La imagen de los arqueólogos ingleses llevándose los frisos del Partenón de Atenas para traérselos al Museo Británico tuvo también su equivalente en Ibiza. Muchas piezas que forman parte del tesoro arqueológico y patrimonial de la isla se encuentran en la Península, principalmente en dos puntos: el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN) y el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC), aunque también hay colecciones relevantes en Valencia y en Menorca.
“Dentro de lo malo, al menos están en museos, porque si hubieran ido a parar a colecciones privadas les hubiéramos perdido la pista”, admite Jordi Fernández, que durante cuatro décadas fue el director del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.
Los responsables de estos saqueos tienen nombre y apellidos: Antonio Vives Escudero y Josep Maria Costa ‘Picarol’. Aunque Fernández intenta comprender su comportamiento: “Es un expolio a nuestros ojos, pero a ojos de la gente de 1912 eso era algo completamente normal”, y añade que “Vives Escudero era catedrático, no era cualquier persona. Era un hombre de una cultura extraordinaria”.
Finalmente, el grueso de la colección de Vives Escudero se quedó en Madrid y el de ‘Picarol’, en Barcelona, en museos que han velado por su conservación, catalogación e interpretación. La cantidad de material que abandonó la isla es ingente, y Jordi Fernández la conoce de primera mano, ya que la ha rastreado y ha publicado diversos libros sobre la materia: «A veces cuando voy a museos me fijo en una pieza y me digo, ‘ostras, esto es de Ibiza’. Algunas piezas tienen un sello muy especial».
Estos son algunas de las joyas que se fueron de la isla.
La Dama de Ibiza (1 y 2)

La joya por antonomasia del arte fenicio-púnico que perdimos en la isla es la célebre ‘Dama de Ibiza’ que se puede contemplar en el MAN de Madrid. Sin embargo, poca gente sabe que hay otra figura, prácticamente idéntica, en el MAC de Barcelona.
“Tengo la teoría de que las dos figuras las hizo el mismo taller porque son muy parecidas, apenas hay algunas diferencias en los adornos de la figura”, explica Fernández, “son piezas de un gran valor estético. Es la pieza más famosa que está fuera de Ibiza”.
Se trata de dos figuras de arcilla de 45,50 centímetros de altura, que datan de los siglos IV-III a.C y fueron halladas en la necrópolis de Puig des Molins entre 1910 y 1913. Simbolizan una figura femenina que adelanta los brazos en actitud de oración. Según la ficha que encontramos en el MAN, “el cuerpo se arcilla se realizó a molde, añadiendo posteriormente los brazos y parte de su profusa decoración”. La dama se ha identificado con la diosa púnica Tanit, “identificación realzada por la profusa ornamentanción vegetal de su vestimenta y la cabeza de gorgona”.
Además, sobra decirlo, es una pieza pequeña pero de una belleza misteriosa, ausente y sobrecogedora.
Figura masculina

“Las terracotas púnicas de figuras masculinas son muy difíciles de encontrar. El predominio de figuras femeninas es abrumador, del 90%, y en el museo de Puig des Molins tenemos muchos ejemplos”, explica Jordi Fernández, “las piezas de figuras con barba son escasas y lo que se conserva en Madrid es realmente importante”.
Algunas de estas escasas figuras masculinas -en concreto, cuatro de ellas- se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Es este caso se trata de una figura de terracota, desnuda, de cuerpo entero, de 37 centímetros de altura, con un estilo que sigue los modelos estilísticos de Sicilia o Cartago, encontrada en alguna de las tumbas de inhumación de la necrópolis de Puig des Molins. Está fechada también entre los siglos IV-III a.C.
Se considera una figura masculina porque lleva barba, aunque no se le representa genital alguno. “A veces es difícil determinar si la figura es masculina o femenina porque el sexo no está marcado. En el 80% de las figuras el sexo no está indicado, aunque en este caso, como lleva barba, se puede deducir que es masculina”, señala Fernández, que indica que estas figuras suelen representar “un sacerdote o un mentor”.
Busto femenino

A diferencia del MAC de Barcelona, cuyo catálogo online es incompleto y ofrece poca información de cada pieza, el del MAN es perfecto y contiene una ficha de cada pieza que conserva, por nimia que sea. Si se escribe la palabra clave ‘Ibiza’, el catálogo del Museo Arqueológico Nacional ofrece 240 referencias: desde anzuelos a monedas, cerámicas, piezas de orfebrería o figuras de arcilla, entre otros.
Todos los conoce Jordi Fernández, quien con un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid formó el Grupo de Investigación Ibiza Púnica, con el que rastreó toda la presencia de materiales procedentes de la isla. “En cambio, en el museo de Barcelona lo que hay es una gran colección de vidrios, amuletos y escarabeos”, señala. Un escarabeo era un amuleto en forma de escarabajo pelotero, de origen egipcio, y que simbolizaba la vida y la resurrección.
El otro gran trabajo de investigación es el María José Almagro y su ‘Corpus de terracotas de Ibiza’, que recoge todas las figuras de terracota púnicas creadas en la isla. No falta en esta colección nuestra última protagonista, un busto de Tanit que está a años luz de la estilizada diosa helenística que hay en el Museo de Puig des Molins. En este caso se trata de un busto mucho menos sofisticado, con las facciones casi borradas, que sostiene una especie de animal entre sus manos, casi como si fuera un dibujo infantil. Una figura naif, hermosa a su manera, que no pretende ser sofisticada ni representar un cánon de belleza: “Se trata de piezas baratas, realizadas para que el devoto pudiera comprarlas sin dificultad. Por ello se hacían en serie y con una materia prima asequible, la arcilla”, explica la ficha del MAN.
Son piezas que se fueron de la isla y difícilmente volverán, pero el Museo de Puig des Molins sigue atesorando una colección fabulosa. “En Ibiza es donde se ha encontrado la mayor colección de terracotas púnicas de todo el Mediterráneo, no es ninguna mentira ni exageración”, concluye Jordi Fernández.






