Los trabajos de campo de la estación de monitoreo de Xarxa Posidònia en Cala Gració han concluido esta semana con una novedad destacada: la instalación de un registrador de temperatura del agua, financiado por Salvem sa Badia de Portmany, que permitirá seguir de cerca la evolución térmica del mar a lo largo de todo el año.
El dispositivo se ha colocado en la primera estación de Cala Gració, a seis metros de profundidad, aprovechando la expedición científica destinada a evaluar el estado de la pradera de posidonia. La salida, prevista hace semanas, había sido aplazada en varias ocasiones por el mal tiempo y la baja visibilidad provocada por la DANA Alice y otros temporales recientes.
Debido a las condiciones de inseguridad, esta vez la inmersión se realizó sin voluntarios. Solo participaron tres buceadores científicos, entre ellos la coordinadora del proyecto, la bióloga Elena Burgos.
El equipo ha situado el termómetro principal a seis metros al ser la zona más afectada por el aumento de la temperatura del Mediterráneo. Para obtener datos comparativos, se ha colocado también otro termómetro a 15 metros que se analizará el próximo año.
Durante la inmersión se detectaron residuos —botellas de plástico y cubiertas de coche—, además de algunos ejemplares de nacra espinosa (Pinna rudis) y una floración puntual de Posidonia oceanica en cada estación, un fenómeno “muy anecdótico”, según Burgos.

Con este trabajo, que completa el realizado en septiembre en la estación de Cala Bassa con voluntariado, el equipo de Xarxa Posidònia inicia ahora el procesamiento de datos para elaborar el informe anual, previsto para 2026. La expedición contó de nuevo con el apoyo logístico de Arenal Diving, que aportó la embarcación y cedió el material de buceo.






