Los casos de negligencias médicas, errores en la medicación, falta de higiene o hidratación en residencias de ancianos gestionadas por fondos de inversión son cada vez más frecuentes y alarmantes, no solo en España sino en toda Europa.
Ibiza no está al margen y Noudiari ha iniciado una investigación al conocer las gravísimas deficiencias que han denunciado familiares de internos en Sa Residència Colisée y que se pueden ver públicamente en la aplicación de opiniones verificadas de WeDoxa. Este medio ha abierto un cauce directo de comunicación con los familiares que deseen denunciarlo de manera directa en el correo electrónico [email protected]
El caso se remonta al año 2019 cuando La Saleta Care, S.L.U. Colisée (gestora francesa de centros geriátricos), se hizo con la gestión de Sa Residència Ibiza, que hasta entonces dirigía el Grupo Policlínica.
Muy pronto y con la pandemia del Covid de por medio, las deficiencias empezaron a ser evidentes hasta llegar al punto de convertirse en alarmantes.
Basta hacer un repaso por las opiniones del citado portal para darse cuenta de que el declive es más que patente, especialmente en el último año, y que lo que están viviendo los familiares es una pesadilla: no se fían de los cuidados que reciben sus mayores.
Hay que remarcar, además, que esta residencia dispone de plazas privadas pero también de un alto porcentaje de plazas públicas, a través de un sistema de concierto con el Govern balear. Sobre un total de algo más de un centenar de plazas, 64 son público-concertadas para personas mayores en situación de dependencia.
El último concierto entre el Govern y Colisée se firmó en noviembre de 2021 entre la consellera de Asuntos Sociales, Fina Santiago, y Gerard Sanfeliú, de STS Gestió de Serveis Sociosanitaris, a razón de 1.165.243 euros por cada año de concierto, entre 2022 y 2025 (4,6 millones en total por cuatro años). La competencia inspectora corresponde al Consell de Ibiza.
Familiares aseguran en los mensajes de Wedoxa que ya han trasladado las denuncias a las autoridades competentes sobre estas plazas público-concertadas.
Las quejas se centran en un declive evidente del servicio, principalmente por la falta de personal, “que está saturado y que rota de una manera muy frecuente”, y que en muchos casos sospechan que “ni siquiera está correctamente cualificado”.
Así, las opiniones no cargan contra el personal sino contra la dirección que es quien los “sobreexplota”. Por ello muchos trabajadores se van, de modo que los ancianos y las familias ven que no se puede establecer una confianza o un lazo con los cuidadores “porque siempre van rotando”.
“El cambio de propiedad se aprecia en una disminución de la calidad del servicio. También he apreciado errores en la medicación”, apunta un familiar.
“Falta personal, poca profesionalidad y falta de hidratación tanto en la ingesta como en la piel, falta de higiene”, indica otro de los familiares de usuarios, con una opinión subida hace solo unos días. “Abuso de los sistemas de sujeción [pacientes atados] aún bajo contraindicación de médicos especialistas”, afirma otro familiar en junio pasado.
En otra opinión verificada, un familiar explica que, “tras haber presentado varias quejas a la dirección del centro y en vista de que todo queda en palabras”, ha tomado la decisión de “denunciar públicamente”, los hechos, al tiempo que traslada dicha denuncia “a los estamentos públicos con funciones de regulación y supervisión de estos centros con plazas concertadas”.
En este caso, el allegado afirma que se está poniendo en riesgo la vida de los pacientes ya que se han encontrado con que “no se respeta escrupulosamente la medicación pautada por los profesionales sanitarios del área sanitaria”.
Por ello, los familiares se están viendo en la obligación “de estar en la residencia en los horarios de medicación pautada para asegurarnos de que la que se entrega es la que corresponde”.
Otra opinión no hace más que reforzar la idea de que el centro comete graves negligencias: “Nos encontramos a residentes que acumulan en sus bolsillos toda la medicación de varios días o la de otros residentes”, denuncia un familiar, que dice que deben ser ellos, los allegados, los que estén pendientes de los problemas médicos de los residentes e incluso llevarlos a centros de salud si hay un problema.
Aseguran en sus quejas que “no hay seguimiento médico de las enfermedades crónicas” y que es “inexistente” la atención a problemas de salud agudos que se presentan.
Esto causa una enorme inquietud entre los familiares que, a la vista de los comentarios, se sienten obligados a supervisar constantemente a sus mayores acudiendo a la residencia siempre que les es posible para asegurarse de que comen, se hidratan y toman la medicación que les corresponde con la pauta horaria correspondiente.
Además, han detectado que “las acciones que debieran tomarse con celeridad [ante una emergencia médica] por tratarse de personas en elevadísimo estado de vulnerabilidad quedan incompetentemente desatendidas”.
“Según declaraciones de coordinadores/as del centro, los familiares somos invitados a trasladar nosotros mismos al familiar residente a los servicios de urgencias hospitalarias cuando consideremos”, añade la queja de un familiar.
“Las analíticas seguramente no se hacen y no existe seguridad de que la medicación se administre correctamente”, indica otro usuario en el mismo sentido este pasado mes de enero.
Los ancianos que entran dentro del grupo de grandes dependientes por su deterioro, ya sea cognitivo o físico, son, según las opiniones de los familiares, los peor parados: “están generando almacenamiento de aquellos que no son autónomos”, dice un familiar. Ven, además, “faltas graves de comportamiento del personal hacia los residentes problemáticos”, afirman.
Hay, en suma, un grave deterioro de las garantías sanitarias para los residentes, de modo que muchos familiares están pendientes de sus problemas médicos porque no se fían de que les atiendan correctamente.
Aunque uno de los servicios que promociona esta residencia es que cada residente tendría un profesional de referencia “esto no es real”, dicen en las opiniones.
También hay opiniones que hacen referencia al desconocimiento de idiomas por parte del personal, un hecho grave teniendo en cuenta que hay residentes extranjeros ingresados.
Una de las opiniones resume una realidad altamente preocupante para los ancianos y ancianas: «la residencia está en descontrol».
Según estos familiares, la gestión de Colisée en Ibiza ha convertido una residencia, que tenía unas instalaciones modélicas y un servicio estupendo, en un peligro constante para los mayores residentes.
No solo hay comentarios en WeDoxa, sino también en las reseñas de Google que no se han incluido en este artículo porque, aunque merecen toda la credibilidad, no son opiniones verificadas (es decir, esta plataforma no verifica que sean usuarios o familiares de usuarios).
Solo por poner un ejemplo de esta plataforma, que coincide por completo con los hechos antes denunciados: «Que no os engañe la puntuación media que tiene esta residencia. Si estuviera basada en el servicio actual no pasaría de 1. Falta mucho personal, apenas hay actividades para los mayores, si no estamos los familiares, hay errores en la alimentación… Estamos asumiendo una carga de cuidado que no nos corresponde. Ahora mismo no os aconsejo llevar a vuestro familiar allí».
Hay que recordar que el concierto con la conselleria de Asuntos Sociales dice específicamente que las personas usuarias deben recibir servicio de alojamiento, manutención, lavandería, higiene personal, atención a las actividades físicas de la vida diaria, higiene personal, atención médica, atención social, atención psicológica, actividades de prevención de la dependencia y promoción de la autonomía, además de actividades de ocio y tiempo libre. A la vista de los comentarios, la prestación de la mayoría de estos servicios está fallando estrepitosamente.
La polémica de las residencias de mayores
Al respecto, hay que recordar que recientemente el programa Hablando en plata emitió, de la mano de Alberto Chicote, una entrega especial para denunciar los malos servicios ofrecidos por las residencias de mayores que ha tenido amplia repercusión.
Allí recogieron, entre otros, el testimonio del periodista de investigación Manuel Rico, de Infolibre, que acaba de conocer el caso de Ibiza.
Especializado en estos casos, el periodista subrayó en el programa que “a día de hoy el 89% de las residencias son de gestión privada, aunque la mayoría de los grandes grupos viven del dinero público”. El periodista ha demostrado en sus investigaciones varios casos de cómo estos fondos de inversión se están lucrando con el negocio de las residencias a la vez que deterioran los servicios que ofrecen hasta límites lamentables y denunciables.
El tema es muy grave. Se trata de la salud de los residentes. Es increíble que se esté tardando tanto en resolver el problema y la Consellera Fina Santiago mirando de perfil. Todavía no se hado cuenta que está tratando con fondos públicos y con el bienestar de los residentes.
Que espera la Presidenta del Govern a darse una vuelta por sa Residència y ver lo que está pasando? Son hechos muy graves que igual tendrían que ponerse en conocimiento de la fiscalía
Las verdades y vergüenza del neoliberalismo actual, suele pasar de puntillas por la prensa o directamente se silencia.
Son buitres para cualquier gestión que ejerzan.
Ésto no es más que un grano de arena en el desierto.
Soy extrabajador de Colisee, trabajaba como operario de mantenimiento.Deje la empresa frustrado ,donde dos años antes para mantener los servicios esenciales para el funcionamiento de la residencia heran necesarios tres operarios ,pasaron a uno.
Si en las residencias públicas hay falta de recursos, etc. no me quiero imaginar lo que pasa en las privadas. Y de la Sra. Santiago…ni está ni se la espera…una incompetente que no ha hecho nada más que esconderse de los problemas y no dar ni explicaciones ni dar la cara.
Más allá de que falta personal -los ratios son vergonzosos, mas de 20 usuarios para 2 auxiliares, usuarios más o usuarios menos- sueldos de menos de 1000€ en una isla que cuesta mucho conseguir un alquiler coherente. Hay gente muy preparada y muy empática que se nota su excelente disposición para tratar a nuestros mayores, pero también es lamentable que hay otr@s sin nada de empatía y preparación. No hablemos de cierto personal jerárquico que hay que darle de comer aparte, el trato descortés que tiene con los que somos familiares cuando le pedimos explicaciones de porqué están en esas condiciones nuestros mayores. No se habla de la falta de pañales y empapadores, de esas cosas no hablan y de que en más de una vez se ha visto hablar de forma agresiva a una trabajadora