“Considero el cine como una concentración de artes”, decía Akira Kurosawa. Y no puedo estar más de acuerdo. El cine lo contiene todo: la pintura, la literatura, el teatro, la música… todas las artes reunidas en un mismo cuerpo. Pero como bien remata el maestro japonés: una película es una película.
Hace un par de días asistí a una formación sobre distribución de proyectos audiovisuales organizada por la Ibiza Film Commission en el Hotel Royal Plaza, impartida por Rodolphe Sanzé, consultor internacional en producción ejecutiva, ventas y coproducción. Fui con las expectativas bajas, lo confieso. Como cuando vas a ver el estreno de una película de Iñárritu: si esperas poco, a veces ocurre la magia. Y así fue. Salí de la sala con la sensación de haber visto una de Paul Thomas Anderson: larga, intensa, pero tan buena que se hace corta.
De vuelta a casa, por las curvas de Cala Llonga, me dio por pensar que quizá Ibiza está viviendo un momento de esplendor cinematográfico. Una época dorada, o al menos luminosa. Los dos festivales de cine que se celebran aquí son los únicos en Baleares calificadores para los Premios Goya, algo que no es poca cosa. Tenemos además la Ibiza Film Commission, una herramienta que está tendiendo puentes entre profesionales y creando oportunidades reales.
La ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) está formando talento en la isla con sus programas intensivos. A eso se suma la ECI (Escuela de Cine de Ibiza), que ofrece cursos impartidos por profesionales de primera línea. Todo esto está dando lugar a un fenómeno precioso: cada vez hay más producciones hechas íntegramente con equipo “made in Ibiza”, y no hablo de ejercicios de fin de semana, sino de trabajos sólidos que están siendo premiados en festivales de medio mundo.
También está el ciclo “Anem al cine”, con once proyecciones en versión original subtitulada por solo 3,5 euros, todos los jueves a las 20:30. La Universitat de les Illes Balears continúa con su Cinefòrum Eivissa, proyectando clásicos en versión original con entrada gratuita. Además, este año se ha celebrado la II Edición del Ibiza Halloween Festival, dedicado al cine de terror y fantasía.
La participación de las instituciones es otro punto clave. Que apuesten por esta industria, que financien y apoyen proyectos, no solo impulsa al sector: también beneficia directamente al pueblo ibicenco. Porque el cine, más allá del glamour o la técnica, es una forma de contar quiénes somos. Y aquí, en la isla, hay historias, talento y mirada propia de sobra.
Por eso me quedo con esa sensación de que Ibiza está en un buen momento para el cine. Quizá Kurosawa tenía razón: el cine es la suma de muchas artes. Pero también es reflejo de los lugares que lo sueñan.






