El número de serpientes de herradura sigue creciendo en Ibiza, y con ello también su presencia cada vez más cercana a las viviendas. Tras acabar con buena parte de las lagartijas de la isla, su principal fuente de alimento, ahora buscan nuevas presas: los pájaros.
El pasado viernes, sobre la una de la tarde, una vecina del barrio de Can Mariano d’en Fita, en Sant Jordi, se llevó un gran susto al salir a su terraza y descubrir que su canario no cantaba. Al acercarse a la jaula, vio cómo una serpiente se lo estaba comiendo. Lograron matar al reptil a escobazos, aunque el ave no pudo ser salvada. Desde entonces, se han instalado trampas en la propiedad para tratar de capturar más ejemplares.
Casos similares se han producido también en la zona de Sant Antoni, donde varias personas han perdido sus canarios por el ataque de estas serpientes invasoras.
Según explica el experto en control de esta especie en Ibiza, Dean Gallagher, conocido como el ‘cazaserpientes’ de la isla, las culebras no encuentran obstáculo alguno en las jaulas de los pájaros domésticos. “Pueden colarse entre los barrotes sin dificultad, y además son capaces de trepar por paredes lisas o descolgarse desde los techos”, señala Gallagher.
El especialista insiste en que las trampas son el único método eficaz para capturar estos reptiles y recomienda a los vecinos no retirarlas en invierno, ya que las serpientes siguen activas debido a las temperaturas inusualmente altas para la época.
La expansión de esta especie invasora representa también un peligro para la fauna silvestre de la isla. Con menos lagartijas disponibles —su población ha caído más de un 50% en los últimos 14 años—, las serpientes están atacando cada vez más a aves de pequeño tamaño, lo que pone en riesgo especies que habitan en zonas protegidas como ses Salines o ses Feixes.
La llegada de las serpientes de herradura a Ibiza se remonta a principios de los años 2000, cuando comenzaron a entrar en la isla escondidas entre olivos ornamentales importados para jardines de casas de campo. Desde entonces, han encontrado en la isla un hábitat ideal para reproducirse, sin depredadores naturales que controlen su población.
Gallagher recuerda que sigue ofreciendo su ayuda a los vecinos que lo necesiten, tanto para instalar trampas como para asesorar sobre cómo actuar en caso de detectar serpientes en sus propiedades.






