pero, en lo que respecta a la muerte, todavía somos muy tradicionales.
-¿En qué detalles lo nota?
-Se sigue yendo a la iglesia con el cuerpo presente y esto es algo que se hace ya en pocas poblaciones en toda España. Lo habitual ahora es que primero se haga el entierro y luego se haga la ceremonia sin el cuerpo presente. Con la llegada del crematorio a la isla en 2016 más gente ha optado por este servicio. Antes había que trasladarlos a Mallorca, con lo cual el coste era mucho mayor y no todo el mundo se lo podía permitir. Pero la cremación no es la opción más elegida: estamos dentro de porcentajes un poco por debajo de la media con respecto a otras ciudades de España.

-¿Es cierto que la cremación es mucho más habitual entre ciudadanos extranjeros residentes?
-Es más normal que opten por esa opción: ellos ya vienen de unas culturas en las que están más acostumbradas a eso. La gente joven o los ibicencos de generaciones ya no tan mayores, cada vez van optando más. Otro factor es que los cementerios tienen el espacio que tienen y la opción de la cremación te ayuda. Además, las cenizas te las puedes quedar o repartirlas entre los familiares. Incluso hay joyas donde puedes poner una pequeña cantidad o hacer una ceremonia en el mar. O trasladarlas a otra ciudad, en casos en los que el difunto es de otro lugar. Con las cenizas hay muchas opciones.
-Y en lo que respecta a precios, ¿hay mucha diferencia entre una inhumación y el crematorio?
-Ahora mismo, en Ibiza, están en la misma cantidad un entierro básico y una cremación básica, por así decirlo. El crematorio es municipal, son tasas municipales.
-¿Pompas Fúnebres tiene algún proyecto o novedad importante?
-Lo cierto es que a lo largo de 2026 podremos abrir nuestra nueva instalación en Es Gorg, cerca de Maderas Ibiza. Espero que en la primera mitad del año podamos trasladarnos y allí, donde va a estar toda la zona destinada a público. Es decir, las oficinas que están aquí se van a desplazar allí y también la zona de velatorio.
-¿Tanatorio y velatorio se separan?
-Sí, son dos servicios diferentes. El tanatorio es la zona donde tú tienes las cámaras, el espacio para hacer la tanatopraxia y todas las técnicas que pueda necesitar el fallecido. Todo eso va a continuar en Blanca Dona, que es donde lo tenemos ahora. La parte de velatorio, que actualmente está allí, pasa a las nuevas instalaciones de Es Gorg.
Van a ser unas instalaciones muy nuevas, muy modernas, intentando respetar la esencia de Ibiza, con blanco y piedra. Siempre intentando mejorar, hemos hecho una inversión importante sin tener garantía de que vayamos a tener más afluencia de público: es una apuesta para mejorar la calidad de servicio a los ciudadanos y a las familias. La empresa utiliza los beneficios para invertir. Sabemos que nuestra actividad ha sido foco de comentarios sobre que “nos hacemos de oro”. He vivido muchos años en los que éramos solamente nosotros trabajando en la isla pero a mí me ha venido ideal tener competencia, las cosas como son.
-¿En qué sentido?
-He trabajado 16 de los 26 años que llevo en la empresa sin tener competencia, pero su llegada fue positiva en dos sentidos: hace que no te duermas y, a la vez, te ayuda a que las familias valoren todo lo que tú haces. Cuando no hay punto de comparación no se puede decir si lo haces bien o mal. Cuando tú estás acostumbrado a lo que te da Pompas Fúnebres Ibiza y cuando has experimentado lo que te ha dado otra empresa, puedes ser consciente de todo lo que hace una y lo que no hace la otra. Esto también nos pasa con familias que han tenido un servicio en la península y también aquí y nos dicen: madre mía, menuda diferencia.
Las reseñas de agradecimiento que tenemos son increíbles y eso al personal le genera mucha satisfacción: que vengan y contraten a ti y no a otra empresa es agradable pero si, encima, tienes un comentario positivo y de «gracias por el acompañamiento»… pues nos encanta.
Yo siempre digo que para casarte con tu pareja no necesitas un vestido especial ni flores ni hacer un fiestón. Solo necesitas ir con tu pareja a un juzgado, arreglar unos papeles, que haya dos testigos y que se firme. No necesitas nada más. Del mismo modo, aquí también hay un mínimo, pero luego tú decides cómo despides a tu ser querido. Por eso se llaman pompas fúnebres, porque es la ‘pompa’ que decides dar a la despedida del fallecido.
-Se acerca la festividad de Tots Sants en Ibiza, ¿son días de más actividad en la funeraria?
-Gestionamos los cementerios municipales de Santa Eulària y los de Sant Joan. Así que sí que es una temporada de mucho trabajo. Tenemos que ocuparnos de que el estado de los cementerios sea el mejor posible: pintar, limpiar a fondo, arreglar posibles desperfectos en zonas comunes y luego, lógicamente, jugar con las inclemencias del tiempo…
-¿Han afectado las lluvias de la DANA?
-La isla de Ibiza tiene muchos cementerios parroquiales que están normalmente pegados a la iglesia, como sucede en el Puig de Missa o Jesús. En muchos de ellos se entierra en tierra, es decir, que hay que cavar un hoyo como antiguamente y enterrarlo. De modo que nos afecta cuando intentas dejarlo lo más acondicionado y uniforme posible, pero las inclemencias hacen que se venza la tierra o ese tipo de cosas…
Otro tema que genera mucho trabajo en estas fechas es tener preparadas todas las lápidas para el 1 de noviembre. Hay familias que lo encargan un mes o dos meses antes y hay gente que lo va haciendo enseguida, a continuación del fallecimiento. Necesitamos un margen porque crear una lápida no es tan inmediato como un servicio funerario. Lleva tiempo decidir cuál es el diseño, mandarlo fabricar y añadir después todos los elementos que puedan configurar esa lápida y luego colocarla en el cementerio.
Intentamos, en la medida de lo posible, que todos los fallecidos tengan su lápida para estas fechas. Los fallecidos de septiembre sí suelen llegar, pero del mes de octubre no tenemos margen suficiente para poder tener la lápida. Ese departamento va con la lengua fuera en estas fechas.
-¿Las lápidas se hacen fuera de la isla?
-Nosotros tenemos un pequeño taller en el que antiguamente se hacía todo. Pero no somos ajenos al tema de la falta de personal así que hemos tenido que hacer algunos cambios. Hay una parte que se pide fuera y hay otra parte que la seguimos haciendo nosotros como, por ejemplo, poner una segunda inscripción en una lápida donde se entierra a otro fallecido. También tenemos un departamento de floristería, pero no vendemos de cara al público, solo preparamos algún arreglo si alguna familia nos lo pide.
-Pero la costumbre de las familias es acudir personalmente a limpiar, arreglarlo todo…
-Eso es, es la costumbre: si tú vas el día 31 de octubre o 1 de noviembre a los cementerios de Ibiza te encuentras a las familias limpiando y colocando flores. Es una tradición, un ritual que no se pierde.
-Comentaba que el servicio más demandado por las familias ibicencas sigue siendo la inhumación. Usted que lleva tantos años en el sector. ¿Qué diferencias ha visto a lo largo de los años? ¿Qué cosas han cambiado?
-Las tradiciones siguen. En estos 26 años la gente sigue yendo a la iglesia, pero sí que es verdad que la gente joven se va despegando de esta tradición y va más la crematorio con una ceremonia privada no religiosa. Los cambios que más se han notado son los tecnológicos, como la posibilidad de mandar condolencias online de manera gratuita en nuestra web, la tienda online de flores…
-Recuerdo que en su día me llamaron la atención las pantallas en los velatorios donde van pasando imágenes de la vida del fallecido y notas de agradecimiento, condolencia…
-Ahí fuimos de los primeros y surgió de una manera especial. Como consecuencia del fallecimiento de su padre, a unos hermanos que trabajaban en el mundo tecnológico se les ocurrió la idea compartir recuerdos en esta pantalla, que va acompañada de un enlace que la familia puede compartir con quien quiera. Desde cualquier sitio del mundo puedes subir tanto fotos como dedicatorias… es una forma de recordar y hacer un tributo al difunto.
Gracias a este sistema se han recopilado incluso fotos que otros familiares no conocían: el fallecido de joven, en su boda, de viaje o con los nietos… Acaba siendo un recuerdo muy especial y también es un acompañamiento bonito en el velatorio. Es un servicio que nosotros damos de manera gratuita y además queda “en la nube” y se puede seguir accediendo y subiendo contenidos años después.
Al principio tuvimos dudas sobre qué aceptación tendría, si resultaría demasiado moderno… pero ha funcionado tan bien que directamente las familias te preguntan por cómo funcionan esas pantallas, ya han recopilado fotos… En este caso la ayuda de los jóvenes de la familia es importante porque la gente mayor se ve un poco perdida con las tecnologías. Por supuesto que hay un control para que no se suba cosas inapropiadas… y, por otra parte, vemos que esto va a seguir evolucionado. Hace dos semanas hemos estado en una feria del sector que se celebra en Valencia y la Inteligencia Artificial (IA) se está integrando por completo. Por ejemplo, a la imagen principal se le puede dar un cierto movimiento, algo sutil. Sabremos que habrá diversidad de opiniones, puede gustar o no…

-¿Es habitual tener peticiones especiales, incluso algo excéntricas, para funerales en Ibiza?
-[Lo piensa] Hay gente que nos pide que metamos dentro del ataúd algún artículo especial de la persona. Dependiendo de lo que sea, para la cremación no es posible. Por ejemplo, a los difuntos que llevan marcapasos se lo tienes que quitar porque eso lleva una pila y podría reventar. En la incineración hay que tener en cuenta factores ecológicos, el arca tiene que ser ecológica y no puede haber metales…
Sí que se pueden atender peticiones como meter la camiseta del Real Madrid o del Barça, o alguna otra cosa de peso sentimental. Hay de todo: hay gente muy austera y hay gente que nos pide hasta un determinado servicio de catering.
-¿El cátering es parte de los servicios?
-Damos ese servicio que, lógicamente, tienes que contratar y todavía no es muy habitual en Ibiza. En las nuevas instalaciones de Es Gorg hemos preparado un espacio especial, acondicionado y separado de la parte del velatorio. Un lugar discreto donde la gente puede reunirse. Los detalles son importantes y es una demanda que podemos tener.
–¿Suelen tener en cuenta las voluntades del difunto con respecto a lo que quería en su despedida?
-A veces la gran dificultad es conocer qué es lo que le hubiera gustado hacer al fallecido. Por el momento, los escritos de últimas voluntades ante notario los deja muy poca gente. Cuando es así se tiene que cumplir lo que dice el documento. En otros casos, el propio fallecido ha dicho a su familia qué es lo que quiere. Por respeto y porque te has comprometido con esa persona, puedes decidir cumplirlo… o no. Quien viene aquí y te contrata es quien te dice qué se va hacer. Si se cumplen o no las voluntades del fallecido, no lo podemos saber.
-¿Hacen de mediadores entre familiares que tienen diferentes opiniones al respecto?
-Sí. A veces te encuentras con situaciones difíciles con conflictos familiares o entre hermanos, en los que cada uno tiene una manera diferente de verlo. Intentas ayudar pero, si la cosa se complica, tienes que decir: Pónganse ustedes de acuerdo y que un portavoz de la familia nos diga qué tenemos que hacer. Nosotros no podemos decidir por ustedes.
-En Ibiza algo que sucede con bastante frecuencia son fallecimientos de ciudadanos extranjeros, sobre todo en verano: accidentes de tráfico, balconings… y eso implica repatriar cuerpos. ¿Gestionan estos traslados? ¿Es tan complicado como parece?
-Tiene un procedimiento burocrático diferente, muchísimo más complejo. Dependiendo del destino, Sanidad también interviene. El ataúd tiene un grosor determinado, con un revestimiento de zinc y por encima lleva una tela muy gruesa para tratar de que no se dañe para que llegue bien a destino y pueda ser velado allí. Al fallecido hay que hacerle una práctica de conservación especial. No es lo mismo enviar un féretro dentro de la UE que a Estados Unidos…
Hay que abonar un flete aéreo con un embalaje especial y no se pueden trasladar en según que aviones. Por ejemplo, antes de tener crematorio en Ibiza, a Mallorca solo volaban pequeños turbohélices y eso nos obligaba a hacer un traslado en avión de Ibiza a Barcelona y de Barcelona a Palma a quien quería una cremación.
Nosotros utilizamos varias medidas de protección para que todo sea lo más discreto y seguro posible. Alguna vez se ha producido algún daño pero eso se escapa a nuestra competencia porque suele ser por el trato que se les da en los aeropuertos de destino, por ejemplo. Como me enseñó mi padre: “ten más miedo de los vivos que de los muertos”.
-De vez en cuando salen noticias de crowdfundings (recaudación de fondos) para repatriar cadáveres, ¿síntoma de que es muy caro?
-Ahí yo tengo mis dudas. Hay mucha gente que se intenta aprovechar, ponen una notita en Facebook y se hacen recaudaciones muy por encima de lo que cuesta una repatriación. Además hay seguros que se ocupan de este tipo de cosas. Y eso nos ha jugado a nosotros malas pasadas porque dan a entender que la repatriación tiene un coste altísimo que no es real y se nos acusa de querer aprovecharnos en un momento así.
-¿Pero hay mucha gente con seguro de decesos?
-Después del Covid, que es lo más tremendo que he vivido en toda mi vida, cambió la tendencia. La gente se ha concienciado más sobre hacerse un seguro de decesos.
-Me interesa esto que ha comentado, que el Covid fue el peor momento de su carrera profesional.
-Sí. En primer lugar, las funerarias fuimos las grandes olvidadas en el Covid. Se hablaba de los servicios sanitarios, que por supuesto, y de los supermercados… pero las funerarias nos vimos desbordadas. Nosotros tuvimos el peor momento no en 2020 sino en 2021, con la segunda ola. En un fin de semana recuerdo tener 40 difuntos, cuando la media mensual total es de 80 personas.
Tenía al personal separado para evitar contagios, a trabajadores contagiados y de baja… no podías gestionar las cosas con la misma rapidez. Y no es cierto que ganásemos más dinero con el Covid, sino todo lo contrario porque solo se podían hacer entierros y cremaciones directas, nada más. Ningún servicio más. No se podía ir a la iglesia, no se ponían flores ni esquela. La gente desconoce que no supuso un incremento de facturación. Lógicamente mi estructura ni la de ninguna funeraria estaba preparada para el número de fallecidos que hubo en ciertos momentos del Covid.
Viví momentos tristísimos. Familias que perdieron a la madre y al padre con dos días de diferencia. De fallecer un padre y decirme la familia, “tenemos a la madre en el hospital a punto de fallecer” o “estamos todos contagiados y no podemos ir a preparar nada, por favor mantenedlo en vuestras instalaciones hasta que podamos salir…”
Había días que trabajaba 13 horas del tirón y volvía a casa… [se emociona].
-Muy afectada, imagino. Precisamente quería preguntarle sobre eso: este no es un negocio cualquiera y no sé si ustedes mismos reciben alguna formación específica para tratar los duelos o incluso si hay atención psicológica para el personal…
-En nuestro sector hay formaciones pero, al final, hay una parte que tiene que ver mucho con la persona: hay gente que tiene una sensibilidad especial y hay gente que no la tiene. No se puede ser híper empático, pero tampoco pasarte de no empático, porque al final tú tienes que estar en tu lugar, no involucrarte. Pero es imposible cuando ves historias duras: niños, gente de tu entorno, un compañero mío de clase… gente que, al final, nos toca. Sobre todo con gente joven. Ibiza es un lugar pequeño y al final todos nos conocemos: siempre tenemos alguna historia que nos toca a nivel personal.
En resumen, que hay formaciones teóricas pero la gente nueva aprende trabajando, observando al resto de compañeros…
Con respecto al apoyo psicológico, ofrecemos apoyo al duelo en colaboración con una asociación. Ponemos a disposición de la familia un servicio psicológico telefónico las 24 horas durante un año por si se encuentra en una situación que requiere de este apoyo, además de tres sesiones gratuitas con profesionales presenciales.

Todos son psicólogos especializados en duelo y dan servicio no solo a las familias sino también a nosotros, los profesionales, por si nos ha tocado un caso cercano o nos genera un poco más de estrés. Este tipo de cosas cada vez son más importantes, y antes no se cuidaban.
-La falta de personal en Ibiza, especialmente del cualificado, se ha convertido en un mal endémico. ¿Lo sufre también su sector?
-Nosotros hemos tenido siempre esta dificultad. Solo hay dos empresas en la isla que se dediquen a esto y antes estábamos solo nosotros. Es decir, que no es un sector con mucha actividad en la que puedas hacer una oferta para contratar a un trabajador o donde se mueva un mercado laboral como en la restauración. Yo tengo en marcha procesos de selección continuamente y a veces se ponen en contacto con nosotros profesionales de la península. La pregunta es: ¿Pero tienes vivienda? La respuesta suele ser no y el resultado es que ninguno viene. Es muy difícil. Necesito trabajadores para que mi actividad funcione y trato de cuidarlos y dar un buen salario, pero puede llegar el restaurante de la esquina y ofrecerles 500 euros más al mes y se van… Ya no hay tanta vocación como había.
-¿No hay vocaciones para el sector de las funerarias?
-Mis primeros años al frente de la empresa fueron con una plantilla fija que llevaba 30 años aquí: conocen tus protocolos, tu manera de trabajar y tú tienes la confianza total depositada en ellos. Esta es una actividad que necesita personal que te dé una tranquilidad. No puedes estar cambiando constantemente de plantilla, es un desgaste para todos. Ahora vivo en la incertidumbre continua: con quién voy a contar, con quién no… que alguien me diga un día que le han ofrecido en el restaurante de la esquina 500 euros más y que los necesita para pagar el alquiler que le cobran…
-¿Cuánto personal tienen en total?
-Ahora somos alrededor de 35 personas entre Ibiza y Formentera.
-¿Y hay algún departamento en el que sea más complicado cubrir las plazas?
-La plaza de funerario. Un dato curioso es que últimamente me salen más perfiles femeninos que masculinos en las candidaturas.
-Un funerario, ¿qué es y qué hace exactamente?
-Funerario es la persona que va a recoger el fallecido al lugar del deceso, quien le hace las prácticas, lo viste, lo arregla, lo acondiciona… luego el que prepara todo en el velatorio y el que lo lleva hasta la iglesia para la ceremonia.
En Formentera, que tiene una media de 60 difuntos al año, el personal que hay cubre todos los servicios. En Ibiza están más divididas las funciones.
-¿Hay una formación reglada en el sector o toda la formación tiene que ser por cursos?
-Realmente no ha estado reglada hasta hace relativamente poco, cuando se ha conseguido la capacitación profesional de tanatopractor, ¿Qué significa eso? Antiguamente, cuando yo empecé, quien firmaba la práctica en un fallecido era un doctor, un médico al uso que tenía una especialización como tanatopractor. Aunque la realidad era que el trabajo lo hacían los empleados funerarios, quien tenía que firmar era el médico. Eso cambió hace ya bastante años cuando sacaron una capacitación profesional: lógicamente tienes que hacer una formación y entonces te dan el título. El siguiente paso que se está intentando es que sea una Formación Profesional. El responsable general del Tanatorio es tanatopractor, tiene su formación. Él hace y firma las actas de las prácticas a los fallecidos, con lo cual es el responsable directo.
-¿Hay que ser de una determinada manera para trabajar en el sector?
-Creo que sí. Vives historias duras y gente sufrir. Hay situaciones muy traumáticas de perder hijos o de bebés que nacen fallecidos… historias complicadas. Aquí tenemos una carga emocional grande.
-¿Hay alguna demanda del sector para que se amplíen los cementerios de Ibiza, dado que está creciendo mucho la población?
-Los propios ayuntamientos, que son los que gestionan los cementerios, analizan y a veces tienen que hacer ampliaciones. En Sant Josep solamente venden sepulturas. Pero, claro, llega un momento que si todos los de propiedad están comprados, o haces nuevos o… Lo que sí se están haciendo son más espacios para columbarios, que son donde se depositan las urnas con cenizas… aunque hay gente que las tiene en casa.
En Ibiza ciudad los tienes en propiedad pero también en alquiler cinco años y decides si pagar y renovar o no. Los restos se pueden llevar a la fosa común en el caso de que no se renueve…
-Usted garantizó el relevo generacional en la empresa. ¿Está garantizado para la próxima generación?
-Mi hijo pequeño quiso trabajar con nosotros desde que tenía 16 años. Estuvo hasta los 20… Entonces tuvo dudas pero ahora que tiene 26 ha vuelto. Ahí está, aprendiendo, formándose y lógicamente me provoca alegría. No puedo forzar a que sigan mis hijos, pero me alegra mucho que él quiera seguir.
En la Península operan muchos grupos grandes y a nosotros nos han llegado a hacer ofertas. Cuando hay problemas de relevo generacional en estas empresas familiares ellos normalmente las compran. Pero nosotros vamos a seguir.







Una entrevista molt polida. I també molt interessant.
Naltros sempre hem anar a Pompas per es familiars que ja ens deixaren i sempre ha set un 10.
Gràcies per fer una mica més fàcil un moment tant dificil.
Es una feina que no està pagada. Haver de tractar amb les famílies en una situació tant dolenta i haver de tractar el difunt que pot arribar en qualsevol situació, sobre tot quan provenen de morts accidentals… penso que poca gent serveix per una feina així.