La huella de Stanley Kubrick en ‘es Polvorí’

@V. R. / La película Eyes Wide Shut del director norteamericano Stanley Kubrick era el argumento de la fiesta erótico-temática celebrada entre la noche del domingo y este lunes en es Polvorí (Santa Gertrudis), un antiguo recinto militar comprado y vendido por el Consell Insular de Eivissa que ha pasado de público a privado hace poco. Los vecinos no pudieron pegar ojo, afirman, aunque ninguno se quejó del volumen de la música, sino del colapso provocado por un evento cuya capacidad de convocatoria se le fue de las manos a los promotores, que son colombianos. El ruido y escándalo generado en medio de una zona rural a altas horas de la madrugada fue lo que realmente perturbó el descanso en las casas colindantes y lo que motivó numerosas quejas.

Dos mil personas, según los vecinos, asistieron a una fiesta que, entre otras cosas, propició el fin de existencias de capas y máscaras en los sex shop de la isla y otras tiendas de disfraces que desde Carnaval no vendían tanto. Esas prendas eran un salvoconducto indispensable para poder cruzar la garita de guardia de la entrada de es Polvorí, una instalación de origen militar compuesta de grutas horadadas bajo tierra y donde antes de que el Ejército se esfumara de la isla se almacenaba munición. Para llegar a la misma hay que pasar por un estrecho camino en el que no caben dos coches en sentido opuesto.

El descontrol fue tal que, según la gente que vive en los alrededores, hubo un momento en el que un tramo de más de un kilómetro de longitud de la carretera en dirección a Sant Miquel quedó saturado. Desde el restaurante Ama-Lur hasta la entrada del camino de acceso a es Polvorí, enfrente de otro restaurante, Can Pau, no se podía avanzar en coche. Así lo relata uno de los afectados, que llegó a contar hasta 30 policías entre Guardia Civil, Policía Local, Policía Nacional y agentes de paisano, quienes, según explica, llegaron a estar desbordados en el control del tránsito y otras labores.

Sexo en almacén ajeno
Los vehículos invadieron parcelas privadas, parkings de establecimientos de restauración como el de Can Bernat (a más de dos kilómetros de distancia de la fiesta), o Can Pau, además de arcenes y otras zonas prohibidas o sin permiso donde algunos coches seguían estacionados pasadas las dos de la tarde. Incluso se habilitó un trasporte en furgonetas desde varios solares del Camí Vell de Sant Mateu, cerca del hipódromo de Sant Rafel, que quedaron llenos de suciedad.

Un vecino cuya casa está a escasos metros de es Polvorí lamentaba haber encontrado al amanecer a varias personas practicando sexo en un almacén de su propiedad que habitualmente tiene abierto y donde guarda cosas de poco valor. Una mujer que reside en las proximidades afirmaba haber sentido miedo al ver de noche a gente con máscara y capa en el camino que conduce a su casa de campo.

La asociación de vecinos ha organizado una reunión este miércoles en el pueblo de Santa Gertrudis, a las 20,30 horas, para tratar este asunto y decidir qué medidas va a emprender para evitar que esta situación vuelva a repetirse en un futuro. Al parecer, durante los últimos quince días se han celebrado fiestas casi a diario en es Polvorí, aunque ninguna de estas dimensiones, afirman.

Tras las consecuencias de este evento, para el que se hubiera requerido un permiso especial, el PSOE-Pacte ha lamentado que el PP, ahora en al frente del Consell de Eivissa, hubiera vendido esta instalación, que fue adquirida durante su mandato. Desde la máxima institución insular se ha incidido en que la responsabilidad de lo ocurrido es solo de la propiedad.