“Teníamos que instalar nuestra primera oficina en España y hemos decidido que tenía que estar en Ibiza. La inversión inmobiliaria que hay aquí no se puede comparar”. Quien dice estas palabras es Toti Moreno, director comercial en Ibiza de la inmobiliaria Windsor & Meyers, una empresa radicada en Andorra que, después de abrir tres oficinas en el país de los Pirineos, ha decidido expandirse a las Pitiusas.
Unos precios incomparablemente altos, más la demanda que generan el sector del lujo y la llegada de extranjeros que buscan segundas residencias o propiedades para invertir, han convertido a la isla en un panal de rica miel sobre el cual se abalanzan inmobiliarias y empresas relacionadas con el sector de la construcción, convencidas de que Ibiza es una mina de oro.
“Los precios no bajan, al revés, están subiendo. Con el 5% de comisión que cobra de media una inmobiliaria, este es un lugar muy rentable”, explica Moreno, quien está convencido que Ibiza es “de los mejores sitios de España para invertir”.
En la actualidad manejan dos líneas de producto: por un lado, viviendas destinadas a familias con bolsillos de tamaño medio, a quienes ofrecen apartamentos a precios entre 300.000 y 500.000 euros; por el otro, viviendas de más de 800.000 euros pensadas para el sector del lujo: “Para alquilar o invertir”.
Esta bonanza ha animado a muchos profesionales del sector a montar su propia empresa y probar suerte. Un ejemplo es la empresa constructora Roca Dorada, que empezó su andadura hace justo un año. Su director, Pablo Romero, comento que ellos no comercializan los inmuebles, que son una constructora, pero que la mayoría de encargos que reciben es de promotores que demandan altas calidades.

“Estamos haciendo mucha rehabilitación pero también nos ha sorprendido la cantidad de obra nueva que nos encargan”, señala Romero, quien desgrana encargos que tiene entre manos: “Tenemos dos villas a la vista y un residencial de lujo en Cala Vadella con 22 apartamentos. Ahora mismo es un muy buen momento para el sector”.
Todas estas empresas se han encontrado en el Home Meeting Group, que se celebra en Ibiza hasta el sábado. Participan no solo constructoras o inmobiliarias, sino también empresas que se dedican a todo lo relacionado con la construcción: interiorismos, encimeras, empresas de piscinas, ventanas, carpintería metálica, etcétera.
Una de estas empresas es Construcciones Burgos, firma que se encarga de instalar pladur, alicatados, acabados rústicos y cerramientos de fachadas, entre otras cosas. Explican que el lujo y las promociones de alto poder adquisitivo son sus principales clientes: “Hemos colaborado en unas reformas en el mirador de Cala Tarida, hemos hecho reformas en casas en Cap Martinet, y nuestros últimos encargos han sido el cerramiento de una fachada de una obra nueva en Cala Tarida y la reforma de unos chalets de gama alta en Talamanca”, explica Felipe Urbano, administrativo de la empresa, quien añade que “este invierno se están haciendo más obras que otros años”.

Comerciales en la isla del tesoro
Una empresa que desembarcó recientemente a Ibiza es Replus, una firma valenciana especializada en ventanas. Su llegada a la isla ha sido satisfactorio, según señala su director comercial, Juan Miguel Cantó: “Ofrecemos productos de alta calidad y nuestros clientes son particulares que se están haciendo su propia casa”. Y, por supuesto, trabajo en Ibiza no les está faltando: “Buscamos un cliente exigente y venir aquí ha sido un acierto”.
Quien todavía no se ha instalado en Ibiza pero ya tiene un ojo puesto en la isla es la firma alicantina Grupo Bertomeu, especializada en electrodomésticos y electrónica de consumo: “¡Estamos aquí pescando clientes!”, comenta el gerente de la empresa, Jaume Bertomeu: “Percibimos que aquí hay mucha demanda y no tanta oferta”. Tiene claro que Ibiza es un sitio en el que hay que estar.
La feria se desarrolla a pocos metros de un campamento de infraviviendas donde malviven centenares de personas que no tienen los recursos económicos necesarios para lograr un techo decente bajo el que guarecerse. Paradojas de una hipertrofia de precios que, eso sí, las inmobiliarias creen que se moderará, como comenta Toti Moreni de Windsor & Meyers: “La previsión es que en un año se estabilice el mercado y deje de subir”.
Magro consuelo en una isla donde la vivienda ha dejado de ser un derecho para convertirse en un privilegio.





