@David Ventura: Es el nuevo himno del postureo. Es la melodía que se ha agarrado como un belcro y ya no se despega. Repitan conmigo el frenético estribillo que se ha puesto de moda gracias a un anuncio televisivo: “tengo todo papi, tengo todo papi, tengo party, tengo flow, tengo sabrosura”. Es el momento en el que los que saben que hay música de baile más allá del sosainas de David Ghetta, levanten el dedo y digan: “oigan, que esta canción ya tiene tres años, se llama ‘El Tigeraso’, es de Maluca, y ya sabíamos que era todo un jitazo”.
Es sabido que la oferta musical de las radiofórmulas españolas es muy limitada y se reduce a los cuatro éxitos del momento. En este país el conocimiento que se tiene de la música urbana latina, pasada la fiebre del reggaeton, se limita al electrolatino romántico y a las canciones de los recopilatorios de ‘Mujeres Hombres y Viceversa’, ‘Gran Hermano’ o ‘Gandía Shore’. Sí, temas de Yandar y Yostin, Cali y Dandee, Juan Magán y otros horrores parecidos. Si hablamos de house y electrónica comercial, mejor no hablar: como el caballo de Atila, David Ghetta no ha dejado crecer la hierba a su paso y nos lega una escena raquítica y previsible en la que todas las canciones suenan exactamente igual.
Sin embargo, hay vida más allá del house blandengue y el reggaeton descafeinado para adolescentes blancos de clase media. La calle, en esos países, baila otros ritmos, y en Estados Unidos encontramos un sello imprescindible -Mad Decent- y a un nombre que nadie debe olvidar: Thomas Wesley Pents, más conocido como Diplo.
Así, la famosa canción del «party y el flow» es ‘El Tigeraso’, una producción de Mad Decent para Maluca y que suposo la irrupción del electromerengue. El objetivo de Diplo y de su sello es la de despeinar a la música electrónica, despojarle de los vestidos brillantes de Ghetta, arrebatarla de las discotecas pijas y de las fiestas bienpensantes y volver a la electrónica sucia, guarra, maleducada, turbia y gandalla.
Esta vuelta a los orígenes se hace, como no podía ser de otra manera, volviendo a los sonidos lo-fi de la Old Skool de los años ochenta y de los tiempos heroicos del primer hip-hop. Frente a la sobreproducción del house mainstream, Mad Decent apuesta por producciones básicas y sucias. Frente a las letras románticas de los émulos de Ghetta, esta escena apuesta por la letra procaz y de contenido inequívocamente sexual.
Llámele moombathon -readaptación de los productores de Mad Decent del reggaeton latino-, daggering -sería como la versión jamaicana del perreo-, o el trap, la nueva escena pasa por Mad Decent, que es quien marca la pauta y que además es la casa de Baauer, el autor del ‘Harlem Shake’.
¿Que como suena todo esto? Pues como muestra un botón. ‘Express yourself’ de Diplo es la canción insignia del movimiento, y su videoclip extremadamente vulgar toda una declaración de principios; otro temazo es ‘Shake it to the ground’ de Dj Blagstarr y Rye Rye, un ejemplo de producción lo-fi ochentera con un videoclip de factura modesta que es todo una declaración de amor a la cultura callejera de la comunidad negra norteamericana; su versión más comercial, pero no por esa menos frenética, serían los brasileños Bonde do Rolé y su tema ‘Brazilian boys’, sin olvidar, claro está, el adictivo ‘Tigeraso’ de Maluca: tengo todo papi, tengo todo papi, tengo party, tengo flow, tengo sabrosura.