Denuncias ante inspección de trabajo, depresión, bajas laborales, mal ambiente… Trabajadoras y trabajadoras de ambulancias de Ibiza denuncian “trato vejatorio, represalias sistemáticas y vulneración de derechos fundamentales”. Los testimonios, a los que ha tenido acceso este medio, señalan directamente a una jefa de GSAIB en la isla, a la que acusan de haber creado un clima “tóxico y hostil”, con la connivencia —según afirman— de otras figuras del sistema sanitario que son “cómplices o silencian los hechos”.
Las denuncias, por parte de cuatro trabajadores, recogen acusaciones de homofobia, xenofobia, vulneración de derechos laborales, filtración de datos personales y acoso continuado, especialmente hacia trabajadores sindicados, personas LGTBI y mujeres embarazadas. Hay otras dos personas que están tramitando la apertura de protocolo por acoso.
Uno de los denunciantes relata cómo durante años ha soportado “comentarios vejatorios” por parte de esta jefa, especialmente homófobos.
Según su testimonio, esta persona se ha referido a compañeros LGTBI con desprecio delante de otros trabajadores y el mismo trabajador afirma haber escuchado expresiones de carácter xenófobo respecto a andaluces que trabajan en la sanidad de Ibiza.
Este profesional denuncia, además, que sufrió represalias por estar de baja médica tras un accidente: “Me rechazó un contrato estando en bolsa, algo que no puede hacer. Me llamó después de 18 días y me soltó: si no te he llamado no hace falta ser muy listo para entenderlo, no me des el coñazo”.
“Me negó la baja estando embarazada y con informes médicos”
Otra trabajadora, embarazada de más de seis meses, afirma que le fue denegada la baja por parte de una inspectora médica “amiga de la jefa”. Según su relato, fue hospitalizada por infección de orina y presentaba síntomas de anemia, pero se le obligó a seguir trabajando en un puesto “no adaptado para embarazadas” dentro de la oficina de logística.
“Me dijo que tenía que trabajar ahí porque le habían pasado un informe que decía que no había riesgo en mi puesto. Pero esos datos eran confidenciales”, denuncia. “Tengo pruebas de que se ha pasado información médica mía sin mi consentimiento. Eso es una vulneración de la Ley de Protección de Datos”.
Esta profesional asegura que lleva meses viviendo una situación límite: “Estoy denunciando por todos lados: Inspección de Trabajo, Defensor del Pueblo, Recursos Humanos. No puedo más. He tenido que coger vacaciones para no perjudicar a mi embarazo”.
“Después de una agresión, comenzó el calvario”
El tercer trabajador explica que su conflicto comenzó tras una agresión sufrida en acto de servicio: “Me agredió un paciente a mí y al equipo médico. Estuve de baja psicológica y con tratamiento psiquiátrico, pero cuando me reincorporé me mandaron a logística, donde empezó un acoso psicológico brutal”.
Según cuenta, sufrió “presión continua, desprecios y comentarios despectivos” que le provocaban crisis de ansiedad. “Un día llegué a tener el azúcar a casi 500. No podía más. Estaba llorando cada día”.
Afirma que incluso hubo reuniones entre la jefa, personal de la empresa y la inspectora médica para bloquearle la baja: “Ahora no estoy de baja ni trabajando, pero no puedo ir. No tengo fuerzas. Me provoca ansiedad, hipertensión. Estoy medicado por el psiquiatra. Llevo casi tres años así”.
“Si no le bailas el agua, te hacen la cruz”
Los tres coinciden en que las represalias van dirigidas a quienes no se pliegan a las exigencias o simplemente reclaman sus derechos. “No estamos pidiendo limosna, solo lo que nos corresponde por convenio. Pero si no le bailas el agua, te hace la cruz”, asegura una de las trabajadoras.
También denuncian que varias mujeres embarazadas han sufrido tratos vejatorios por parte de esta persona: “A una compañera le dijo: ya te pensarás si tener un segundo hijo o no… mientras ella estaba vomitando en su puesto”.
El respaldo sindical: “La empresa lo sabe, la gerencia lo sabe, pero no actúan»
Vicente Nadal, delegado sindical de UGT que conoce los casos de los afectados, confirma que hay varias denuncias ya interpuestas ante la Inspección de Trabajo, a las que Noudiari ha tenido acceso. “La empresa lo sabe, la gerencia lo sabe, pero no actúan. El ambiente laboral es irrespirable”, afirma.
El representante sindical también denuncia un caso personal: “Mi hijo estuvo ingresado en Son Espases 30 días y pedí cinco días adicionales de paternidad. Me los denegaron. Después me enteré de que estaban haciendo comentarios sobre mí en la oficina, diciendo que me iba al gimnasio en esos días. Hablaban de datos privados que no deberían ser comentados públicamente. Es una forma de humillar, de reírse de la gente”.
Una situación enquistada
Los trabajadores coinciden en que la situación lleva años acumulando tensión. “Yo llevo desde los 18 años en ambulancias, he trabajado en Madrid, en privada, en pública… pero nunca había vivido nada así”, lamenta una de las denunciantes.
“La empresa no actúa, la gerencia dice que cambiarán los jefes, pero de momento todo sigue igual. Y mientras tanto, estamos enfermos, agotados y desprotegidos”, denuncia el representante sindical.
Todos los trabajadores consultados coinciden en que la mayor parte de los problemas vienen de la responsable del servicio. Ya en 2023 se hizo una valoración de la situación pero la participación fue muy baja, en torno a 15 personas de un total de 130 trabajadores, «por miedo a represalias».
Mientras se estaba elaborando este artículo, Noudiari ha recibido una carta al director que relata uno de los casos.
a mi esa inspectora medica teniendo yo aplastamiento de vertebras y varias operaciones me solto que si no me tomaba toda la morfina que me daban es que no me doleria tanto…. y que me tenia que ir a ttabajar, al final tube que renunciar porque me bloqueo las bajas, gracias a ella no tuve ni indemnizacion de la empresa es una z..rra.Ojala le pase algo malo, mejor muy malo